Jordi Peñarroja
Entrevistado el 8 de julio de 2017 para la serie documental Catalunya Barcelona.
Me llamo Jordi Peñarroja.
Nací el 17 de enero de 1944.
Pues, en este momento, a hacer libros.
Mis profesiones han sido, básicamente, hacer cine, documentales industriales. Después, hacer fotografía, sobre todo fotografía documental.
Durante una temporada, impartí clases de fotografía. Después, escribir y hacer fotos.
La exposición del 1888, por un lado, se presentó con gran éxito, como una gran transformación de Barcelona pero no todo el mundo estaba de acuerdo.
O sea, por ejemplo, Almirall no estaba de acuerdo. ¿Y por qué? Por el uso españolista que se hacía desde el gobierno de Madrid.
Esto ya se ve en el friso escultórico que hay arriba del arco de triunfo de Barcelona, que era la puerta principal de entrada a la exposición.
Barcelona se ve representada por una figura femenina muy bonita y, además, muy alegre; al lado tiene a la señora Castilla Española cogiéndola del brazo, como queriendo decir, ‘eres mía y no te vas’.
Hubo mucha gente que se dio cuenta y, entonces, uno de los que se dio cuenta fue el entonces joven escritor Emili Vilanova.
Escribió un relato muy divertido que se llamaba ‘Falòrnies’, ambientado en 1950 y explicaba la llegada del embajador del Reino de Castilla a Barcelona.
Es decir, evidentemente, a una Cataluña independiente, en 1950. O sea que vamos con un poco de retraso.
Bueno, la fiebre del oro es anterior, durante y después. Está relacionada con la exposición, con el empuje del ferrocarril, con la fiebre constructora de ferrocarriles.
Que se creía que aquello era un negocio que no acabaría nunca y, después, evidentemente, con el derribo de las murallas, no solo en Barcelona sino en todas partes
Pues estaba relacionado con la expansión urbanística y la especulación inmobiliaria, que esto no es de ahora, esto es…
Lo que cambió fue que, en la exposición, se inicia el modernismo y, evidentemente, si hoy hay todo lo que hay en Barcelona en cuanto a arquitectura, y no solo en el Eixample,
Es a partir de la exposición. Es decir, además, hubo todo un cambio tecnológico en la manera de construir. O sea, el gran hotel de la exposición,
que está en el Moll de la Fusta, es un hotel con 1.000 habitaciones, construido en tres meses. O sea, que no está mal para la época.
Domènech i Montaner. Él fue quien hizo este hotel, quien hizo el edificio del restaurante de la exposición, el que ahora se llama el Castillo de los Tres Dragones.
Y ha sido un hombre que ha hecho el Hospital de Sant Pau, el Palacio de la Música, obras muy importantes.
Pues con las condiciones propias de la clase obrera de la época, muy mal. Prácticamente, miseria y compañía.
El movimiento libertario arranca mucho antes, quiero decir, por ejemplo, tienes a los icarianos, que llegan a irse a América y que, además, ha quedado el nombre de Avenida Icaria
que ahora pasa por donde pasa y tiene el barrio que tiene alrededor. En aquella época, era gente que venía de Pueblo Nuevo y algunos de estos icarianos… El mismo Montoriol,
el político, inventor, etc., él era icariano. Así, esto fue evolucionando, hubo la necesidad de crear sindicatos o sociedades de ayuda mútua.
Todo esto, fue… Y, como había represión, pues la gente respondía. O sea, de hecho, que Barcelona fuera La Rosa de Foc [La Rosa de Fuego]
fue una reacción motivada por la represión que había, sino no hubiese habido bombas.
La bomba del Liceo, mira, yo creo que fue un chiste desafortunado Porque esa gente no medía
los efectos, digamos, propagandísticos que una determinada acción podía tener. O sea, una acción como esa generó mucho rechazo en la sociedad, en general. ¿Por qué? Porque realmente era una animalada.
Era muy poco selectivo.
Pues tres cuartos de lo mismo. Entra dentro del mismo esquema mental.
Los procesos de Montjuic digamos que están hechos con las mismas garantías que tendría un proceso en el Tribunal Constitucional a día de hoy.
Bueno, el Eixample viene antes de eso. O sea, La primera casa contruida en el Eixample está en la calle Urgell, esquina con la calle Floridablanca.
Que es aquel edificio que estuvo ocupado y con la carbonera y demás. Ese fue el primer edificio construido en el Eixample. Hasta entonces, tenemos que pensar en cómo era el Eixample.
El Eixample eran campos de trigo, prácticamente. Donde ahora está Paral·lel y esa zona, antes estaban los huertos de San Bertrán, de una ermita que había por allí.
Pero eran eso, campos. Y por la zona de Clot, que era el Clot de la Mel [Clot de la Miel], se llamaba así porque allí plantaban colmenas para hacer miel.
Desde Portal Nou hasta Clot también había huertos. Es decir, incluso durante la guerra de sucesión, había compañías de la Coronela, que eran los hortelanos de Poble Nou y los de Sant Antoni.
O sea, los de Paral·lel y los de Clot.
Es un tema muy, muy largo y no soy especialista, pero lo que sí que es divertido es que quieren demoler un edificio, que son los Juzgados Nuevos, que se hicieron a finales de los 50, principios de los 60.
Después de haber demolido el Palacio de Bellas Artes de la exposición de 1888. Después de la exposición, este edificio se alquilaba para diferentes propósitos. Tenía una sala muy grande que se alquilaba.
Y esta sala fue alquilada por los anarquistas para formar la CNT en el año 1910.
El sindicato de los socialistas, la competencia.
La solidaridad obrera era un periódico de la CNT que, en la última etapa, se imprimia en un edificio que está muy cerca de aquí, en la calle Consejo de Ciento esquina Villarroel
que un local propiedad de la parroquia de San Josep Oriol.
La Semana Trágica fue una animalada montada desde la Dirección General de Seguridad y donde hubo cuatro pardillos que cayeron en ello.
Pero aquello fue una tragedia orquestada desde Madrid para debilitar el catalanismo, para enfrentar a la classe obrera con el catalanismo, etc.
Bueno, ¿de quién hablamos? ¿Del Noi del Sucre [El Niño del Azúcar], asesinado por Martínez Darío? ¿O de Escaso, Durruti y compañía, importados desde León y tal y que hay quien dice que estaban financiados por la Dirección General de Seguridad?
¿De quién hablamos? Porque claro, a principios de los años veinte, a finales de 1918, cuando hay una propuesta por parte de los diputados catalanes en el parlamento de Madrid para plantear un estatuto en Cataluña en 1918
que en Madrid lo derriban, pues justo después, curiosamente, llega el pistolerismo blanco que decapita a la cúpula catalana de la CNT con perversas intenciones
y facilita la llegada de la dictadura de Primo de Rivera.
La FAI fue un grupo dentro de la CNT y aquel periodista, ahora no recuerdo su nombre, de Manresa, al que asesinaron desde la FAI en 18 o 19 de julio de 1936.
pues él había tenido acceso a información que demostraba que los miembros de la FAI estaban financiados por la Dirección General de Seguridad de Madrid.
La causa de la huelga general de 1917 es muy clara y es que, con la Primera Guerra Mundial, la industria aquí se enriquece mucho vendiendo a Francia, a Inglaterra y a los Imperios Centrales
Porque allí estaban en guerra y les faltaba de todo. Y así, las industrias se enriquecían a base de bien y los precios aquí también suben pero los sueldos no lo hacían en la misma proporción.
Y ya está. Ya tienes las causas. La gente se mueve con el hambre.
Porque España era una mierda. A ver, España acababa de perder la Guerra de Cuba, se quedó sin marina, tenía un ejército antiquísimo. Quiero decir, no podía ir a ningún lado.
Lo mejor que podían hacer era quedarse en casa. Y es lo que hicieron. Aunque el señor rey estaba a favor de los Imperios Centrales porque le gustaba mucho presumir y se entendía muy bien con Guillermo II de Alemania en este asunto.
Pero es que España no podía ir a ningún sitio. No podía. Les hubiesen tumbado con la primera bofetada.
Ay, la Guerra del Rif… un negocio. O sea, fue una guerra montada por las minas de hierro que había en las montañas del Rif. Entonces, los rifeños,
que no eran moros, son otra cosa, se opusieron. Y les costó muy caro. O sea, en la Guerra del Rif, el ejército español demostró su incompetencia una vez más y que, aún y ser muy superior en hombres y en cañones, no les servía de nada.
Los solidarios, ¿los aguiluchos? Todo eso, el grupito de los anarquistas.
¿Que cómo España consiguió hacerse con el poder? Porque España era un desastre y, después, el reyecito aquel, Alfonso XIII, el piernecitas, pues era un tío a quien le gustaba mucho presumir y, si alguien le inflaba la cabeza, se apuntaba enseguida.
Y de hecho, Primo de Rivera hace su famoso pronunciamiento de acuerdo con el rey.
Por accidente. Nadie quería la república. Es decir, la gente fue a votar unas elecciones municipales y, en las ciudades, ganaron los partidos republicanos. Ganaron y, con la improvisación típica de la época,
pues proclamaron la República desde los ayuntamientos. Entonces, el gobierno de Madrid tenía dos opciones: enviar al ejército y a la Guardia Civil a las calles y que acabase en un baño de sangre,
lo cual hubiese sido fatal a la larga o a medio plazo. Y entonces, el ejército y la Guardia Civil dijeron que no, que no participaban y el Rey se fue. Por eso llegó la república.
Oh, sí. Una república de trabajadores, ¡qué bonito! Bueno, es una consitución centralista. Una república que, cuando se discutió el estatuto para Cataluña,
los recortaron tanto como pudieron. O sea que, prácticamente, como ahora.
Nominalmente, le quitaron poder. La Segunda República se declaró aconfesional, eso no está mal. Pero lo que no está bien es hacer una política antireligiosa.
¿Por qué? Porque antentas contra el sentimiento de mucha gente. Es decir, se tiene que diferenciar entre la institución de la iglesia y la religión. La institución puede ser muy discutible pero, con la religión, tocamos sentimientos y creencias
y eso es respetable. Y, en la república, lo mezclaron todo. Y la cagaron.
Alejandro Lerroux era un malparido, por decirlo suavemente. Él estaba a sueldo de la Dirección General de Seguridad y fue un agitador al que enviaron a Barcelona. Después, en la Segunda República,
hizo carrera política. Y además, ha dado nombre al Lerrouxismo, como una actividad, como una forma de hacer contraria a la afirmación de Cataluña.
La Segunda República no dio pie a la Guerra Civil. Fueron los militares quienes encendieron la guerra. Y de civil nada, más bien incivil.
Se habla mucho de la Guerra Civil Española pero, en realidad, aquello fue una guerra entre España y Cataluña porque lo que les molestaba era la autonomía de Cataluña, aunque esta fuera una basura.
El POUM era un partido de marxistas. No era trotskista, aunque se les ha acusado de serlo, y juntó una serie de partidos con estas siglas.
Y además, algunos pertenecían al partido aquel que estaba muy arraigado a Lerída, los labradores de tierra, ahora no me viene su nombre. Era un conglomerado, estaba Andreu Nin,
estaba Claudín, quiero decir, toda una serie de gente. No era un partido estalinista. Con lo que no cuajaba era con el estalinismo. Y por eso, en 1937, dentro de la purga que fueron los hechos de mayo,
se lo cargaron y, además, asesinaron a Andreu Nin, que además de ser político, era un excelente traductor de ruso. Había traducido Dostoyevski, Tolstoi,
Ay, ERC… Bueno, ERC es un partido que no tiene nada de independentista durante la Segunda República Española. Es un partido creado para ganar o participar en las elecciones municipales de 1931, las cuales gana por sorpresa.
Las gana por sorpresa por tener un señor en la cara pública, a Macià, que tiene un carisma y que viene con la aureola de Prats de Molló y gana las elecciones.
Dentro de ERC había otro partido afectado en aquel conglomerado que era Estado Catalán. Estos sí que eran independentistas durante los años 30, a diferencia de ERC.
¿El PSUC? Bueno, los estalinistas. Y ya está. Quiero decir, tienes que fijarte en quién estaba casado con [Gregorio] López Raimundo y cómo parlaba, a parte de escribir mal.
A ver, podríamos decir que el POUM no tenía el dogmatismo que tenía el PSUC. Porque yo conocí a un señor, a un labrador que se llamaba Josep Paner, que sale con el nombre de Benjamí en el libro de Homenaje a Cataluña de George Orwell.
Y este señor fue el líder del siglo de Orwell en las milicias de la calumnia de Lenin. No sé por qué le pusieron ese nombre, pero bueno. Gente del POUM en el frente de Aragón.
Y este hombre no era nada dogmático, nunca lo había sido, y evidentemente, nada estalinista. O sea que esto lo tenían muy claro, quiero decir,
era gente muy de izquierdas pero no eran sectarios y, además, era gente con la que se podía podía hablar, evidentemente, con los fascistas no se podía. Pero con la demás gente no tenían problemas.
Y, en cambio, el PSUC era un partido estalinista puro y duro.
Ay, qué bonito… La Olimpiada Popular fue un intento frustrado del alzamiento militar de Franco y compañía, Un intento de hacer unas olimpiadas alternativas a las que se hacían en Berlín en 1936
en honor y gloria al régimen nazi. Entonces, La gente de izquierdas de toda Europa se puso de acuerdo para hacer la Olimpiada Popular en Barcelona.
Y, por ejemplo, Orwell, antes hablábamos de él, vino a Barcelona como periodista para cubrir la Olimpiada Popular. ¿Qué pasó? Que cuando se encontró con el sideral del 1936, el hombre se entusiasmó.
Él era socialista de izquierdas, de un partido minoritario inglés a la izquierda de los laboristas, y se apuntó a las milicias para luchar contra los fachas. Y ya está.
¿El 18 de julio? Muy desastroso. En Plaza Cataluña con la Telefónica, en la Rambla, en Drassanes, en un convento que hay en la Diagonal
esquina con Bailén, me parece que es esa. Hubo problemas en todos los lugares de la ciudad. Como lo veían venir, la vigilia, la CNT se concentró con camiones que habían requisado y con gente armada
en el campo de fútbol del Júpiter, en Pueblo Nuevo. Y bueno, al final, quien decidió la jornada fue la Guardia Civil.
La Guardia Civil fue a una barraca que tenían por allí, por Pueblo Nuevo, y fueron por Vía Layetana, llegaron a la Plaza Sant Jaume, cuadraron filas y se pusieron las rosas del presidente Companys.
Y ellos sabían tirar más que lo otros, tenían más puntería, y fueron quienes acabaron de decidir la jornada.
Con el general Aragonel en el frente, es un general de la Guardia Civil injustamente olvidado.
Hombre, quiero decir, Barcelona no es que fuera una ciudad sin clases, lo que pasa es que, en Barcelona, las clases están allí y en muchos otros lugares de Cataluña.
Las clases no están tan marcadas, ni antes ni ahora, no hay tanta diferencia. No son unos escalones muy marcados. En cambio, te vas a Madrid y se nota más.
Y además, la gente intenta aparentar lo que no es. Y aquí no. O sea, aquí, la gente, incluso la burguesía, es muy discreta. Porque claro,
¿Cómo puede ser tan diferente alguien que vive en la fábrica, que tiene su vivienda en el mismo edificio de la fábrica y que muchas veces ha construido casas para los obreros alrededor?
Esta gente sí, son los burgueses, pero no necesitas demostrar tanta ostentación. Evidentemente, no llevan la ropa tan hecha pedazos, de acuerdo. Pero trabajan mucho.
Es el tópico este de que el dueño sube y baja la persiana. Es el primero en llegar al trabajo y el último en irse, esto no es ninguna tontería. Quiero decir, y esto también
explica el hecho de que, muchas veces, la gente iba a buscar al dueño de la fábrica al taller, a la oficina, todo esto, y que el servidor diga: ¡Eh! Esto no se toca.
Y entonces le requisaban la propiedad. Es decir, la colectivizaban pero le dejaban de director. Esto pasaba. O sea, en este aspecto,
es una forma de funcionar que se daba más en Barcelona que en Terrassa, por ejemplo. Mataron a muchos empresarios en Terrassa.
Aquí no, aquí la sociedad estaba más… Y los que eran, digamos, proclives a Franco, ya se habían ido.
Hombre, de hecho, yo conozco a gente que sabe más que yo, pero bueno, la cosa es que había colectivizaciones muy importantes. Con una contabilidad muy bien llevada desde el primer momento
y que, incluso durante la guerra, consiguieron importar maquinaria y renovarla durante el proceso. O sea que, cuando volvieron los propietarios al acabar la guerra,
se encontraron con la empresa modernizada. Y esto pasó en más de un sitio.
Difícil. Difícil, sobre todo al principio. Después, muchos anarquistas lo llevaron demasiado lejos y eso les hizo impopulares.
Y, por ejemplo, las patrullas de control se disolvieron y la Generalitat fue recuperando el control del orden público que había perdido. El problema es que llegaron las Jornadas de Mayo.
Y estas jornadas fueron la excusa para que el gobierno de la república, que se había establecido en Valencia, le quitara el control a la república de la Generalitat
para evitar que se repitieran ese tipo de revueltas. Que de hecho, fueron provocadas por el PSUC.
Bueno, hubo muchos. Muchos. El primer bombardeo en Barcelona fue naval, no fue aéreo, lo hizo un crucero italiano de noche.
Buscaban la fábrica Elizalde, en Gracia, que fabricaba motores de aviación. Lo que pasa es que dispararon desde muy lejos y la artillería que tenían, las balas, los proyectiles, llegaban muy despacio a la ciudad.
Yo conocí a una señora en cuya casa oían el ruido de los proyectiles que llegaban y que, con el vacío que hacía el proyectil cuando pasaba, iba rompiendo las ramas de los árboles
y al final petaron. Pero ese fue un bombardeo naval. Después vienen los aéreos. Hubo bombardeos aéreos de todo tipo, prácticamente todos hechos por aviones italianos
que salían desde Mallorca. Y aquí también hay una cosa que tenemos que agradecer al gobierno de la república española porque, en 1936, hay una expedición para ganar Mallorca por
el bando republicano. Había voluntarios del principado y de Valencia a las órdenes del comandante [Alberto] Bayó. Entonces desembarcan, establecen un campo de puente, comienzan a tener éxito
y, cuando se empieza a tener éxito, el gobierno de la república española retira la cobertura aérea y retira el apoyo de la marina en la guerra, con lo cual, tienen que evacuar
porque quedan aliados y les hubiesen matado. Aún así, resultan heridos. Son masacrados por los fachas y las enfermeras viudas son asesinadas por los fachas.
Hace años, salió un documental sobre esto en Tv3. Y bueno, quiero decir, después, Mallorca era el gran portaaviones desde el cual se bombardea desde el Cap de Creus
hasta Murcia. Tenemos que agradecer a Franco y a sus aliados italianos por estos bombardeos pero, sobre todo, al gobierno de la república española.
Mi padre se fue… Se fue, lo reclutaron y estuvo en la Batalla del Ebro.
Y allí lo pasó mejor que otros porque ni lo mataron ni lo hirieron. Por eso estoy yo aquí. Y ahora, en la retirada lo cogieron preso y lo llevaron a un campo de concentración en Asturias.
Y allí, en el mes de enero hace un frío que pela y allí se morían de frío y de hambre. Lo que pasa es que cuando hubo limpieza de los elementos más significados contrarios al régimen,
a los que quedaban, les ofrecieron la posibilidad de inscribirse a la legión para hacer campaña. Mi padre se apuntó poruqe estaba convencido de que no le enviarían al frente. ¿Por qué? Porque no era una tropa segura
y una tropa insegura puede disparar en la espalda a un oficial. Entonces, enviaron a todos a África y allí pues mira, él se alistó por campaña, que quería decir
que, al acabar la guerra, volvía a casa. Eso le servía de mili, sería caballero excombatiente y muchas cosas más. Y además, hizo buenas amistades. Y buenas amistades quiere decir gitanos y gente curiosa de ese tipo.
Que después le vino bien en la guerra civil el tener estas amistades; pero esa es otra historia.
[Durruti] era leonés. Le gustaba vestir bien. Todos aquellos eran muy presumidos pero eso era por la época.
Joan García Oliver es un hombre del Ebro y un personaje muy curioso. Muy curioso. Tiene un libre de memorias porque llegó a ser ministro
de la república, o consejero de la Generalitat, ahora no lo recuerdo. Era un hombre muy inteligente. Hay una anécdota suya y es que, en una ocasión, le invitaron a una cena cuando él era ministro
o consejero, le llevaron a una cena y alguien le hizo un comentario de que para ser anarquista, sabía llevar muy bien el esmoquin. ‘Oh, claro, soy el único que era camarero antes de la guerra’. Y los camareros iban con esmoquin.
La vida bajo el régimen de Franco. Para empezar, Barcelona era una ciudad gris. O sea, el rasgo característico de la ciudad era que tú salías a la calle y era un mundo gris. La gente, todo lo veías de color gris, el gris lo ocupaba todo. Y además, la única cosa que destacaba
eran los tranvías que, además de hacer mucho ruido, eran de un color rojo y, por según qué calles, corrían como demonios. Y después hay otra cosa, quiero decir, y es que la gente pasaba hambre.
La gente pasaba hambre, o sea, había pocos suministros. Entonces, ¿qué pasa? Que, en los balcones no, pero en las galerías, que son los balcones que dan a la parte interior, la gente criaba conejos,
palomas, incluso algunos tenían gallinas, y bueno, la gente sobrevivía como podía. Y después hay otra cosa que yo recuerdo, son recuerdos de la infancia. O sea, yo vivía en una taberna, que era el negocio de mis padres
y vivíamos en el mismo sitio. Entonces, como yo era el niño de la casa, pues corría por allí y como era un crío, la gente hablaba, ¿no? Y hay una palabra que se me ha quedado grabada
de esa época y es la famosa crisis, la crisis, que ahora se habla de crisis. Que si se está acabando la crisis, que si estamos saliendo de la crisis, la crisis es eterna. Siempre estamos con la crisis.
Además es evidente que sin crisis no hay progreso.
A nivel cotidiano, quiero decir, a ver. O sea, La policía se ha metido conmigo por estar sentado en un banco con una chica y estar así, bueno, no así, no, así, quiero decir, la chica allí.
Y además, decirme “Por lo menos podría disimular cuando pasamos nosotros.” Es eso que dices, y a ver, ¿yo qué estoy haciendo? ¿Qué tengo que disimular? Y esto es una tontería pero
pasaba constantemente. O sea, una, tenías la sensación de estar en un país ocupado, o sea, por ejemplo, mis padres
no tenían una militancia política demasiado marcada, ni habían estado especialmente vinculados a los movimientos catalanistas, o sea todo eso no, simplemente eran gente de aquí
y se sentían de aquí. Y evidentemente, veían todo aquello como algo extranjero. No habían dado el paso de sentirse ocupados pero sí que sentían que ellos eran otra cosa.
Y había mucha gente así. Claro, ten en cuenta que, en ese momento, los partidos estaban prohibidos. No había prensa en catalán. O sea, Yo recuerdo mi sorpresa
el día que yo tenía 14 años y un señor, un médico me dejó un libre de antes de la guerra en catalán.
Yo no sabía que había libros en catalán. No lo sabía. Tenía 14 años y no lo sabía. Para mí, el catalán era un idioma que se hablaba en casa.
Y así. Eso es la represión. Eso es el intento de borrar un país, una cultura, una mentalidad. Porque la lengua es más importante de lo que parece
porque las lenguas generan mecanismos mentales. O sea, el catalán es muy rico en expresiones afirmativas, mientras que el castellano es muy rico en expresiones negativas. Es eso, no es lo mismo: ‘menos mal’, ‘qué suerte que’, no es lo mismo, es otra mentalidad.
Te crea otro mecanismo mental. Es como el tema de las horas. Decir las horas a la catalana es, más o menos, como en inglés. Pues tu dices ‘un cuarto de dos’. La noción del tiempo es de cara al futuro. En cambio, en castellano,
la una y cuarto, la referencia es al pasado. Estás mirando atrás. Por eso, cuando la lengua propia ha sido importante en esta sociedad, el país ha tirado hacia adelante a pesar de las adversidades.
Pero con algo tan simple como el tiempo, que es algo muy cotidiano, te hacía mirar adelante. Y por eso es importante la lengua. No por la literatura, por eso, por las formas de pensamiento.
¿Los 80? Hombre, en los ’80 hay alguno muy importante y es que Barcelona es nominada para hacer los Juegos Olímpicos.
¿Por qué gana Barcelona para hacer los Juegos Olímpicos internacionales? Pues muy sencillo: porque le da la gana al presidente del COI,
que era de Barcelona. Y él, [Juan Antonio] Samaranch, tenía unos terrenos en El Prat que ya tenía pensados como emplazamiento ideal para hacer la vila olímpica.
Lo que sucede es que, una vez Barcelona es nominada como vila olímpica, ya no se puede echar atrás, entonces los del Ayuntamiento de Barcelona le chafan el negocio. ¿Por qué? Porque están vinculados
a una serie de empresas que, en 1965, habían promocionado el Prat de la Ribera para remodelar toda la fachada del litoral de Barcelona; desde la Barceloneta hasta el Besòs.
Que, entonces, no pueden hacerlo pero al cabo de 20 años encuentran la gran oportunidad y por eso se hace allí la vila olímpica. Y allí es donde hay terrenos de muchas empresas
que ya no están allí porque eso, desde un punto de vista industrial, ha dejado de ser un buen emplazamiento, los terrenos se han devaluado. Pero entonces, la misma Renfe es una de estas empresas que se aprovechan de la situación.
Todos los que tienen terrenos allí, el consorcio de la zona franca, Laforet, Motor Ibérica, que ahora es Nissan. Y muchas otras, pues ahora tienen allí grandes extensiones de terreno
que son urbanizables, y esta es la gran ocasión. Y como no pueden hacerlo todo con los juegos olímpicos, después se inventan el Forum de las Culturas, que es la continuación. Y esta operación especulativa
que nos lleva a la Barcelona de hoy yo creo que es el hecho más importante de la Barcelona de los años 80.
Yo no es que esté a favor de la independencia, yo es que vivo independientemente desde hace mucho tiempo. No me siento español
desde hace muchos años. O sea, y además, lo tengo claro porque a mi me reclutaron forzosamente para el ejército español y allí acabé de tener muy claro que aquello no era lo mío, que aquel no era mi ejército.
No porque fuera franquista, sino porque era español.