Catalunya Barcelona film talks to Jaume Muñoz about Catalan tradition Jocs Florals

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Jaume Muñoz

Entrevistado el 17 de mayo de 2017 para la serie documental Catalunya Barcelona.

 

Me gustaría preguntarte si conoces algunos sitios especiales de la ciudad que hayan cambiado drásticamente en los últimos 25 años.

Pues, así sitios de la ciudad que hayan cambiado mucho en los últimos años desde los juegos olímpicos y así,

yo diría, por ejemplo, el Born, el barrio del Born.

Que fue el primero que yo noté que se estaba convirtiendo en una cosa que era todo como muy turística.

Ya cambiaban las clases de locales, todos muy enfocados al turismo, no?

Estaba al lado del museo Picasso y empezaba a haber este turismo europeo y de Estados Unidos como de clase alta con muchos ingresos.

Y empezaban a salir por allí.

Y nosotros, que habíamos ido durante muchos años allí a tomar algo por la noche, a hacer unas cervezas,

vimos que nuestros locales ya no estaban

y que había otros locales donde yo no podía ir porque te costaba el doble.

El precio es siempre lo que marca que la población de un lugar pueda ir a un local o no, ¿no?

El Born fue uno de los primeros sitios donde esto se notó. También hubo cambios positivos, ¿no?

No sé, por ejemplo, El Raval yo creo que se convirtió en otro tipo de barrio que también acabo siendo muy interesante.

No fue tanto el turismo, sino que hubo un flujo de inmigración.

Y tenemos el Raval de hoy en dia donde conviven los expats, los ingleses o americanos que viven aquí con gente local, con inmigrantes de Pakistán, Marruecos.

Entonces, este barrio ha cambiado mucho, mucho, mucho, pero en una dirección bastante interesante.

¿Qué ayuda tiene el arte en las escuelas públicas? Especialmente en primaria y secundaria en Barcelona.

Pues yo creo que aquí, en la educación primaria, las artes sí están bien representadas.

Claro, yo hablo de la educación que tuve yo en los 80. Las artes tenían una fuerte presencia, con una asignatura como teníamos matemáticas, inglés, etc.

Teníamos educación artística

y yo siempre he pensado que tuvimos suerte de tener buenos profesores de arte, visitas a museos…

Claro, además viviendo en Barcelona que es una ciudad donde hay una concentración de arte espectacular.

Era, no sé. Yo recuerdo una educación artística potente.

Que voy a decir yo, ¿no? Yo después me he dedicado al arte.

No se como está actualmente, porque los sistemas educativos han cambiado

pero al menos, yo creo que, tradicionalmente, la tradición artística aquí siempre ha sido bastante potente.

¿Tratas la historia de Cataluny y la identidad catalana en tu arte? ¿Nos podrías hablar un poco?

En mi arte, yo creo que sí que introduzco parte de la identidad catalana, a nivel artístico.

Porque claro, involuntariamente, por haber nacido en Catalunya y ser un artista, uno tiene inmediatamente como referente a unos cuantos artistas, ¿no?

Que a mí me fascinan

particularmente, ¿no? Salvador Dalí, Joan Miró, Antoni Tàpies, Ràfols Casamada…

Hay una serie de artistas que forman parte de tu imaginario automáticamente, ¿no? Gaudí…

Claro, solo por el hecho de criarte en una ciudad donde vas corriendo, vas jugando, y te encuentras…

Yo, al parque donde iba a jugar cuando era pequeño, que está al lado de plaza España,

hay aquella escultura sensacional de Joan Miró que se llama ‘Dona i Ocell’

No sé, iba a Sagrada Família, que, obviamente, como toda la obra de Gaudí, claro, quieras o no esto te alimenta, aunque sea subconscientemente, ¿no?

Recuerdo cuando empecé a pintar hace 10 años, en 2007. Que no fue aquí. Yo empecé a pintar viviendo en el extranjero.

Y recuerdo a un amigo mío, sudanés, que me dijo: “tus cuadros tienen algo de Miró”.

Y yo dije, “Guau”. Esto son palabras grandes, ¿no?

No me lo había planteado nunca, ¿no? Porque

yo creo que, estéticamente, tiene otra dirección mi arte.

Pero si que, quieras o no, toda esa presencia esta allí.

Tàpies, yo lo he devorado. Vamos, está en todos lados.

Viviendo aquí no hace falta que vayas a un museo para ver arte.

Yo, de pequeño, la portada del diario de los domingos era un cuadro de Tàpies.

Ibas a cualquier lado y había un mural de Dalí.

Entonces, todos estos artistas los consumes te gusten o no.

Y yo creo que sí, que todo esto, de alguna manera, tú como creador catalán, hoy en día te cala.

Aunque tengo otros referentes internacionales.

Soy fan de Jackson Pollock, Egon Schiele,

de gente de otras culturas, otros contextos.

Pero los de aquí, involuntariamente, acaban saliendo por un lado o por otro, sí.

A pesar de que Barcelona es una ciudad metropolitana, se dice que los catalanes aman la tierra. De esto también se habla en la obra ‘La Granja’ de Joan Miró. ¿De donde viene esta idea? ¿Es cierta hoy en día?

No lo tengo presente. ¿Tienes una foto, rápido? Porque si veo una foto sabré cual es.

A pesar de que Barcelona es una ciudad metropolitana, se dice que los catalanes aman la tierra. De esto también se habla en la obra ‘La Granja’ de Joan Miró. ¿De donde viene esta idea? ¿Es cierta hoy en día?

Sobre el cuadro este de Joan Miró, ‘La Granja’, que representa una masía, una casa de pueblo,

yo estoy de acuerdo que representa muy bien lo que era Barcelona, no de cuando yo era pequeño, si no hace un siglo.

Barcelona es una ciudad como la conocemos desde finales del siglo XIX, des de 1880.

Yo vivo en Sant Andreu.

Sant Andreu era un pueblo independiente hasta que se añadió a Barcelona.

Entonces, Barcelona tiene esa tradición de pequeños pueblos que se han ido uniendo hasta convertirse en una ciudad muy grande.

Y el cuadro este de Miró,

se ve muy bien un tipo de casa que te puedes encontrar hoy en día si vas a Horta

o si vas aquí. A Sant Andreu, queda una Masía, pero cuando era pequeño

había alguna aún en Les Corts.

Es un tipo de arquitectura que constituye, constituía antiguamente Barcelona, ¿no? Sí que es Una cosa buena que tiene Barcelona, que no es una ciudad completamente moderna, solo de asfalto,

si no que tiene espacio verde.

Tenemos dos montañas, el mar y dos ríos, y entonces, tienes la naturaleza…

Y a parte esto define que la ciudad no puede crecer más.

Es lo que hay, y ya está.

No puede expandir como Ciudad de Méjico.

Y sí que tiene eso, que es maravilloso, Barcelona.

Yo ahora salgo andando y subo a Montjuic, bueno, al Tibidabo que está más cerca,

y tengo la naturaleza cerca.

Que esto es algo que nos da muchísima vida.

¿Barcelona ayuda a los artistas? ¿Cómo?

Es una buena pregunta.

Sí, a ver, Barcelona ayuda a los artistas, sí.

Hay entidades que se dedican a ayudar el arte.

No quiero criticar porque no es mi posición criticar.

Hay entidades que se dedican a esto y que gestionan todos los espacios de arte.

MACBA, Arts Santa Mònica, Fabra i Coats…

Y todo esto viene de dinero público del ayuntamiento, del instituto de cultura.

El problema siempre es que es difícil acceder a todo

esto cuando eres de Barcelona.

A mí me cuesta.

Me he pasado un año de mi vida buscando un estudio para pintar.

Un taller para pintar que no fuera privado,

que no estuviera en alquiler,

si no que fuera un sitio público, y no hay manera.

Yo viví un año en Berlín y para mi era todo muy sencillo.

Llegaba allí, “Hola, quiero un taller.” “Tome, un taller”.

Era fácil.

Estuve viviendo en Egipto también.

Allá todo era el colmo de la facilidad.

Quiero pintar, pinta. Ya está.

Y aquí en Barcelona siempre me ha costado.

Yo creo que es el refrán este de “nadie es profeta en su tierra”.

A mi me cuesta, a mi particularmente. Pero sí, claro, las ayudas están.

Hay subvenciones para la creación artística en todos los ámbitos. Y ahora mismo hay una profusión de espacios de creación.

Yo, ahora, tengo un taller en ‘La Escocesa’, un centro de arte de Poble Nou, allí es donde tengo mi estudio.

Y esto está gestionado internamente, pero tiene dinero del ‘Institut de Cultura’.

Entonces, sí, se da ayuda. ¿Se podría dar más? Sí. ¿Se podría gestionar mejor? Puede que también.

Pero hay ayuda,

y el ayuntamiento de Barcelona da facilidades para que se generen festivales, certámenes, festivales de arte… movida artística.

A pesar de que ni tú ni tus compañeros habéis desarrollado vuestro arte bajo la dictadura franquista, ¿hay algún tipo de sentimiento que sea resultado de décadas de represión? Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo afecta a tu arte?

Es difícil.

A pesar de que ni tú ni tus compañeros habéis desarrollado vuestro arte bajo la dictadura franquista, ¿hay algún tipo de sentimiento que sea resultado de décadas de represión? Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo afecta a tu arte?

Pues, a ver. El arte durante la dictadura, claro, estaba sometido a los mismos parámetros de que hemos hablado antes de represión cultural.

Yo no tengo muchos referentes de la época de la dictadura a nivel artístico porque también muchos artistas, cuando acabó la guerra, se fueron a vivir fuera. Los que no estaban ya viviendo fuera.

No olvidemos que los pintores catalanes más ilustres se pasaron… Miró vivió en Francia hasta que fueron las fuerzas de ocupación Nazi.

Y entonces volvió aquí y se instaló en un pueblo pequeño, o así.

Dalí abandonó la Costa Brava y se fue a vivir a París durante un tiempo, luego a Estados Unidos.

Te hablo de referentes anteriores a la dictadura.

Lo que afecta a mi generación, yo creo que no nos ha, como que nosotros ya hemos crecido en la democracia y no nos ha afectado para nada la represión.

A nivel cultural, todo el estado español, después de la transición, explotó. Se convirtió, realmente, en un estado de la libertad.

Y la muestra de esto es, pues, el cine, la música, la movida madrileña que

quedó muy claro que: “Vale, ahora ya podemos decirlo todo”. Ahora ya se puede hacer de todo.

Yo ya nací en este ambiente donde la represión quedaba ya muy lejos

aunque, aquí en Catalunya, en los 60 – 70, hubo un movimiento muy fuerte de arte conceptual con Montades y Pere Noguera

que estos sí que vivieron en tiempo real la represión y sí que les ha afectado y sus obras sí que podían ser sobre la libertad de expresión, etc.

En mi caso, claro, toda la gente que me rodea, que somos creadores de Barcelona,

o nos hemos formado en el extranjero y ya tenemos una mentalidad como global del mundo del arte.

Yo, por ejemplo, soy catalán, vivo en Catalunya y mis cuadros se venden, sobre todo, en Estados Unidos y Francia.

Uno está ya con el radar puesto en el extranjero.

Yo creo que queda muy lejos ya. A nivel artístico, esta represión queda lejos.

Ano ser que uno quiera hacer un tipo de arte especialmente comprometido, contestatario, que entonces actualmente puedes tener.

Si yo ahora hiciera, en lugar de esto, hiciera un cuadro con la cara del rey de España o criticando al gobierno, entonces podría tener problemas.

Pero claro, estamos hablando de una expresión de arte muy específica.

Como artista plástico, como creador, no queda nada de represión.

El modernismo catalán se propagó a todas las expresiones artísticas: hay novelas y relatos de autores como Prudencio Bertrana, ‘Solitud’ de Caterina Albert y ‘Paradís i Poemes’ de Joan Maragall. ¿Qué es el modernismo catalán en la ficción? ¿Aún persiste?

Pregunta de examen esta, eh. Pregunta de selectividad.

¿Qué es el modernismo catalán en la ficción?

Yo creo que el modernismo catalán en la literatura marcó mucho la consolidación de una literatura nacional.

Caterina Albert, Joan Maragall, son las principales influencias de cualquier persona que se dedique hoy en día a la narrativa.

Josep Pla, Prudenci Bertrana… todos estos autores

crearon imágenes, estampas barcelonesas o catalanas

que, con una visión propia, que cualquier persona que lea ‘Els Quaderns de Pla’, por ejemplo.

Aunque sus cuadernos pasan más en la costa Brava, no son tan de Barcelona.

Pero cualquier persona que lea ‘El Quadern Gris’ de Josep Pla,

se transporta automáticamente a sus paisajes, a la cultura del café.

Eso de ir y hablar con los vecinos.

Realmente, allá se puede hacer como un viaje a una época determinada.

Y en esa dirección yo creo que se sigue trabajando con los mismos principios.

Hay narradores actuales catalanes que, cualquier persona del extranjero que venga aquí, leyendo sus narraciones se puede transportar perfectamente y te puedes hacer una idea muy buena de como se vive en Barcelona.

¿Qué poetas catalanes te inspiran?

De poetas catalanes que me inspiren hay muchísimos.

Soy un gran amante de la poesía, y me gusta mucho todo lo que se ha hecho en los últimos 20-30 años.

Me gusta mucho Enric Casases, María Mercé Marçal,… Es que hay tanta gente… David Castillo, que es un poeta de aquí, de Barcelona.

Hay una producción brutal tanto en lengua catalana como en castellano.

Y Josep Pedrals, para mí es uno de los mejores poetas que tenemos aquí en Barcelona, es de aquí de Barcelona.

Tiene mi edad, es buenísimo.

Ahora mismo, la actividad es constante.

Hay sitios muy buenos también para ir a ver poesía en directo.

Uno viene a Barcelona, a parte de las lecturas que tenga que hacer de deberes antes de venir, tiene la ocasión de vivir poesía en directo.

Ahora mismo en Barcelona se vive, desde hace cinco años o así, un panorama lleno de jams de poesía. Está el poetry slam, hay recitales temáticos, hay poesía improvisada en directo.

Y entonces, un amante de la poesía, si viene a Barcelona, flipa.

Hoy en día, los viajes en el tiempo y los finales alternativos son básicos en los libros y películas de ciencia ficción. ¿Cómo crees que sería Barcelona si el bando nacional hubiera perdido la guerra civil?

¿Cómo sería Barcelona si el bando nacional hubiera perdido? No había pensado nunca en esto, ¿eh?

¿Cómo sería Barcelona si hubiera ganado el bando republicano en lugar del bando nacional?

Sería, no sé, sería un sitio interesante de ver para empezar.

Claro, mi abuelo hubiera estado muy contento de criarme en una ciudad republicana.

Sin monarquía, sin fascismo…

Así, a priori, te diría que seria una ciudad con una larga tradición de libertad, de fomento de la cultura, de, no sé, una sociedad ilustrada, auto-organizada.

Iría un poco por aquí, ¿no?

Hay reductos de esto, aunque en la realidad, no.

El bando republicano perdió la guerra, pero en Barcelona tenemos una larga tradición de centros libertarios.

De ateneos libertarios que so como puntos de encuentro de base republicana. Puntos de encuentro de cultura, de pensamiento, de reflexión, de ayuda comunitaria.

Yo creo que esto, extrapolándolo a toda la ciudad, te permite

imaginar como sería Barcelona si hubiera ganado el bando republicano.

Sería una ciudad gobernada con este tipo de dinámica.

Se suele hablar del impacto de los gitanos en la cultura catalana. ¿Qué piensas al respecto?

Los gitanos, toda la vida han sido parte del conjunto de nuestra sociedad.

No te sabría decir cuando llegó la primera población gitana a Catalunya, pero yo diría que desde el principio de los tiempos.

Porque los gitanos que venían de la India

eran gente itinerante que vino por el norte de África. Se instalaron aquí en tiempos inmemoriales,

y su comunidad ha crecido en paralelo a los payos.

Y claro, han coexistido siempre con nosotros y su impacto en la cultura es, vamos, es enorme.

A nivel musical, sobre todo. El flamenco de aquí y la rumba catalana.

La rumba catalana es el fruto de todas las comunidades gitanas de Barcelona,

del barrio de Gracia.

Si uno va a la plaza del Raspall, que es una pequeña plaza de Gracia,

se encuentra con una efervescencia musical y es un foco de vida gitana que

te permite viajar dentro de tu propia ciudad.

A nivel artístico, claro. Yo creo que las expresiones culturales de la comunidad gitana son

más que nada la música. Pero sí, diría que tiene una gran influencia.

El anarquismo ha tenido una importancia sin precedentes en Barcelona. ¿Crees que hoy en día el arte y la cultura beben de la herencia anarquista?

Yo creo que sí, que está muy claro que Barcelona tiene una herencia anarquista fuerte, matizando. Actualmente, cuando se habla de anarquía se piensa en el símbolo de la A con un circulito.

Hay como dos tendencias: la de origen histórico, y después todo el tema músical, del punk anarquista y todo esto.

En la primera tendencia, a nivel político…

A nivel, claro, de Catalunya, fue durante el final de la república. Fue un foco muy fuerte de ideas anarquistas, organización sindical

y que acabó obviamente porque con la guerra los mataron o tuvieron que huir.

Pero claro, Barcelona era un foco muy fuerte de pensamiento, y se creía en los ideales utópicos anarquistas-socialistas.

Tenía mucho que ver con como uno se organiza a nivel social.

Sin la macroestructura, cómo se gestiona la sociedad a nivel de abajo a arribe, a nivel de pueblo, de barrio,

o los trabajadores de una empresa, cómo se organizan, hacen su vida.

La base del anarquismo está allí,

en los sindicatos de trabajadores de clase obrera que, como se organizaban prescindiendo completamente del estado…

Esto de la belleza

de no necesitar la persona que te da de comer porque ya te lo consigues tú,

el ideal anarquista viene de aquí.

Yo creo que esto, esta cultura aún vive. Antes, hablando de los ateneos libertarios,

en todos los barrios de Barcelona hay un ateneo libertario que hace una actividad cultural que no tiene nada que ver con lo oficial, y allí puedes encontrar,

obviamente a nivel musical tira mucho hacia el punk,

y aquí se unen ambas corrientes.

Y hacen como esta labor de darle el poder al pueblo de verdad, organizarse a nivel de barrio.

Uno se fija que hay muchas instituciones populares en Catalunya,

mucho antes del 15M y las asambleas populares.

En los pueblos y barrios, todo el mundo se organizaba a nivel de asociaciones de vecinos, ateneos culturales.

Y toda esta base, todo viene del movimiento anarquista.

A nivel de arte, claro, para mí es difícil. A nivel de artes plásticas. A nivel musical está claro.

A nivel de artes clásicas me cuesta encontrar la relación, porque claro, cuando yo pienso en artes plásticas en Catalunya, mi cabeza siempre va hacia un plano más internacional,

como comentábamos antes de los artistas catalanes más internacionales.

Yo creo que el anarquismo en Catalunya puede que sí haya dejado como una base de experimentación, de libertad,

incluso de internacionalismo.

Porque dentro de los movimientos anarquistas de principio de siglo

hay vínculos, pues, con Francia, con la Unión Soviética… Y esto implicaba unos conocimientos.

Mi abuelo, que era sindicalista,

estaba, formaba parte pues de esta tradición,

y leía autores franceses que su familia ni siquiera conocía.

Era mucho más revolucionario a nivel cultural.

Yo creo que esto ha sentado la base, pues, de una cultura inquieta.

Como para ver qué está pasando a nivel internacional.

A nivel de artes plásticas, me cuesta posicionarme. Estoy seguro de que nos ha afectado.

Sí. ¿Cómo? No lo sé. Pero seguro que sí.

¿Qué nos podrías decir de los ‘Jocs Florals’?

Los ‘Jocs Florals’ son una tradición muy antigua en Catalunya, que es, esencialmente, una competición poética.

Es un concurso de literatura, generalmente poesía,

que se organiza a nivel de barrio, a nivel de pueblo, a nivel de ciudad.

Y yo recuerdo, por ejemplo, cuando era pequeño escribía poemas y me hacía mucha ilusión presentar mi poema en los ‘Jocs Florals’.

Es algo que se hacía en mi escuela, en mi barrio,

y es una tradición muy bonita que yo recuerdo a mi madre escribiendo a máquina, antes del ordenador,

escribiendo un poema a máquina y fotocopiarlo para presentarlo a los ‘Jocs Florals’.

Si ganabas, te daban un libro y una flor.

El premio no era importante,

pero era una distinción.

Yo recuerdo que con 9 años gané los ‘Jocs Florals’ de mi barrio, y fue en plan… era como ganar un Oscar de Hollywood.

Era algo muy tierno y muy bonito, y es una tradición que aún se mantiene

y que ahora, cerca de Sant Jordi, entre abril y mayo…

Por un lado, Santo Jordi y la semana de la poesía en Barcelona, con otro que es ahora en mayo,

pues se siguen celebrando los ‘Jocs Florals’, que es una tradición muy bonita porque lo que se hace es, pues… fomentar la escritura y la lectura.

Hoy en día, ¿Cuál es el impacto de la lengua catalana en la poesía? ¿Hay algún género poético o algún estilo métrico que sea exclusivo del catalán?

La lengua catalana ha tenido un impacto fuerte en la poesía.

Claro, hay una tradición larguísima de poesía en catalán, que remonta al origen de la lengua catalana.

Que no está muy claro exactamente,

los filólogos no se aclaran de cuando empezó a dejar de ser latín para ser catalán.

Pero cuando empezó a ser catalán, fue gracias a la poesía.

Entonces, claro, estamos hablando de una tradición de siglos y siglos y siglos de poesía en catalán.

Entonces, claro, así a nivel muy clásico, la poesía catalana se empieza a desarrollar con los sonetos de Petrarca, con la tradición que venía del italiano.

Y después, la poesía medieval, así más como poesía épica.

No sé si hay una forma de poesía que sea exclusivamente catalana,

porque se han practicado, en catalán se han practicado todos los géneros igual que en todas las lenguas europeas,

catalán, castellano, francés y italiano.

Ahora mismo no puedo pensar en una forma poética que sea exclusivamente catalna.

Pero… Sí, no, es que están todas, todas están ahí.

¿Hay algún género poético o algún estilo que se pueda expresar mejor en castellano?

Yo no creo que haya formas que se puedan expresar mejor en una lengua que en otra.

Yo, por ejemplo, que a parte de pintura hago cosas de poesía,

durante unos años escribí en catalán, que es mi lengua. Durante unos años estuve escribiendo en castellano, porque tenía más referentes. Todas mis lecturas eran más bien autores sudamericanos.

Y yo creo que escribir en un idioma o en otro es para mí como pintar con acuarela, acrílico o en óleo.

Son técnicas diferentes para hacer exactamente lo mismo

de lo que quieres expresar. Yo creo que puedes expresar cosas en cualquier idioma que tu domines.

No hay… O sea, yo he leído poemas maravillosos y delicadísimos en alemán y en italiano, en francés, no sé.

Todas las lenguas son buenas para expresar una idea poética.

¿Cuál es el rol del poeta en la Barcelona actual?

Estamos en el año 2017, el rol de un poeta hoy en día, en Barcelona, es sembrar… sembrar palabras e ideas y continuar con una tradición que viene de lejos. Una tradición muy grande. Y, a parte,

reflejar de alguna manera el mundo en el que estás viviendo.

Hay, por ejemplo… en Barcelona, ahora mismo, hay muchos poetas que hacen poesía social. Poesía muy crítica.

Hay un grupo, que me gusta mucho, que se llaman ‘Els Biolentos’, con b alta, con bio de vida y lentos, perque en conjunto resulta ‘biolentos’.

Entonces, hacen una poesía contestataria, que critica todas las maldades del gobierno, esencialmente. No hay otra manera de describirlo.

Pero lo hacen a través de la poesía.

Yo creo que la poesía, no es obligatorio que sea social, pero es muy rico cuando tiene una parte de hablar de nuestra vida diaria. Y de las cosas que van bien y de las que van mal,

y, de hecho, reflexionar sobre quien nos gobierna, sobre como funciona la sociedad. Y muchísima gente, ahora mismo, lo está haciendo desde la poesía. Es de los mejores idiomas que se pueden hacer servir para esto.

¿Cómo crees que ha cambiado la ciudad des de que la crisis económica empezó el año 2008? ¿Crees que hay alguna relación entre el aumento de las franquicias internacionales y la desaparición de las tiendas de barrio?

La ciudad cambió, desde que la crisis empezó. Algo que se notó mucho, muchas tiendas cerraron porque con la crisis, muchas… em… bajaron la cantidad de negocio.

Entonces, las tiendas de barrio, las mercerías donde compras la ropa, o la pequeña tienda de una señora que vende cuatro patatas y cuatro cebollas… o vende garbanzos. Pues esto empezó a temblar.

Sí que… Claro, entonces se instalaron todos estos negocios. No se si causa y efecto, pero… se empezaron a instalar todas estas franquicias.

Ya había en Barcelona, pero en los últimos años se ha disparado muchísimo.

Yo recuerdo que el primer Starbucks al que fui en Barcelona, fue en 2008. No me gusta, no me gusta el Starbucks,

porque prefiero ir a una cafetería de mi barrio donde un señor me pone un vaso de café en lugar de un vaso con mi nombre.

Pero sí, hay una relación.

Estas grandes cadenas han aprovechado la caída del comercio tradicional para implantarse y han cambiado los paradigmas de consumo de la gente.

El mercado de barrio está muriendo. El mercado, que es este punto de encuentro de toda la vida. De ir a comprar productos… no se qué, pescado, carne… Pero que has de hacer cola en cada tienda.

Pues ahora la gente prescinde de eso y se va a un supermercado donde en 5 minutos ya tiene todos los productos, pero que no necesariamente son de la misma calidad.

Entonces, yo creo que todo este proceso se aceleró con la crisis. Porque la crisis puede afectar más duramente a un comercio pequeño que a una gran superficie, que tiene… Como el Mercadona o el Caprabo o así, que tiene más capacidad para tomar riesgos económicos.

Sí, con la crisis yo creo que la ciudad, esto… Yo creo que perdió bastante más, aún.

Todo este proceso que hemos ido viendo ahora de desintegración en Barcelona, yo creo que con la crisis fue… acabándo de destartalar aún más.

Barcelona lleva muchos años siendo un destino turístico muy popular. Hoy en día, desgraciadamente, los ingresos y la frustración van de la mano. ¿Qué opinas?

El turismo en Barcelona cambia a la ciudad. La manera en que yo vivo la ciudad.

Ya he dicho antes que a mi me gusta el turismo. Yo voy a hacer turismo a otras ciudades, ¿no?

Y me encanta. Voy a Roma y me encanta. Voy a París y me encanta.

Pero claro, cambia la manera de vivir una ciudad.

Sobre todo afecta, creo yo, en dos cosas: Afecta las masificaciones y afecta el precio de las cosas.

Por ejemplo, cuando yo tenía 18 o 20 años, con mis amigos un viernes, un sábado, por la tarde íbamos a Montjuïc a ver las fuentes iluminadas de Montjuïc, que hay un espectáculo de música y el agua baila, y es un espectáculo fantástico.

Y era una experiencia muy de Barcelona, muy íntima. No estabas solo, pero estabas rodeado de gente de Barcelona. Y tal vez había turistas, que eran una pareja francesa que estaba sentada a tu lado.

Hoy en día, las fuentes de Montjuïc son 50 autobuses que llegan y aparcan al lado,

y que generan todo este tipo de economía extraña de ‘chinos’ que venden cosas extrañas, juguetes.

Tú vas allí y ya es como un festival del consumo que no tiene nada que ver con la experiencia que yo tenía cuando iba a ver las fuentes, el espectáculo.

Ahora es más ir diciendo que no quieres esto, que no quieres lo otro. No quiero una cerveza.

Ha cambiado completamente la esencia del lugar, y eso es por el turismo. Y esto es un ejemplo entre muchos otros.

Las playas, por ejemplo, como decía antes la playa de Barcelona empezó a ser una playa para bañarse gente después de los Juegos Olímpicos, y empezó a venir un turismo de playa que en Barcelona no existía.

Yo no he ido nunca a la playa de Barcelona. Nunca, nunca.

Cuando quiero ir a la playa, cojo el tren y me voy fuera de Barcelona.

La playa de Barcelona no es una playa, está sucia. Está el puerto al lado. Un puerto con cruceros que vienen no es un buen sitio para bañarte, hay mucha contaminación.

Y en cambio, el turismo hace que esa laya se convierta en una playa muy frecuentada.

Con todo lo que implica, de suciedad en la playa. En cualquier sitio donde hay masificaciones, hay efectos.

Lo que le pasa a Barcelona es eso. Todo está siempre masificado. Les Rambles, por ejemplo.

Cuando yo era pequeño, los fines de semana, mis padres me llevaban a les Rambles. Y había unas sillas metálicas donde tu te sentabas y pagabas una peseta al señor.

Había un cuidador de las sillas. Y te sentabas allá y era como para ver a la gente pasar y tal.

Ahora hay tal masificación de turismo… Además, en les Rambles se encuentra el turismo de peor calidad.

Las despedidas de soltero, que vienen en avión un grupo de 50 personas a emborracharse con cosas absurdas o disfrazados.

Que es en plan, está bien, os queréis divertir en Barcelona, okay.

Pero hostia, es que definís la estética de mi ciudad con vuestra actividad. Entonces es como, oju,

esto no es mi Barcelona. Yo no quiero ver un tío con… no sé, borracho.

El turismo no se da cuenta.

Yo creo que cuando vas de turista no te das cuenta de lo que estás afectando el sitio donde vas.

Pero cuando nosotros lo vemos desde dentro, sí.

Uno siempre oye que hay dos Barcelonas: la catalana y la de los otros. ¿Tú que piensas?

¿Sobre si hay una Barcelona de los catalanes y otra para el resto de la gente?

Yo creo que puedo entender que la gente diga eso,

porque la experiencia de una persona cuando viene de fuera aquí, y no habla catalán, es, claro…

Catalunya es bilingüe. Entonces, por definición, todos hablamos catalán y castellano.

Pero si que hay familias mixtas, como la mía. Que son hijos de inmigrantes andaluces y tal, que estamos más acostumbrados a hablar catalán, castellano.

Y hay familias que son catalanas de toda la vida, que tiene la tradición de solo hablar en catalán.

Entonces, siempre hay estas actitudes o estos comportamientos que, cuando un turista, un viajero, viene a Barcelona, se puede encontrar con alguien que no le quiera hablar en castellano.

O que, no se, claro, yo esto no lo vivo, porque yo, de siempre, me he criado en una familia de hablar idiomas. Y no sé, si a mi me viene un turista le hablaré en inglés seguramente, o en francés.

Pero si que puedo entender la Barcelona sólo de los catalanes y la Barcelona de los otros.

La Barcelona de los catalanes como esta burguesía centenaria, que viven en el Eixample y son solo cultura catalana, etc. Muy cerrado.

Y después, es el otro que es la que se mezcla con todo el mundo.

Que al final es lo que pasa en esta ciudad. Una gran ciudad siempre es de gente que llega y no sabes nunca de donde viene la gente.

Como Nueva York. Que dicen que en Nueva York esta la coña de que cualquier persona que sea de Nueva York, que haya nacido allí, se ha de ir a vivir fuera porque aquella ciudad se ha de ir renovando constantemente.

Y Barcelona es un poco así. Es una ciudad de mezcla. Entonces, yo, la verdad… sinceramente, yo como barcelonés catalán, esta Barcelona solo para catalanes no la conozco, porque no forma parte de mi vida.

Porque toda la gente que tengo a mi alrededor se mezcla, bilingües todos. Entonces, yo nunca he vivido situaciones de exclusión de alguien, porque a mi me lo han dicho, pero no lo conozco.

¿Qué piensas de los estereotipos? Por ejemplo, se suele decir, sobre los americanos, que son gritones, agresivos, obstinados, creídos, pero también amistosos. ¿Y los catalanes? ¿Qué se dice de ellos?

Sí, estereotipos sobre los catalanes está muy claro. Hay uno o dos, pero el más claro es que todo es el dinero, ¿no? Toda la vida se ha dicho que los catalanes trabajan, ahorran y siempre se cuidan de la economía y son rácanos, no gastan mucho.

Ese es el tópico. Claro que uno no se da cuenta. Yo creo que algo de razón tiene. Tu no te das cuenta hasta que sales y vas a otras regiones de España, se notan cosas.

Yo voy a Andalucía y allí, por ejemplo, desconocidos te invitan en el bar. Que es algo que para mí es absurdo, ¿no? Yo llego allí y un andaluz me dice, a está pagado. Y yo, pero si no me conoces, y me han pagado mi cerveza.

Porque su cultura allí es invitar, y aquí estamos a lo contrario: no invitar. Entonces, es como… Sí, es un estereotipo que está un poco justificado porque es la actitud… pues de esto.

Catalunya se forjó con trabajadores del textil, trabajar, trabajar, trabajar. Pequeños tenderos, comerciantes.

Siempre ha sido como esta… no sé. Como las raíces fenicias o mediterráneas de la cultura. De hacer comercio, ganar dinero. Me invento los orígenes, pero yo creo que está justificado.

Y después, el otro estereotipo que yo creo que hay es un poco lo del cerramiento, ¿no? Que es, comparado, por ejemplo, con los andaluces o con la gente de Madrid que tiene más facilidad para socializarse.

A mi me lo ha dicho gente que ha venido de fuera, desde otras regiones de España, que han venido aquí y les cuesta entrar en grupos de gente porque es como que… dicen, yo no sé, que los catalanes guardamos mucho las distancias y somos como difíciles de penetrar.

Pero una vez has entrado, ya sois amigos para siempre. Entonces, aquí yo creo que estos son los principales estereotipos.

¿Y con que adjetivo definirías a los catalanes?

Si tuviera que buscar un adjetivos para definir a los catalanes… Sí, mira, más que un adjetivo, hay una expresión en catalán que es “Com cal”.

Que en francés se dice ‘comme il faut’, que yo creo que define mucho el carácter catalán, así como generalizando mucho, de que se han de hacer las cosas como dios manda.

No puedes hacerlo de cualquier manera, ¿no? Has de hacer las cosas, cada cosa, de una tienda que abres, un cajón y otro cajón, y cada cosa tiene su sitio. Yo creo que los catalanes son ordenados, eso es.

Con una palabra que sería como ‘hagamos las cosas de esta manera’. No sé, es un tópico.

En Catalunya ondean diferentes banderas. ¿Nos podrías decir las diferencias entre la ‘senyera’, la estelada roja y la estelada? ¿Hay alguna otra bandera importante en Catalunya?

Una persona, cuando llega a Cataluña, puede ver dos banderas diferentes que cuelgan de los balcones y las ventanas.

Una es la bandera, digamos, oficial. El escudo heráldico de Catalunya, que tiene el fondo amarillo y las cuatro barras rojas. Y el otro es una variación, que es la estelada, que es la misma bandera, pero con un triángulo con una estrella.

Esta es la bandera independentista, que implica un posicionamiento político sobre el autogobierno de Catalunya.

Entonces, cuando uno pasea por Barcelona puede ver muy bien hacia donde se posiciona cada familia.

Si tienes una bandera catalana, significa que estás en una familia catalana, y si tienes la estelada significa que son catalanes y encima independentistas.

Si tienen la española es que en esa casa solo se habla castellano.

A pesar de la represión que Catalunya ha sufrido en los últimos 500 años, la cultura y la lengua sobreviven. ¿Cómo han conservado los catalanes su cultura?

Sí, la cultura catalana ha sufrido represión durante siglos, es cierto. Y hasta el punto de quedar anexionados al estado español. ¿Cómo se ha podido conservar la cultura catalana?

¿Cómo se ha podido conservar la lengua catalana? Pues yo creo que de la misma manera que se conservan todas las culturas del mundo. Es algo que no se puede prever, no se puede planificar.

Simplemente, una familia pertenece a una cultura, tiene un hijo, le transmite su cultura y este es el orden natural de las cosas. Entonces claro, ha habido épocas de fuerte represión, de persecución.

Pero no puedes erradicar una lengua, una cultura, así. En el substrato, la gente sigue siendo lo que es, y si yo tengo hijos, mis hijos serán catalanes. Pensarán lo que querrán, pero algo quedará de lo mío igual que de mis padres me queda lo mío. Entonces, la cultura se transmite así, generacionalmente.

Y si no hay nada que nos prohíba durante 50 años la cultura, la lengua, la cultura sigue, se conserva y prospera.

Después depende de las políticas nacionales que pueda haber para frenar o eliminar las culturas y las lenguas. Pero yo creo que la cultura, la lengua, es algo que es como el ADN, es como las raíces de una planta, que siempre están allí.

La planta va creciendo. Tú la puedes cortar. Tú cortas un rosal y vuelve a crecer un rosal. No crece una pera, ¿no? No crece un roble.

Un rosal siempre será un rosal. Entonces, lo puedes mezclar con otra planta así, pero yo creo que la cultura se mantiene así porque es lo normal en los seres humanos.

En estados unidos, hay muchos programas de viajes que hablan de Barcelona. ¿Qué cosas no podrán aprender los americanos de Barcelona a través de estos programas?

Hay muchas cosas de la cultura de un lugar que no se pueden aprender a través de programas turísticos, por suerte.

Porque una cultura no se puede acotar tanto como para venderlo en un prospecto. ¿Qué cosas encontrará alguien que venga aquí, de fuera? Muchas cosas.

Yo creo que una persona de los Estados Unidos que venga aquí encontrará vida de barrio, vida de pueblo. Si sigue un poco su intuición y deja la Lonely Planet en casa,

yo le recomiendo que pasee por los barrios. Porque en el centro de Barcelona está bien, y hay una gran concentración de monumentos y cosas que ver y museos, pero después yo siempre recomiendo a todo el mundo que cojan el metro y vayan a cualquier barrio.

Es igual, aunque no haya grandes edificios de Gaudí ni museos de arte contemporáneo.

Pero que se paseen por los barrios y se empapen de la cultura que realmente crea cada barrio, porque entonces la persona que viene aquí se da cuenta de lo rica que es cualquier ciudad, en pequeños ecosistemas.

Y porque la gente del barrio, que va a comprar el pan aquí, a hacer un café aquí, yo creo que esto es una experiencia que no puedes explicar a nadie hasta que lo ha vivido.

Y, entonces, yo creo que esto, que lo que no se espera nadie cuando viene aquí es el carácter local.

Barcelona es una ciudad que es cosmopolita, que es muy grande y lo que quieras, pero no dejan de ser muchos pueblos pequeños y es eso, vida de pueblo.

Como ya sabrás, el arte es un reflejo de la sociedad. ¿Conoces algún libro, poema, obra de teatro o película que muestre diferentes períodos de la historia de Barcelona?

Si, el arte es un reflejo de la sociedad, eso está claro. Sí que hay muchas obras que se pueden ver, que se pueden consumir para entender el carácter catalán. Tanto películas como novelas, como… No sé.

No sé. Así que me venga ahora a la cabeza, para leer sobre como era Barcelona después de la guerra, durante la postguerra, recomiendo leer ‘La Plaça del Diamant’, de Mercè Rodoreda.

Que es una novela así muy dura, sobre cómo era la vida de una familia del barrio de Gracia durante la postguerra. Es una historia bastante dura, pero que nos da una impresión de dónde venimos.

Mi abuela jugaba de pequeña en la plaza del Diamant, en el barrio de Gracia. Entonces, para mi tiene como este componente familiar. Pero creo que es una introducción de como era la vida en los 40, 50.

Entonces, más actualmente hay una película. Sobre películas no recomendaré Viky, Cristina, Barcelona de Woody Allen, pero hay una película muy buena que se llama ‘En la Ciudad’, que es sobre unas parejas e individuos en Barcelona en los 90, 2000.

Que viven su vida aquí, dónde van a comer, por qué bares salen, dónde van a ver conciertos. Y esta película esta muy bien para ver un poco como era la vida de una clase media culta de Barcelona en los años 90, 2000.

No sé qué más. Después está esta peli tan divertida, ‘El Albergue Español’, que a mi me hizo mucha gracia cuando la vi, porque yo estaba viviendo en una situación semejante, de piso compartido con guiris por todos lados, y es la visión de un francés,

de cómo un francés ve la ciudad de Barcelona, pero está bien, esta yo también la recomiendo ver.

Y entonces, no sé. Leer, sobre todo… Bueno, un poco las novelas que hemos mencionado un poco, y leer ‘Els Diaris’ de Josep Pla.