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Conrad Son

Entrevistado el 8 de agosto de 2017 para la serie documental Catalunya Barcelona.

¿Quién eres?

Conrad Son

¿Dónde naciste?

En Barcelona, en el barrio de Nou Barris.

¿A qué te dedicas?

Soy productor, director y actor

de material para adultos.

Lo que llaman pornografía.

Pues ahora te diré una serie de hechos históricos, a ver si puedes explicarnos alguna anécdota personal, de tus abuelos, padres… ¿La dictadura de Primo de Rivera?

No, de eso nada.

¿La Segunda República?

Poca cosa.

Muy poca cosa, en mi casa, nunca se habló mucho de eso.

¿La CNT?

Tampoco ha habido ningún familiar que fuera…

o ningún conocido que tuviese mucha relación.

¿Los bombardeos de Barcelona por parte de los italianos?

Mi abuela me hablaba de eso a veces

pero era mi abuelo quien estuvo mucho tiempo en la guerra,

en la que llamaban la Batalla del Ebro.

Y volvió bastante afectado, con asma, y fue… A partir de eso, nunca se hablaba demasiado de cosas negativas. Y, evidentemente, pues…

No se razonaba, solo se escondían…

que iban al metro,

que oían las sirenas… Pero no hablaron de ese bombardeo en concreto. En casa, se hablaba poco de la guerra.

¿De la Guerra Civil?

Se hablaba poco porque mi abuelo era rojo.

Totalmente.

Entonces claro, tampoco era un gran tema.

Evidentemente, no ganó la guerra y, por lo tanto, tampoco estaba en posición de hablar mucho de eso. Estuvo, fue bien porque, de hecho, mi abuelo

Antonio se hizo vigilante. Era vigilante de los de antes, de noche, los que llamaban “serenos”.

“¡Sereno!” Llevaban las llaves y tal. Mi abuelo llevaba todas las llaves.

Y no hablaba mucho de la guerra. No quería. Alguna vez lo hizo…

Tenía anécdotas de la guerra. Recuerdo una.

No es que sea gracioso, pero es un poco así.

Estaba con uno en la guerra del Ebro, estaban en el río.

Y tenía tanto dolor de muela que salió para que lo matasen.

De eso sí que me acuerdo, que pensaba “qué fuerte”, ¿no? Por una muela…

Te duele tanto la muela que sales fuera… Porque le dolía tanto, que el tío salió y le acribillaron.

De eso sí que me acuerdo.

Pero no hablaban de la guerra, no era un tema recurrente.

¿Sobre la dictadura franquista?

Sí, hombre, a ver,

evidentemente, la dictadura…

Yo recuerdo que mi abuela lloró cuando murió Franco.

Y él había acribillado a mi familia. Quiero decir, llegó a un punto

en que mi abuela le había cogido estima

de verlo tanto, supongo, en las pesetas,

en la televisión, en todas partes.

Entonces claro, no entendíamos que

mi abuela llorase cuando murió este cabrón.

Dice, claro, es que ya lo conocíamos tanto…

Entonces claro, eso también te da que pensar, dices ostras, también hay un punto en que la gente a veces se gana…

No sé…

Quizás por eso, estas dictaduras de fuera ponen tantas fotos en todas partes, supongo que hubo un punto de eso

para intentar coger afecto a las personas porque todo era como de la familia, ¿no?

Como lo que ves en Telecinco, lo ves tanto

que al final conoces a todos y, en realidad, no conoces a nadie.

Y recuerdo esta anécdota.

Que a nosotros, evidentemente, no nos caía bien.

Gran parte de nuestra familia lo celebró, de alguna manera, y mi abuela lloró. Su marido era rojo y no murió en la guerra de milagro.

La vida es así, ¿no?

¿Podrías hablarnos de cómo ha cambiado Nou Barris desde que tú naciste?

Mucho. Es un barrio trabajador, continua siéndolo.

Pero claro, los medios son otros. De hecho, yo migré al Raval a los veinte años.

Porque mi abuela no oía mucho y yo tocaba la guitarra y me iba muy bien. Y como ella no oía, yo podía tocar la guitarra.

Y me fui a los veinte años. Pero claro, cuando vuelvo, evidentemente, siento que ha cambiado mucho, a nivel de infraestructuras, las calles…

Ha cambiado el aspecto. Recuerdas cosas pero a veces te desubicas porque todo es nuevo, ¿no?

Entonces claro, yo me fui con veinte años y ahora tengo cincuenta,

pues en treinta años, evidentemente, ha cambiado. Ha cambiado para bien.

Yo creo que es un barrio que ha cambiado a mejor.

Mantiene el espíritu obrero, de clase media, un poco baja dependiendo del barrio,

pero ha cambiado, substancialmente, en positivo.

¿Podrías hablar de qué hacías cuando eras pequeño para divertirte?

Cuando era pequeño, me divertía jugando con los Madelmans.

Era un entusiasta de los Madelmans. Tenía muchos, siempre los pedía para mi cumpleaños, para el santo, los reyes, siempre pedía Madelmans, tenía muchísimos.

Y siempre he conservado mucho los juguetes. Los conservaba muy bien, lo tenía todo muy bien organizado.

Pasaba mucho rato montando cosas como si fuesen misiones,

con los muñecos, jugaba con los Madelmans y también con los click de Famobil.

Yo era de jugar con juguetes, lo hice hasta muy mayor.

Tenía catorce o quince años y seguía jugando.

Es decir, fui un niño hasta bastante mayor.

¿Podrías contarnos cómo ha cambiado Barcelona desde 1978?

Hombre, Barcelona ha cambiado. El cambio más radical fue a partir de que a Pasqual Maragall le entrase la locura de las

Olimpiadas. Cambió mucho, en positivo también.

Todo el mundo creía que estaba un poco loco.

Era un proyecto excluso, digamos, para la ciudad. Era un esfuerzo muy grande para todos

pero transmitió algo… Una especie de histeria colectiva, en positivo,

y todo el mundo lo vio bien, dijeron, va,

no seremos capaces, esto nos viene grande, por Munich, por…

Recordamos esos momentos, los otros…

Digo Munich porque todo el mundo se compraba las bambas y recordaba cosas y era como…

un poco, ¿qué haremos aquí? Haremos el indio. No tenemos ni idea, no hablamos inglés.

Esto será un desastre.

Claro, ahora nosotros, los que hablamos inglés, del 1 al 10, en un 3, para entendernos un poco, pero en ese momento nadie hablaba inglés.

El que hablaba inglés era porque estudiaba inglés o hacía filología inglesa, o cosas así, pero no era lo normal.

Y pensamos, “esto es un desastre”.

Y realmente, lo hizo bien. En ese momento, yo trabajaba en la Cruz Roja, recuerdo que estaba en un voluntariado, yo ayudaba a discapacitados.

Y me dedicaba a toda esta gente que iba en silla de ruedas.

Y con el Instituto Guttman, con toda esta gente que hacía actividades, en ese momento, yo estaba allí

y lo vi con unos cuantos voluntarios, lo vi bien.

A mí me gustó cómo quedó. Evidentemente, era un montaje muy comercial

pero todas las olimpiadas lo son, ¿no?

Y bueno, cambió toda la ciudad, evidentemente. A mí me cambió, mi barrio también. Todo se hizo…

Yo creo que, comparativamente, y queda feo decirlo, pero yo recuerdo ir a la Expo de Sevilla.

Volví. Y no se aprovechó prácticamente nada después. Lo de la Cartuja, todo eso.

Y aquí se aprovechó mucho la infraestructura que se hizo expresamente, después se supo que, quizás no toda, porque tampoco estoy tan informado,

pero el reto sí que sirvió para asumir un reto más alto que era que la ciudad tuviese un nivel de infraestructura más importante

y que la ciudad fuese más conocida. Yo recuerdo que Barcelona tenía una cantidad de turismo importante. A lo mejor tenía 3, 4 o 5 millones de personas, ahora superamos los 30.

Quizás nos hemos sobrepasado en algún aspecto, ya parece un poco Venecia o Nueva York.

Pero es verdad que las Olimpiadas marcaron un antes y un después al hacer que la gente conociese Barcelona. De hecho, no sé si habéis visto alguna vez a esta gente que viene a Barcelona y compran sombreros de México.

Claro, porque cuando vinieron los primeros puestos de souvenirs, que era gente de fuera, normalmente,

compraron material de Barcelona y claro, hay una ciudad llamada Barcelona pero en México.

Y lo típico de Barcelona eran los sombreros de mexicano

porque se pensaban que estaban en México.

Entonces, veías a todo el mundo con sombreros mexicanos.

¿Qué hace la gente? Claro, eso es típico de Barcelona, sí, pero la Barcelona

de México. Por eso hay mucha gente que iba con sombreros de mexicano horteras,

horteras porque no eran de aquí. De aquí eran, como mucho, las flamencas.

Y de aquí relativamente, los toros que se ven encima de la tele, ¿no?

Y bueno, es verdad que Barcelona

cambió. Yo creo que el sombrero mexicano quedó un poco relegado por Cobi. Que fue hace…

Se parecía un poco a Pasqual Maragall.

Ese… Yo creo que este hombre…

Yo no estaba muy de acuerdo con todo lo que decía pero sí que tenía una cosa positiva, que era una persona con talante.

Quizás él mismo no hubiese hecho nada, pero era un buen director de orquesta sin tocar ningún instrumento.

Yo creo que fue una persona inteligente, tuvo una influencia positiva,

quizás en un momento en que no estábamos en una crisis económica como tal, como no hace mucho,

pero no era un gran momento, por decirlo de alguna manera. Faltaba como… no sé.

Como si faltase un poco de luz para ver algo. Y eso fue una excusa

para hacer infraestructuras, para que el estado español invirtiera, por ejemplo, en Cataluña.

Para que el nombre de España se hiciese más grande. Pero realmente, la gente recuerda Barcelona.

La gente no dice España, más bien dice Barcelona. Son las Olimpiadas de Barcelona.

¿Podrías hablar de la vida nocturna en los 80?

En los años 80, la vida nocturna era muy animada.

Yo salía, pero a ver, en esa época, estaban los neo-románticos, Duran Duran, había muchos grupos extranjeros que tenían una gran aceptación aquí.

Yo en esa época, tenía veinte años. En 1986, tenía 20.

Me acuerdo porque en esa época salí tarde, a los 16, 17.

En los años 80, estaba de moda Studio 54, en Paral·lel, que era una répica del Studio 54 de Nueva York.

Recuerdo que, en esa época, empezaba el tema gay.

Era muy moderno, ser gay era moderno en esa época. Ahora también, pero era como algo moderno.

Y había drag queens, por ejemplo, gente que animaba, gente muy divertida…

Corría la droga de una manera alegre, digamos, pero yo no vi nunca momentos horrorosos de droga.

Hablo de la… Después me enteré de que hubo gente que murió de esto.

Pero en ese momento, no era así.

No había conciencia de drogadicción. Tampoco había conciencia del SIDA. No había conciencia de

que salir de noche era fatal. Era lo normal. Todo el mundo salía, había gente que bebía más… Yo no bebía, pero había gente que bebía mucho.

Yo iba a bailar.

Todo mi grupo era mucho de ir a bailar, y era lo que hacíamos. Yo tenía el grupo que iba a bailar más tarde break dance,

que claro, yo iba al gimnasio y nos gustaba. Ibas, chuleabas un poco de tus medias artes.

Por otro lado, me gustaba, siendo neo-romántico. Entonces claro, tenía que ir vestido…

No podías ir en chandal, era imposible, era horroroso. Nosotros íbamos vestidos de neo-románticos. Ahora no tengo nada, pero yo iba con tupé.

Íbamos con el pelo, yo tenía el pelo rubio y parecía un cantante de esa época. Todos íbamos un poco,

imitábamos un poco a los grupos del momento.

Entonces, había tendencias. En Barcelona, había como grupos. Había gente a la que le gustaba el Rock ‘n’ Roll, rollo Loquillo y esta gente.

El inhelo, que tocaba el saxo, tenía un grupo. El grupo este cantaba la canción de “Mediterráneo” y toda esa época,

digamos, había este grupo de Rockabilly, que eran como los de toda la vida,

los panquis, eran muy panquis. Era hijos de los Sex Pistols, digamos.

Y había grupos de moda en ese momento.

Entonces, de alguna manera, cada grupo, que en ese momento eran como si fueran tribus urbanas,

e íbamos a discotecas diferentes. Había enfrentamientos, cosa en la que yo nunca entré.

Pero aquí había enfrentamientos entre los panquis contra los rockeros, los new-romantics se pegaban. Bueno, no tenían buena relación con los góticos.

Entonces había discotecas, recuerdo que estaba la discoteca 666,

estaba hacia Poblenou.

Otros que se iban más al rollo Costa Breve, que era más pijillo. Estaba el Nick Havanna.

Estaba el Trauma, que era para gente súper mayor, en ese momento. Entonces bueno, nosotros íbamos, depende de cómo fuera, nos vestíamos, íbamos de un estilo o de otro para que no nos dijeran nada. Nos adaptábamos. De hecho, fui a un concierto de música punk y me robaron las botas. Un drama total.

Me defendieron unos que eran amigos de otros. Fui a un concierto de Decibelios, un grupo bastante… contundente, porque me gustaba esa música.

Claro, yo soy muy ecléctico. Tengo discos de Julio Iglesias, de Decibelios y de grupos que no tienen nada que ver.

Porque me gusta la música en general. Y había canciones que me gustaban.

Va, venga, con unos amigos, va, venga, vamos, va, tal. Fuimos allí. Claro, yo me drogaba y bailaba lo que se llamaba ‘pogo’.

El pogo era saltar arriba y abajo, ahora lo hacen de otra manera.

Pero bueno, supongo que todas las generaciones tenemos un momento y yo tampoco me adapté nunca del todo a ningún grupo. Me gustaba una chica, entonces ya era de una tendencia, y te disfrazabas un poco.

Quiero decir, te disfrazabas. Normalmente, no iba vestido igual.

Y bueno, fueron de esas épocas, cuando tienes veinte años tampoco sabes muy bien cómo vestirte.

También te dejas llevar por la moda del momento y bueno, también estaba Alaska y Dinarama, que nos gustaba.

Claro, a mi me gustaba toda la música que se pudiera bailar.

Pusieron canciones de moda. Y claro, te gustaba ese grupo por la canción. E íbamos a la discoteca y pedíamos las canciones.

Yo siempre he ido con muchas chicas.

Siempre. Digamos que todo el mundo pensaba que yo era gay.

Normalmente, sí. A ver, yo tenía un look que podía indicar que era gay y todo el mundo lo pensaba.

Realmente, yo me veía muy bien porque yo no era gay, nunca lo he sido y, de hecho, nunca me han gustado los chicos. Pero tengo muchas amistades gays pero no tengo relación con ellos.

Tengo una relación con ellos como tengo relación con mi hermana.

Entonces claro, estaba muy bien con ellos porque no les molestaba, no les quitaba los novios y a mí me iba muy bien porque iba con las chicas que iban con los gays porque buscaban locales, que se decía antes,

“vamos a una disco de ambiente”, se decía.

Disco de ambiente quería decir que había lío para los chicos a los que les gustaban los chicos y no molestaban mucho a las chicas. Entonces, yo estaba allí, que no molestaba a unos ni a otros y mira, me aprovechaba un poco de la situación

y me fue bien. Fue un papel bastante bueno.

¿Podrías explicar el sentimiento de liberación cuando murió Franco?

Yo no sentí nada.

Empezando por ahí. Porque yo era demasiado pequeño. En el 1975, yo tenía 9 años.

Me enteré de que había muerto Franco porque lo comentaban en casa y sabía que familiares míos lo habían celebrado mucho.

Pero en mi casa siempre han sido muy catalanes, digamos.

Todo mi entorno era muy catalán. Mis padres eran sardanistas, íbamos a las sardanas, a la catedral.

Una familia muy catalana en todos los aspectos.

Entonces, yo escuchaba las conversaciones de los mayores, de los padres y demás. Pero yo tenía una idea bastante clara de que eso no podía seguir mucho, además, se veía.

Y lo viví con mucha tranquilidad. No hubo estrés…

Yo estaba en un grupo escolta, el Mossen Puig i Moliner. Cuando digo “Mossen Puig i Moliner”, me refiero a que estaba dentro del vínculo de la iglesia.

Yo tenía una relación muy buena con todo el mundo. Para la gente de allí, evidentemente, Franco era un monstruo. Pero era un monstruo del pasado.

Había la gente franquista, que era la post-franquista, digamos, que es gente que ya, “con Franco se vivía mejor”…

Porque claro, siempre pasan cosas en la vida. Todo no va siempre como uno quiere. Entonces, siempre, ya es “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

Sí que te ha quedado, muchas veces, son frases como ahora, que razonas en castellano cosas que en ese momento, es verdad,

empezamos a hablar más en catalán. Eso sí que se notaba.

Pero claro, en mi círculo ya hablábamos en catalán. La televisión, por ejemplo, no era en catalán. Recuerdo que había cosas regionales, que se decía.

Pequeñas cosas. Los estudios de Miramar, que están aquí, pero no tengo…

Si ahora lo dijera, es porque lo he consultado en Wikipedia. Tampoco me gusta razonar cosas que no he vivido y parece que de unos datos determinados que

no son reales en mi cerebro, son reales porque son así, ¿no? Pero en ese momento, yo no viví un gran… Recuerdo que mi madre no cambió su forma de vestir. Mi madre era muy sexy, siempre lo ha sido.

Mi madre siempre venía a buscarme al colegio vestida de rojo, con unos abrigos de puta madre. Mi madre siempre ha ido muy arreglada. Nunca la he visto sin maquillar, en mi vida, nunca.

Y tiene más de 70 años. Con zapatos. Recuerdo que llevaba medias con costura, que los niños decían “ah, cómo está tu madre, cómo está tu madre”. Recuerdo eso, el “cómo está tu madre”. Lo recuerdo durante muchos años.

Y claro, mi madre era la más guapa de todas las mujeres de la escuela, con muchísima diferencia.

Claro, ella iba muy arreglada. Se arreglaba mucho y lo preparaba todo mucho, iba muy así,

y quizás sí que se dejaba ir un poco más. Pero hasta aquí.

¿Podrías hablar de qué era la Junta Superior de Orientación Cinematográfica?

Esto me recuerda al tema de la censura.

Recuerdo que había censura. Recuerdo que, cuando yo era pequeño, había canciones que no se cantaban.

O que se cantaban con otra letra. Claro, gracias a la censura, que es de las pocas cosas buenas, igual que los pantanos que hizo Franco. Hay cosas que se hicieron bien, ¿no?

Algunas cosas se hicieron bien. La gente fue más inteligente. Entonces claro, nosotros teníamos otra lectura de las cosas. La gallinita ha dicho que no, de Lluis Llach, no deja de ser una canción

que, obviamente, dice una cosa en lugar de otra. Un censor, “la gallinita ha dicho que no”, ¿qué cojones significa eso? Pues bueno, que la gallina diga que no, da igual, ¿no?

Quiero decir, hay estas cosas que empezaron a salir letras, salieron

películas y… La gente tenía que ingeniarse mucho las cosas

para decir lo que les daba la gana. O el Raymon… Claro, en esa época, también recuerdo que en nuestra casa solo se escuchaba a Victor Jara, por ejemplo, George Moustaki. Había mezclado la canción de autor con la de protesta.

Cantábamos canciones del Cau, que así se llamaba el grupo. Canciones americanas, de cantantes que había en ese momento. Bob Dylan, Joan Baez, que tenían, digamos, un protesta, eran canciones de protesta.

Canciones que, por decirlo de alguna manera, eran más universales. Y así, se adaptaban al catalán y quizás, estas traducciones se llevaron tanto que podíamos decir lo que nos daba la gana.

Es todo lo que sé. Cinematográficamente hablando, claro, yo era muy pequeño y no… Recuerdo que había los dos rombos, por ejemplo,

y recuerdo que había una película

y, al cabo de un tiempo, me di cuenta de que no había entendido nada del a película porque estos, que eran unos ignorantes, cambiaron el guión y el amante era la hermana. O al revés. Y nunca sabrás cómo era la película.

Es decir, la cambiaron tanto para que no dijera una cosa por otra que, al final, no lo entendías. Porque claro, es como si yo acabo contigo aquí pero esta chica no ha salido en la película, qué es esto, ¿sabes?

Era otra cosa un poco extraña. Y recuerdo estos comentarios que decían, pero yo no era demasiado consciente. Yo veía lo que daban por la tele. Cuando salían dos rombos, no lo podía ver. Yo me iba a dormir a las ocho y media.

A las nueve… Antes, cantaban una canción, “vamos a la cama”, y había unos muñecos. La Familia Telerín, se llamaba.

Y mi madre cantaba la canción, todos íbamos a dormir, se ha acabado el rollo. Quiero decir, no vivimos eso, hablo de cuando era pequeño. Claro, eso fue en el año 1975. Hablamos de…

Después, yo creo que la industria también ganó terreno en la transición. Cuando había diputados, bueno, poco a poco todo eso se perdió, afortunadamente.

¿Podrías hablar de la represión sexual que se vivió durante Franco?

Bueno, yo recuerdo la represión sexual de una manera que he identificado ahora.

En ese momento, no era consciente de nada. Recuerdo que se decía “mira, la tía de tal no ha tenido suerte con los hombres”.

La tía no ha tenido suerte con los hombres. Menos mal que se lleva con tal y mira, por lo menos, las dos juntas van haciendo.

Eran dos lesbianas del pueblo. Lo que pasa es que claro, no ha tenido suerte con los hombres… Pero la gente no lo decía de mala fe.

Lo decía porque todo el mundo pensaba que los hombres tenían que ir con las mujeres y las mujeres con los hombres y ya está. No había una tercera opción.

Era imposible que un hombre fuese con un hombre, horroroso, dos mujeres, deberían estar muy quemadas, muy acabadas para terminar… Dices mira, al final…

Pero por decirlo de alguna manera, esta era la sensación que había. Y claro, también pasaba que cuando un chico era muy amanerado,

era como ostras, maricón. No había gays en esa época. Aquí, eran maricones.

De tipo de agua, de pescado… Siempre se decía de alguna forma así. Pero, en el fondo, eran maricones, que era como…

Era muy despectivo. “Maricón el último”, por ejemplo. Es decir, tú empezabas a corrar y el último era maricón, que era lo peor de lo peor, ¿no?

En la escuela, recuerdo que iba con un niño que era sordomudo, que era gay. Esto lo sé ahora, en ese momento… Yo siempre he sido muy inocente.

Es decir, nunca tuve esa sensación. Recuerdo que un fin de curso, bailé “In the navy”, todos cantábamos y nadie sabía que era un grupo de gays.

Me he disfrazado de indio, otro de guardia, otro de no sé qué… Claro, no había una consciencia colectiva LGTB ni nada parecido.

Tampoco teníamos ninguna manía. Pero tampoco sabíamos lo que estábamos cantando. De entrada, no sabíamos inglés. No sabíamos que era “gay”. Y cuando vino el SIDA, todos nos quedamos sin entender nada.

Digamos que había… No era una liberación, había ignorancia. Claro, no puedes liberarte de lo que no conoces.

Entonces, no había… Sí que es verdad que si te hacías una paja, te decían que te quedabas ciego. Te decían “¿no ves lo que sale? Es lo blanco de los ojos”.

Imagínate, todos mirándose los ojos allí. Ah, sí que lo tengo más gris ahora, eh. Lo tengo más gris porque claro, si era lo blanco, te hacías una paja y era lo blanco de los ojos, imagínate como acabamos todos, ¿no?

Yo pensaba “Hostia, debo tener unos ojos así porque esto no para de manar”.

Claro, sí que lo comentábamos, pero no era… Claro, también en el Cau, empezabas a tener relaciones con las chicas,

pero nunca tuve una sensación… A mí, mis padres nunca me han dicho “¡no hagas esto!” Yo nunca tuve represión, personalmente. También, y lo digo muchas veces,

si tú eres blanco, no eres gay y, por decirlo de alguna manera, no te gusta nada que no le tenga que gustar a un hombre normal, lo que se entiende como “normal”, eres un hombre afortunado.

Claro, imagina que eres negro, gay y te gusta la moda. Lo tienes fatal. Claro, casualmente, yo cumplía todos los parámetros que la gente consideraba que tenían que ser así. Por lo tanto, era una suerte social.

Evidentemente, la suerte es algo que te puede llegar. Si hubiese nacido en otro sitio, alomejor hubiese sido un desgraciado.

Quiero decir, yo creo que la suerte también depende de dónde vives. En ese momento, tuvimos esta suerte. Y ya está.

Pero suerte, dicho ahora parece fuera de lugar. Digo, ahora es igual si eres negro, si no eres negro, si eres gay, si te gusta la moda, si te gusta…

Que es como tendría que ser. Pero, en ese momento, claro, yo no lo sufrí porque no me gustaban los hombres. No sufrí ninguna represión.

Como era del mismo color que todos, pues tampoco. Si hubiese sido chino, hubiese sido el raro de la clase.

Claro, digamos que estuve en una posición muy favorable. Entonces, cuando es favorable, no tienes en cuenta que hay gente que no lo está. Claro, yo nunca he sufrido hambruna, afortunadamente.

No puedo saber qué es pasar hambre. Claro, cuando lo ves por la televisión, dices “hostia”. Se te cae todo al suelo, empiezas a imaginarte con veinte o quince años y teniendo que irte

de África, y tener que ir caminando a no sé dónde y sufrir… Claro, ahora lo ves con otra perspectiva.

¿Podrías explicar por qué Barcelona es una ciudad tan libre sexualmente a partir de la Transición?

A ver, la transición, en el fondo, significaba… Barcelona es una capital muy importante, está situada al norte

del estado español y, por lo tanto, Cataluña como tal, como los Países Catalanes, tenemos un trozo en España y otro en Francia. Claro, teníamos muchos vínculos. Los Pirineos están de por medio, pero hay un gran vínculo lingüístico.

Y nosotros tenemos el Mediterráneo al lado. No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que estás en un lugar muy mediterráneo, muy cosmopolita

en el que Franco tampoco podía evitar que hubiese gente que viniera de otras partes. Claro, si eres de Orihuela, de Aranjuez o de Valladolid, lo tienes más complicado para que vengan turistas.

Aquí venía mucha gente de fuera. De hecho, recuerdo en el 1975 o 1976, abrió el Bagdad, que está aquí al lado. Era una sala porno.

Teatro porno, lo llamaban. Empezaron a abrir revistas como Private, que ya se vendían en el 1969. Entonces, en España empezó a haber revistas que salían aquí, como el Playboy, el Playmate.

En las Ramblas había revistas. Empezaron a salir, más adelante, los videoclubs. Allí, había una zona en la que podías coger películas.

Poco a poco, empezó a salir Canal Plus. Es decir, poco a poco vimos que todo eso existía. Y claro, había mucha playa, estaba Lloret, había una serie de cosas que te ayudaban. En la Barceloneta, la gente iba con poca ropa. Claro, no es lo mismo el frío aquí que en León.

La temperatura, chicas y chicos de fuera. Todo era más fácil. Mucha gente de Francia, por ejemplo. Recuerdo que mis padres fueron a ver películas a Francia porque aquí no se podía.

Iban a Perpiñán, que está aquí al lado. Y digamos que la transción hizo que todas las personas normales, por decirlo de alguna manera, viesen normalidad en todo eso. Lo que sí que es verdad

es que como nadie nos frenaba, poco a poco, empezó a salir el primer Pride, que se hizo en las Ramblas de Barcelona.

Tuvo una repercusión relativa. Todo era muy político. Era como, no sé, los gays eran más listos. Escríbian, hacían poesía. Eran más listos, en general.

Sí, esa sensación, a las chicas que les gustaban las chicas eran como más inteligentes. Desde fuera, la sensación era que iban a la universidad… Es decir, eran como un grado más, en general.

Eran más apañadas en todo, sabían más de todo. Y eso también dio una imagen “no negativa”. Es decir, claro, descubríamos que algunos cantantes como Elton John eran gays. Nos dimos cuenta después.

Resulta que al cabo de un tiempo, George Michael también. Es decir, todos los iconos de los 80. Y claro, no sé si me voy mucho de la pregunta, pero digamos que fuimos descubriéndolo desde fuera…

Estaba Madonna, “Like a Virgin”, empezó a romper un poco la hegemonía de la iglesia. La iglesia era intocable. Madonna empezó a tocar los cojones por allí un poco.

Ya estaba la Fura dels Baus, que también hacía cosas. Los Joglars, había mucha gente que se burlaba de los valores clásicos.

Ya empezaban a hacer comedias en TV3 y se reían un poco de la clase “españolita” clásica. Yo viajo mucho por trabajo, a Murcia, a Alicante, a Almería, fuera de aquí.

Y realmente, también había una imagen un poco antigua de la gente de Murcia, por ejemplo, que…

Había una película que se llama “Un Señor de Murcia”. No recuerdo el actor, pero era muy conocido.

Realmente, también estaba lejos. Es decir, se rompió un poco el estereotipo. Claro, la ventaja que teníamos aquí es que había mucha gente de fuera.

Seguro que la explosión sexual de aquí no es la misma que la de Lleida. Barcelona era un lugar donde se podían hacer estas cosas.

Hablando de esta explosión sexual, ¿podrías hablar un poco del fenómeno de los visitantes de Suecia?

Sí que recuerdo que mis padres hablaban de cuando Alfredo Landa hacía muchas películas. También había algo de leyenda, ¿no?

Claro, a ver, una chica rubia que enseñaba… De entrada, la imagen de la mujer española era morena. Todo lo que te vendían, Lola Flores era morena y gitana.

Las famosas, las folklóricas del momento, que hacían películas como Manolo Escobar, que tenía partners que eran…

Me refería a que el tema de las suecas empezó un poco cinematográficamente. Es decir, es como que ahora se habla del turismo porque se habla de ello en la televisión.

Sino, van al revés. Hicieron películas y mucha gente que se dio al turismo era en Benidorm, Torremolinos. Marbella no estaba tan de moda. Recuerdo que en la televisión era… Además, daban apartamentos en el “1, 2, 3”. En Torremolinos, un apartamento

para cuatro personas y era como todo… Viaje a Mallorca, me acuerdo del millón, estaba el visitante del millón. El visitante un millón iba a Mallorca, le regalaban el viaje.

Había una serie de cosas que recuerdo. Había muchas canciones en ese momento. Y poco a poco, fueron incorporándose unas señoras que no eran morenas, que no tenían ojos marrones, también mujeres que tenían la piel un poco menos morena.

Y eran las suecas, que eran blancas, con ojos azules y el pelo largo y rubio. Empezaron a quedar como las “pre-hippies”. Venían aquí y no tenían prejuicios de enseñar los pechos. Esto aquí, pues tú dirás. Tu mujer muy tapada, con bañadores y tal, pero venía esa mujer y boop.

Y ya está. Era un poco los negros africanos de la fantasía erótica de las mujeres. Un negro africano antes recuerdo que eran los sementales de ébano.

En las revistas porno, aparecían los sementales de ébano y las súperrubias con unas tetas como campanas.

Entonces claro, todo esto era un poco…

Ahora, los negros son trabajadores que recogen claveles en el Maresme y ya se han incorporado y ahora, ser negro es ser catalán, no son de fuera. Hay muchos negros que hablan catalán mejor que yo

y no tiene nada que ver. Pero en ese momento, la figura del negro era de semental. Si era negro, follaba de puta madre, eso estaba clarísimo. Y si era sueca, era una tía que le daba igual ocho que ochenta. Ella iba ahí y se follaba a todo lo que se movía.

Claro, había estas dos ideas muy asociadas a las películas. Emmanuel, por ejemplo, jugaba con esto, con sementales. Y en las películas españolas, Alfredo Landa jugaba con las suecas. Claro, también es verdad, en Saint Tropez, con Louis de Funes, recuerdo que sus películas

estaban perseguidas porque se quitaban los sujetadores en las playas de Saint Tropez y no se podía. Recorrer la Costa Azul, todas estas cosas, no se hacía. Entonces, todo esto creó una leyenda, de alguna manera, pero sí que es verdad que vinieron chicas que no eran suecas, sino holandesas,

finlandesas, chicas que vinieron, había argentinas. Y se hicieron hippies. Entonces ya fue la época en que venían aquí, el sol de España, el sol de Cataluña, qué bonita es Barcelona, me encanta, pero joder, en invierno hacía frío.

Se iban a Ibiza. Empezaron a montar, había esta historia, que también estaba relacionada con la época de Bob Dylan, de Joan Baez, de qué bonito es el sexo, vivimos la vida guay, qué bonito todo. Épocas de LSD, la música, esos discos maravillosos que salieron, la Joplin.

Todo estaba mezclado, aquí se copiaba mucho a los americanos. Los americanos eran un modelo a copiar en muchos aspectos y fue cuando

nosotros aquí… Recuerdo que había grupos de música. Aquí estaban instaurados los Beatles. Cuando nací, los Beatles eran muy famosos.

Es decir, se bailaba los Beatles, que era música antigua, no música coetánea mía, era un poco antigua.

Había otros grupos que surgieron con los Beatles, que llevaban este rollito un poco punto “fumamos algo”, nada es de nadie, John Lennon, Yoko Ono, todas estas cosas.

Y, poco a poco, esto también afectó a la música, empezaron a poner chill out en las discotecas, afterhours…

Se rompió el horario. Antes había, salimos a las 10 de la noche. No, se salía muy tarde. A las 2 de la mañana, había alguien en la discoteca. Antes, no.

Entonces, todo se rompió un poco, esta época fue un poco… Bueno, yo la recuerdo a trozos, tampoco la recuerdo muy bien.

¿Podrías hablar del Maravilloso Mundo del Sexo?

¿Qué época? ¿En general?

No recuerdo nada, así que puede ser. No estoy seguro, eh.

Como quieras. Puedo hablar del tema, si quieres, sin hablar de la película.

Bueno, pues hablar del Maravilloso Mundo del Sexo, claro… Una vez en 1969, 1970, la pastilla empieza a rular un poco y en España llegó un poco tarde, como todo.

Porque también estaba Paquito frenando un poco el tema. Bueno, ya Paquito, está la iglesia, todo el mundo de acuerdo, la mujer tiene que ser la que mantenga un poco el español que ha de generar.

También se procuraba no mezclarse con otras etnias. Había mucha, quizás, más que racismo, que quizás no es la palabra, era clasismo. Es decir, no se podía perder el españolismo como clase.

Yo creo que la “raza española”, a parte de la película que hizo este señor, no era tanto por la raza, sino por el hecho de ser de aquí. Ser de aquí. De hecho, mis abuelos eran inmigrantes. Mi abuelo era de Tíjola, Almería.

Y el otro, de Sesa, un pueblo de Huesca. Era como una gran inmigración. Imagínate que viniese un chico de Nueva York, otro de Alemania. Ya era la bomba.

Entonces claro, era inmigración española, como mucho. Aquello eran inmigraciones internas, por decirlo de alguna manera.

Entonces, el tema del Maravilloso Mundo del Sexo se descubre por el tema de las suecas y, con esta excusa,

empiezan a rodar esta película, Torremolinos 76, creo que se llama, o 73, no me acuerdo bien.

Ahí hubo como un boom, a parte del baby boom, hubo el boom de descubrir cosas interesantes que se habían descubierto en los años veinte, como los consoladores, los vibradores, una serie de elementos que estaban puestos,

se pudo empezar a poder hablar un poco, pero siempre de forma muy pedagógica. Siempre. En todos los libros. Yo tengo unos cuantos. Yo tengo libros de sexo y me gustan los antiguos, algunos de ellos, porque me hace mucha gracia.

Por ejemplo, el sexo y la familia. Todo era el matrimonio y el sexo. Todo estaba arreglado. No podían evitar que hubiesen pollas y coños,

pero sí que podían reglamentarlo, vestirlo. Hay pollas y coños en un matrimonio. Matrimonio de hombre y mujer. Entonces siempre se decía “¿Se ha consumado el matrimonio? ¿Le has echado un polvo?”

Es decir, todo esto se fue saltando poco a poco y fue cuando empezaron a salir algunos clubs de intercambio.

Eran los famosos swingers. Había pocos, evidentemente.

Y que muchas veces, era gente de fuera que venía con la mujer, el tío era alemán y la tía de no sé dónde.

Ellos empezaban a tener parejas de fuera. Había alemanes que tenían amigas venezolanas o argentinas. Gente que era un poco del ambiente de la moda, de nuevos… Eran como millonarios hechos hippies.

Un poco así, ¿no? No eran hippies reales, eran como neo-hippies.

Y así, esto también nos ayudó un poco a que hubiese esta sensación de exclusión sexual.

¿Podrías hablar de la historia del porno en España?

A ver, la historia del porno en España tiene una historia un poco larga. La historia empieza cuando hay unos hermanos que se dedican a hacer películas, que tienen un encargo real, del rey.

Y empiezan a hacer películas porno hace mucho tiempo. Pero claro, realmente, la pornografía se considera como tal cuando estas películas son vistas por todo el mundo.

Entonces, claro, hasta que no muere Franco, la pornografía no puede existir. No existe. Hay cosas, películas, grabaciones… Se graban cosas en Italia, en Francia, en Estados Unidos…

Pero era a escondidas. No era un gran boom. No se podía vender. Entonces, en cuanto se pudo vender, empezó. Primero, con películas.

Después, en los cines. Había cines especializados, los cines X, se llamaban.

Después llegaron las cabinas. Después de estas, los vídeoclubs. Estos, tenían una sección X.

Salieron unas máquinas expendedoras de películas. Tú podías comprar una película por horas con una máquina que te lo sacaba. Casualmente, se dieron cuenta de que a las 12 del mediodía había un boom de películas gays.

Y era cuando las madres dejaban a los niños en la escuela y cogían películas para ver señores guapos. Porque, normalmente, los heteros no lo eran mucho. Entonces, con todo esto, hubo gente que empezó a sobresalir. De hecho, ahora se ha cumplido el 25 aniversario del festival de Barcelona, el que montó el señor Ponce.

Y si hace 25 años, es que no hace tanto. Quiero decir, no hace tantos años. Hubo una explosión de sex-shops. Todo era muy caro, al principio. Entonces, los sex shops se ganaban bien la vida, había bastante margen de negocio.

En el mundo de la pornografía, había las cuatro mega stars, artistas de fuera. Aquí no había estrellas porno. Era imposible. Eras una estrella porno y tus padres te dejaban de hablar para toda la vida. Era muy difícil.

Hasta los años 80 no empezó a salir alguno. Al acabar los años 80, empezó a haber cosas de cine porno. En los años 90, hubo una gran explosión, aquí, concretamente.

Aquí había empresas importantes. Yo era el director de International Film Group, recuerdo que en los años 90, era una empresa que facturaba mucho, trabajaba mucho en el Canal Plus. Había muchas otras empresas, la Taxon también estaba en ese momento, que era una empresa, todavía sigue siendo importante, pero en ese momento era muy importante.

Private, desde el 1969 que llevaba haciendo cosas. Hacía…

Primero, revistas. El porno empezó primero en las revistas y la pornografía como tal, siguió con el cine y el cine llegó al gran consumidor por DVD.

Por VHS y DVD. También había CD-ROMs.

Las páginas web, internet y todo eso, hasta hace poco, no funcionaba. Evidentemente, la historia española se colocó muy bien.

Hubo una época en la que se pusieron de moda unos cuantos artistas. Después, unos cuantos directores. A partir de aquí, hasta ahora, hasta el tema de internet, todo se globaliza mucho.

Y era muy difícil. Ahora puedes encontrar páginas americanas por internet, rusas o de donde sean. Antes, todo esto era mucho más difícil.

Antes, todo era de pago y ahora, muchas cosas son gratuitas. De hecho, no hace tanto que existen las webcams. Le puedes decir a una señora que se toque el culo. Y la señora lo hace.

Claro, antes no podías hablar con la tele. Hemos pasado de ser parte del público a ser protagonistas con el porno amateur.

Y de protagonistas en el porno amateur a ser directores de la película. Ahora quiero que te pongas a cuatro. Ahora, que te folle el chico que está al lado.

Tú vas pagando, evidentemente, bajo pago y claro, hemos pasado a protagonizar, igual que lo realities.

Antes, en televisión, el que presentaba un programa, era periodista. Había estudiado periodismo. Ahora es un famoso.

¿Por qué eres famoso? Bueno, porque mi novio era torero. O porque mi novio es jugador de futbol o porque mi hermana no sé qué hizo.

O “soy hija de un cantante”. Entonces, digamos que también incorporó esta sensación de que todo el mundo pueda ser parte. Por eso, aquí tuvo mucho éxito el cine amateur.

Porque cuando salieron las primeras cámaras de vídeo, todo el mundo hacía sus propias películas. Salieron distribuidoras, “ah, pues yo me atrevo”.

Recuerdo el chorizo de cantimpalo, que fue todo un éxito, se vendieron muchas copias. En el 1999, no hace tanto, pero hace unos años, hice la primera película porno en catalán.

En parte debido a esta militancia de llevarlo a la pornografía. Claro, quieras o no, desde 1996 que hice la primera, la hice en el Canal Plus, recuerdo con la internacional, que era una serie, siempre mezclo la música y todo eso.

Hasta ahora, el año pasado, prácticamente del cine, cine. Ahora hay gente que graba vídeos con un móvil.

Por lo tanto, ha habido una evolución y yo creo que habrá un punto en que ya veremos adónde va.

Pero claro, la gente lo que quiere, básicamente, como la televisión… El porno y la televisión están relacionados. Es decir, no hay nada que, pornográficamente, no se haya inventado.

Que la televisión no lo haga también a otro nivel. Es decir, ahora, la participación de las personas es muy importante.

Y ahora, igual que la música, nos salvamos por el directo.

La gente ya no vende discos, hora vende conciertos. El concierto da mucho juego porque nadie puede plagiarlo.

En cambio, un disco te lo pueden copiar, lo puedes poner en un USB. Así, tienes mucho porno en un USB de 64. Tienes 40.000 películas

Y antes tenías que tener una película en CDs o en VHSs. Entonces, yo creo que todo esto ha hecho que al porno español le cueste.Igual que hubo un gran momento,

la época dorada. Ahora ha llegado un momento en que no saben bien por dónde tirar, no saben si hacer más webcams, que quizás el…

Las nuevas estrellas son virtuales. ¿Por qué? Porque hablas con ellas en las redes sociales. “Voy a hablar con mi gran estrella por Twitter”. Y te responde.

Antes, hablabas con una actriz que te gustaba mucho, por ejemplo, y no podías hablar con ella. Le podías enviar una carta. Ellas tenían clubs de fans.

Entonces, escribías una carta. “Querida Jame Jameson, te quiero mucho, no sé qué.” Ahora le envías un tweet. También ha cambiado mucho eso. Y los españoles

y, por supuesto, los catalanes y Europa en general se ha tensionado mucho por las redes sociales.

Ahora ves las actrices porno, “ah, me acabo de levantar”, foto.

Claro, Jane Jamerson siempre está perfecta. Nunca se acababa de levantar. Se levantaba ya puestísima.

Claro, todo esto también ha hecho que toquemos un poco con los pies en el suelo gracias a las redes sociales quizás conocemos que las personas…

Ha bajado el mito, por decirlo de alguna manera. Y quizás con esto lo concluiria. La historia ha ido aquí. Al final, cualquier chica atrevida puede ser actriz porno. Antes, no.

¿Podrías hablar del periodo de la transición?

Sí, bueno, hay muchos… El periodo de la transición tiene muchos colores. Depende de dónde estés, ¿no? Claro, aquí, la transición fue una transición catalanizante, por decirlo de alguna manera.

De no poder razonar en catalán, prácticamente, a nivel importante. Recuerdo, en los años 60, 70, había catalán. Una asignatura, el catalán. Como si fuera chino, ¿no?

Catalán. Y era algo que se hacía una vez por semana y ya está. Claro, hasta los años 80, en 1985 o 1986, no fue una asignatura potente. Más adelante, ya se ha formalizado que, evidentemente, se reglan en catalán.

Entonces claro, durante todo este tiempo, la transición se notó en eso. Una de las cosas es esta, por ejemplo. Y por otro lado, también se notó que la gente ya podía decir, por ejemplo,

en mi ámbito, si eras gay, no pasaba nada, casi. Casi nada, en el sentido de que no te mataban. Quiero decir que…

Recuerdo que había un activista que se llamaba Jordi Petit. Lo hacía muy bien, era muy potente. Lo explicaba todo muy bien. Entonces, Sitges empezó a salir como un territorio no hostil.

Los gays ya no mataban a los niños. No eran terribles, ni drogadictos. No eran una panda de… Antes, ser gay era que estabas en la política de los maleantes. Eres un maleante.

Claro, detenido por homosexual. Ya está, era como haber atracado un banco, era algo horroroso. Claro, también debemos tener en cuenta que nuestro nivel cultural era muy bajo.

En Cataluña, quizás porque ha habido mucha gente de fuera, pero empezábamos a entender que esto era absurdo, antes que mucha otra gente. “Qué tontería, ¿no? ¿Qué ha hecho este pobre chico? ¿Porque le gustan los hombres?”

“No, no, porque lo sodomiza”. Claro, sodomiza al otro, que no quiere. Claro, el malo siempre era el que sodomizaba sin que los demás quisieran. Algo absurdo, ¿no?

Y todas estas cosas. La iglesia también se dio cuenta de que quizás su papel tan radical no funcionaba tanto. El tema del preservativo costó mucho, teníamos un papa muy carroñero, era muy difícil que el papa viese que los preservativos…

Tio, vete a África y reparte condones, por el amor de Dios. Que esta gente no puede tener hijos. Había niños por todas partes. Me acuerdo del momento de Rhodesia, de la hambruna horrible, recuerdo que se empezaban a hacer conciertos para que la gente no estuviese tan jodida,

pero digamos que el sexo, en la época de la transición, fue cuando la gente se dio cuenta de que había mundo.

De que el inglés era un idioma, no un señor con sombrero. De que se podían ver películas subtituladas. En las películas, todo el mundo hablaba en castellano. Por eso no hablamos idiomas aquí.

Todas las películas estaban dobladas, adaptadas, y que digan lo que tengan que decir. ¿Entiendes? Claro, nadie compraba libros en inglés, libros en otras lenguas.

La gente que hacía inglés ya no era… ¿Estudias inglés porque quieres irte a vivir a Estados Unidos? No, estudio inglés porque…

puedo trabajar desde aquí. La transición también permitió que se entendiese que una mujer podía tener un hijo y trabajar. Que el hombre podía empezar a hacer las tareas “de mujer”, ¿no?

Como mínimo, sacar la basura. Barrer no estaba tan mal visto. En la transición, no había anuncios de estos tan horrorosos de “Cuando llega mi marido a casa, le doy una copa de Soberano”.

Por ejemplo, mi padre fumó mucho años porque era una cosa de hombres. Los que fumaban iban con sombrero e iban a caballo. Y era, el Marlboro, te parabas allí y todo el mundo…

Fumar era una pose, ¿no? Una pose muy social. De golpe, hostia, cancer. Coño, hostia, tan chulo que era. Las mujeres empezaron a fumar. Que no fue una buena noticia pero era de igualdad.

Las mujeres empezaban a escoger si querían tener novio o no. Mi mujer… Mi hija es casadera, que se decía mucho en los pueblos. Casadera era que ya tenía, venga va, “como no espabiles, se te pasa el arroz”.

La gente tenía hijos cada vez más grandes. No es lo mismo tener un hijo con 18 años, que era el momento de tenerlos, entre los 18 y los 25. Ahora, si tienes un hijo con 19 años, estás loca. Con 25, chalada. La gente tiene hijos a los 35, a los 40 años.

Mi hermana tuvo un hijo con 38 años. Yo no tengo. Con esto quiero decir que no tener un hijo muy rápido no era normal. Y se normalizó el hecho de que la gente vivía mejor.

Es decir, la juventud duraba hasta los 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29 años. Antes, la juventud se acababa a los 19. Te casabas y ya eras adulto. Y ya está.

Esto también cambió. La transición trajo cosas buenas. Lo mejor de todo es el hecho de que no podían decirte, o no te podían meter en prisión por ser como eras.

La gente se atrevía a vestir diferente. Llevaba más colores. Yo creo que Agatha Ruiz de la Prada no hubiese triunfado, por ejemplo. Era muy difícil. Pero la gente miraba las modas de fuera.

Recuerdo a Jean Paul Gautier, que era muy raro. Era un tío muy raro. Había Andy Warhol, que hacía no sé qué con Marilyn, unas fotos, unos colores. Era un poco así.

Y bueno, empezaron a normalizarse todo esos personajes. Empezó a hablarse del Guernica, que había mucha gente que se pensaba que era un cuadro.

Directamente, era un cuadro y ya está. No representaba nada. Es decir, hay mucha gente y mucha cultura que se desconocía. La gente se pensaba que Cataluña terminaba en los Pirineos.

Y vieron que no, que había una Cataluña norte. También descubrieron que los trenes en España eran más estrechos y por tanto, no podíamos salir fuera. Y la gente se extrañaba.

No sé, empezamos a descubrir cosas que pensábamos que eran normales y no lo eran. Y claro, empezábamos a tener televisión por satélite. Piensa que cuando la gente no está informada, en el fondo,

lo que hacen estos de ahora que quieren volver a hace 500 años, sinceramente, es desinformar. Si no estás informada, no deseas lo que no ves.

Por lo tanto, empezamos a decir, “hostia, cómo mola tener pasta”. Porque claro, salía Dinastía, una serie. Y la transición trajo estos seriales. Veíamos la vida de los americanos. También empezamos a generar, por decirlo de alguna manera,

por un lado, a gente que le tenía mucha manía a los americanos, una manía extraordinaria. Por la guerra de Vietnam y todo eso.

Y hubo gente que empezó, como yo, “Pues no lo hacen tan mal. Hostia, pues qué cabrones, qué guapo es esto”. Es decir, empezamos a encontrar otra gente.

Conocimos grupos como Supertramp o Pink Floyd.

Vimos… No sé. Que en Alemania había gente interesante. Krafwerk, por ejemplo, que era un grupo raro.

Había grupos alemanes que cantaban en inglés y te gustaba en ese momento, estaba AC/DC.

Descubrí Australia. Es decir, parecía una tontería pero no teníamos… Éramos como los antiguos vikingos, pensábamos que donde acababa el mar, acababa el mundo.

Yo creo que la transición dio esta sensación y dio voz a personajes como Felipe González, por ejemplo, Adolfo Suarez, toda esta gente

que tenía ideas diferentes. Parecía mentira que un tío con una americana de pana, que era como el típico sindicalista. Los sindicatos fueron cogiendo fuerza, la mujer fue cogiendo fuerza.

La televisión se doblegó un poco y empezó a emitir imágenes del mundo, no todas ellas eran positivas.

Bueno, cambiaron muchas cosas. La gente abrió un poco los ojos.

¿Recuerdas tu escuela durante esa época de la transición?

Igual. Es decir, la escuela es un reflejo de la sociedad, en el fondo.

La gente tuvo más interés en estudiar otras cosas. Las chicas estudiaban cosas que solo estudiaban los chicos.

Antes… Yo, por ejemplo, iba a un instituto el primera año que fue mixto. Antes, estaba el Juan de Austria, que era para chicos,

y el Infanta Isabel de Aragón, que era de chicas. Allí estudiaba mi hermana. Y yo fui al de chicas el primer año que se abrió a los chicos.

Es decir, chicos y chicas no podían estudiar juntos. Esto, por ejemplo, fue un cambio importante para mí.

Claro, yo era un niño, pero siempre había estado con muchas chicas, toda la vida. Tengo a mi hermana, a otra hermana, a mi madre. Siempre he vivido más con mujeres que con hombres.

Entonces claro, para mí era muy fácil moverme en una clase donde todo eran chicas. Yo y tres más. Y en el instituto de al lado, todo eran chicos menos tres o cuatro chicas que eran

las hermanas que iban allí porque el hermano estaba estudiando allí también.

Fue en la época en que se hacía el BUP, que ahora se llama ESO. Claro, yo lo noté. Noté que había, digamos, la forma de…

A la gente le costaba un poco pero ahora empiezas a darte cuenta, “hostia, quizás ese amigo era gay”.

Ahora lo ves. Ahora. O esa chica… quizás le gustaban las chicas. Estas cosas. Yo hablo en mi ámbito más sexual, ¿no?

Pero la sexualidad, en el fondo, refleja mucho la realidad de los sitios. Depende de a qué sitio te vayas ahora…

No es que no detectes, es que hay una mezcla absoluta de todo. Supongo que en una escuela debe haber gente de cinco nacionalidades, o de diez o de doce. En ese momento, en el DNI de todo el mundo ponía “español”.

No recuerdo ni un solo extranjero, no había. Una argentina, pero como hablaba español, no se notaba. Se notaba en el acento pero…

No había extranjeros. Antes eran extranjeros, después, se llamaron “inmigrantes” peyorativamente, era como feo, ¿no?

“Este es inmigrante”, inmigrante era “del sur”.

Y el extranjero era del norte. Si eres de Finlandia, por ejemplo, eres extranjero. Si eres de Marruecos, eres inmigrante. También había este juego peyorativo cuando alguien venía de fuera.

Entonces, en la escuela no había inmigrantes, ni extranjeros ni nada. Poco a poco se han ido mezclando. Pero claro, cuando acabé… Yo hacía el nocturno porque yo estudiaba dos cosas a la vez.

Hacía FP y BUP para acabar antes. Quería hacer dos cosas a la vez. Y recuerdo que en ese momento fue… eso. Lo que comentábamos antes pero pasado, digamos, a mi edad.

¿Cómo recuerdas la enseñanza del catalán en la escuela?

Yo la recuerdo como una asignatura. A mí nunca me han enseñado nada en catalán.

Era una asignatura y ya está. Hablábamos en catalán, empezaba la clase y todos hablábamos en castellano.

Cuando era pequeño, al principio, cantábamos. Cantábamos y rezábamos. Claro, hace muchos años de eso.

Yo iba a la escuela la Palestra, que estaba en mi misma escalera. Es decir, yo vivía en un cuarto, bajaba tres pisos y tenía la escuela allí.

Y bajaba, nunca llegaba tarde, claro, estaba allí.

Y cantábamos. Teníamos una foto de Franco y una foto con el Cristo y tal. Cantábamos canciones.

Pero tampoco lo vivíamos mal. Era normal. Cantábamos todos cantando.

No me acuerdo. Las montañas nevadas y canciones. Un poco de todo. Cantábamos cosas. Estaba un poco pasado de moda.

Pero, en el fondo, los profesores eran normales. De hecho, el director era gay y lo supimos después.

No lo hubiese dicho nunca, en ese momento, claro. El fenómeno gay o no, eso no existía. Había hombres y ya está, hombres y mujeres.

Entonces, cuando bajábamos allí… Yo era muy pequeño. Lo único que recuerdo, que si me portaba mal… No era malo, lo que pasa es que…

Por ejemplo, los mayores me decían, “escupe”… Yo tenía mucha facilidad para, antes los llamábamos “lapos”, “pega un lapo”. El lapo era escupir. Yo escupía de una manera que parecía una rana casi especializada

y escupí en el centro de la foto de Franco.

¿Quién ha sido?

Claro, yo no era consciente de que era Franco, yo qué sabía, yo tenía cinco años.

O cuatro, no me acuerdo. Yo fui muy pequeño al colegio, cuatro años o así.

Claro, antes, los niños íbamos al cole con cuatro o seis años. No íbamos a P1, P2, P3… Todo eso no existía.

El parvulario y el colegio, ya está. No había tantas cosas. Total, me pusieron allí, me acuerdo, y me metieron en una habitación en medio del patio llena de Cristos y de cosas antiguas. Allí, encerrado.

“Tú te vas a quedar aquí”. De eso sí que me acuerdo, que era un poco Harry Potter, un poco antiguo.

Como castigo por haber…

Pero claro, yo no he ido… A ver, un niño de 4 o 5 años ¿cómo va a saber quién es Franco? No sabe nada…

Lo puse allí, en el medio. Y todo el mundo mirando, dije “hostia”. Triunfé treinta segundos porque llegó la profesora.

Entonces te pegaban con la regla. Bajó mi madre y dijo “pero cómo hacen eso, es muy pequeño”.

Claro, yo era un inconsciente. Entonces yo hacía todo lo que me decían.

Era atrevido, digamos. Pero claro, eras atrevido porque no eras consecuente con lo que estabas haciendo. Yo no le tenía manía a Franco, no sabía ni quién era.

Yo sabía que era un señor que tenía una peseta, bueno, era el de la peseta, yo qué sé. Nos daba un poco igual.

Yo no viví la represión, realmente. La represión escolar, pero que también era normal, no sé. Si escupes ahora al presidente de la generalitat supongo que te harían lo mismo. No lo mismo, pero seguramente te dirían algo.

No estaba bien hacerlo, ¿no? Pero bueno, hasta aquí.

¿Estás a favor o en contra de la independencia?

Soy una persona independentista de siempre.

Lo que pasa es que yo creo que no se han hecho las cosas desde un punto de vista…

De entrada, es un tema muy complejo, muy complejo.

A ver, yo soy independiente como persona, no me gusta la dependencia, para empezar.

Entonces claro, yo creo que la independencia es algo que nace de uno mismo. De entrada, no me gusta que haya alguien de mi entorno que lleve mi dinero.

Pues imagínate si es un sitio que está a mil kilómetros, o a 600. Que lleven mi dinero, gracia, gracia, no hace.

Por otro lado, yo creo que además, antes era una independencia más política y ahora es más una independencia económica.

Pero claro, por otro lado, tienes intereses generados que yo, por ejemplo, trabajo más en Murcia que en Barcelona. Más en Alicante que en Barcelona o más en Almería que en Barcelona.

Entonces, muchas veces, es una situación confusa porque creo que hubo un momento determinado en que se podía haber hecho de otra forma.

Sin la época de los Xirinacs y toda esta época más guerrillera…

Creo que está bien luchar por los derechos de uno algunas veces, lo que pasa es que creo que se ha explicado mal casi todo.

Hay mucha gente como yo que al final se vuelve más apolítica porque claro, yo tenía bastante cosas claras en un momento determinado pero la manera de hacer las cosas…

Por ejemplo, lo de Pujol sé que ha sido un doble juego general.

Porque quieras o no, siempre hay que atacar la parte que hace más daño, ¿no?

Pujol ha hecho mucho daño, el que te expliquen todo eso…

Cuando seguramente, otros habrán hecho cosas similares, por decirlo de alguna manera.

O como mínimo, crean la duda, ¿no?

Entonces claro, cuando tienes una serie de valores dices, claro, la independencia, en el fondo, no es más que ser responsable de tu propia libertad.

Hay un punto en que te lo pintan de miedo cuando yo, por ejemplo, me acuerdo perfectamente, yo trabajaba para una empresa, ahora no diré nombres para no colocarla, pero propuse hacer la primera película porno en catalán.

Literalmente, me dijeron “fuera de aquí, independentista de mierda” por querer hacer una película porno en catalán.

Y monté mi propia empresa y, gracias a eso, viví mucho mejor.

Es decir, muchas veces, como se dice en castellano, yo tengo muchas referencias castellanas, “no hay mal que por bien no venga”.

Y creo que la independencia se tiene que ganar pueblo a pueblo, persona a persona.

Si tienes un discurso muy contundente pero corto, hay gente que no entiende.

“¿Y las pensiones? ¿Y esto? ¿Y lo otro?”

Hay muchos miedos. Hay el mismo miedo que tenía mi abuela cuando Franco murió, “¿Y ahora qué pasará?”

“Pero si era un cabrón este tío”, mi abuela se puso a llorar.

Pero claro, “es que le hemos tenido tantos años…”

Claro, hemos sido españoles tantos años que ahora, ¿qué pasará?

Hay un miedo, que gente más de la caverna ha generado, pero que gente de aquí también contribuye a ese mismo miedo cuando realmente, no pasa nada, no es tan complejo.

En el Bréxit, ¿perderán dinero?

Sí… También pierdes libertad cuando tienes un hijo, ¿no? O cuando te casas, o cuando te compras una casa… “Todavía estoy pagando la hipoteca de mi casa”, o cuando te compras un vehículo.

Es decir, la libertad se coarta cuando tú eres el último responsable, digamos.

Entonces claro, los que somos independentistas o independientes, la gente que es auto-responsable…

Claro, yo pago a mis autónomos, vivo de mi propio trabajo, genero lo mío y, por lo tanto, no tengo dependencias.

El que trabaja para el Estado, por ejemplo, seguramente no le haga mucha gracia, o si es cartero, “hostia, y ahora, ¿quién llevará todo esto?”

O “trabajo en hacienda”, o “soy policía nacional”. Hay policías nacionales que viven aquí también.

Es decir, hay mucha gente… Yo creo que es más por miedo al cambio. Yo vivía muy bien con mis padres, sí, no vivía mal con ellos pero como tengo un caracter independiente, a los 20 años me fui de casa.

¿Pasaba hambre? No, no pasaba hambre y fuera tampoco.

Me fui espabilando… Me echaron de una empresa y me inventé otra.

Quiero decir que yo creo que tenemos que aprovechar… Lo que pasa es que se ha intentado ser independiente pero muchas veces se han hecho las cosas de una manera que yo no comparto. Por ejemplo, yo no tengo nada contra los españoles pero tampoco contra los franceses, contra Estados Unidos, ni contra los italianos.

Es un poco como “claro, tú quieres ser independiente porque nos tienes manía”. No, yo no tengo manía a mis padres pero no quiero vivir con ellos.

Si tengo que vivir con mis padres, será por fuerza mayor, no por ganas.

No tengo ganas de levantarme cada día con mi padre y mi madre, pero eso no significa que no les quiera. Yo no tengo manía a España, la quiero mucho, es una tierra muy querida para mí. Mi abuelo era de Almería, español. Porque más español que de Almería…

Y mi otro abuelo, de Sesa, un pueblecito de Huesca. Es decir, era maño.

Es decir, no tengo manías, pero yo quiero poder gestionar mi propia infraestructura y si tengo que pagar un Brexit, para que nos entendamos, lo pagaré y me moveré a mi manera.

Es eso. Y aquí se ha vendido muchas veces que España nos roba, o que nos gestiona mal, llámalo como quieras, o que quizás España no nos ha valorado. Es decir, valoras a tu hijo a la hora de irse, dices “Coño, si traía el dinero a casa, pero si lo hacía muy bien… Y no le hemos dicho nada… Bajaba al perro cada día, hacía la cena, fregaba los platos, era buen chaval… Y ahora quiere irse.”

Bueno, quiere irse porque no le habéis reconocido nunca nada de lo que ha hecho.

Hay un punto de nuevos independentistas radicales, que soy radical, como podría serlo por la radioactividad, dá igual, o porque está de moda.

Y otros porque como yo, que creo que normalmente, los países pequeños funcionan mejor, evidentemente, con una buena relación externa.

Andorra, a ver, ¿cuántos países hay en Europa que sean más pequeños que Cataluña?

Más de cuatro. Y funcionan perfectamente. Mónaco no es que sea muy grande. Pregunta a ver cuánta gente de Gibraltar quiere ser española. Ni una.

¿Por qué? Porque es mucho más fácil, quiero decir, no tienes que ser tan generoso con todo el mundo, no tienes que ser tan solidario con gente con la que quizás no te entiendes.

Pero yo no les pondría una bomba en Madrid, ni un atentado, ni mataría a nadie, ni estoy en contra de Extremadura, por ejemplo, que han hablado muy mal de aquí, los varones y todo eso, pues yo no les pondría una bomba. No tengo nada que ver con eso.

Pero por otro lado, hay que reconocer que quizás el discurso catalán en España ha sido en base al “tú me robas”.

Claro, si le dices a tu madre “me voy porque me pegas” o “porque tú…”

Claro, deberías decir “mira mama, yo te quiero mucho pero necesito estar solo”. Necesito estar solo. ¿Por qué? Es una cuestión existencial. Quiero estar solo, no quiero estar con vosotros. ¿Qué has hecho por mí? ¿Me has comprado esto?

Pues me lo pago yo. Llegamos a un acuerdo y me dejas moverme. ¿Por qué?

Porque yo tengo una política exterior diferente. Porque, creativamente, quiero crecer de otra manera porque no quiero estar en la sombra. La sombra de España es una sombra importante…

Gracias a las Olimpiadas, Barcelona tiene nombre. Pero realmente, Cataluña ha tenido y tiene mucha sombra por España.

La Marca España es una marca.

Si tú quieres ser comerciante, de alguna manera… Yo no quiero irme de España a hostias, no tiene sentido. Yo no me fui de casa diciendo “mira papa, pim pam, a la mama una patada y a mi hermana la tiro por el balcón”. No hace falta.

Ni despotricar. No necesito, como país, estar tanto tiempo en esta infraestructura que habéis montado a nivel social, económica, televisiva…

Yo veo mucho los canales de la caverna, que los llaman. Los miro todos, miro muchas noticias, creo que es lo único que miro en la tele.

Entonces, veo la manera de pensar que tienen los de Trece Tv, por ejemplo, mucha gente que tiene información pero no la tiene toda.

Y entonces, tienen esta sensación y es cuando parece que si dices que eres independentista, es casi como si fueras de la Kale Borroka, o… Hay un punto violento.

Y por eso, el otro día, me enfadé con uno de estos cuatro chavales que han pintado cuatro mierdas con esprais porque claro, no son conscientes del daño que hacen porque uno recuerda antes las cosas malas. Cuando se habla de Estados Unidos, “ah, sí, la Guerra de Vietnam”. Esta gente también ha hecho cosas buenas.

“Ah, la Guerra de Vietnam y Trump es un subnormal, y no sé qué y venga, venga”.

Bueno, pero allí también han hecho cosas buenas, “no, no, no, no, la Guerra de Vietnam…”

Es decir, hay una fijación por las cosas malas. Entonces yo creo que Cataluña no necesita cosas malas, manchas, en este momento.

Y tampoco es necesario decir que eres más chulo que nadie.

Hay un punto medio. Yo creo que la venta que hemos hecho nosotros era muy difícil. A ver, el actual presidente de Esquerra Republicana es un hombre bastante dialogante, es historiador, tiene una manera de hacer las cosas que me gusta. Le he votado más de una vez.

Pero por otro lado, creo que no estamos… Es decir, hablamos en chino a un japonés. Se parece pero no es el mismo idioma y no acabamos de entendernos.

Entonces claro, la solución… “Como no me entiendes, me voy”. Quizás tampoco es la mejor solución.

Y creo que la gran campaña de independencia la ha hecho Rajoy. Es él quien ha hecho la campaña más importante.

Si Rajoy hubiese dicho “pues votad”, hubiesen dicho que no y estaríamos en España. Seguro.

Es decir, hace dos, tres o cuatro años atrás, cuando dijeron “Oye, queremos ser independientes”, si hubiesen respondido diciendo “Venga, va, chavales, poned las urnas. ¿Cuántos sois? ¿27?” En ese momento, era poca gente.

Ahora dices que no se puede fumar aquí, pues todo el mundo quiere fumar. “¿Que no se puede fumar? Un puro me voy a fumar.”

Entonces, el que no era independentista, ahora lo es. ¿Por qué? Porque no te dejan serlo.

Muchas veces, la negatividad genera solidaridad. Como no nos dejan… ¿Y por qué no? Investigan y…

Es decir, esto ha sido lo que ha valido, lo que ha hecho la gran campaña de esto.

Entonces claro, no me gusta que, en el fondo de todo, la gran campaña del independentismo la haya hecho el Partido Popular. Gracias a ellos, la independencia es mucho más puntera, más importante.

Y en el fondo, nos han posicionado en contra. O eres independentista, o no lo eres.

Es como si no pudiese haber un punto medio. Sí, la Federación. Ya se ha intentado pero es muy complicado.

Y por lo tanto, por decirlo de alguna manera, eres como una persona independiente frustrada, un poco, piensas, “quizás también ha sido culpa mía, yo he colaborado con actos de independencia, en muchos sitios, pero quizás no lo he hecho bien.”

Yo creo que deberíamos admitir un “mea culpa”. A ver, no puedes decir que son los demás, que no se explican, que los políticos estos son una mierda…

Todos hacemos política. Cuando voy a Murcia, hago política constantemente.

“Hostia, pues eres buen tío y eres catalán”. Hostia, ¿cómo puede ser? Este tío me ha invitado a un café y es catalán.

Además, hago broma. Por ejemplo, aquí hay desconocimiento. Yo hablo de lo que conozco. Y hay desconocimiento de la manera de hacer de un hombre de Murcia o de Alicante o de cualquier sitio. Por lo tanto, a veces, al conocer a tu enemigo, entre comillas, te das cuenta de que no lo tienes.

Si nos pinchan a mí o a un hombre de Murcia, nos sale lo mismo. Todo el mundo sufre por la familia, por el dinero, todo el mundo tiene una hipoteca por pagar, quiere su propia libertad, todo el mundo tiene un amigo, un familiar gay. Todos tenemos las mismas cosas sociales, ¿no?

Por lo tanto, por decirlo de alguna manera, no hay diferencias demasiado importantes. Yo creo que ahora, la independencia es una cuestión más económica, macroeconómica, que una cuestión como antes.

Antes, éramos los que bailaban sardanas. Bailar sardanas no está prohibido pero la gente joven no quiere bailar sardanas, ahora hacen castells y son castellers, se ha puesto de moda, está muy bien.

Yo creo que la solución está relacionada a temas macroeconómicos, es por ahí por donde se tiene que atacar, bajo mi punto de vista, más que por un tema de sentimiento.

Es como ser del Barça o no serlo. En Almería, hay mucha gente del Barça, por ejemplo. Ahora he estado allí, hace cuatro días, y hay gente del Barça.

Es decir, todas estas cosas que se quieren coger como propias de “va, venga, como somos catalanes, somos del Barça”.

Yo qué sé. Oye, Neymar es un mamón, se ha ido con 220 millones… Es decir, puedes pensar muchas cosas, “Messi es argentino, no es de Olot”, bueno, pero es del Barça que, más que un club, es un negocio que vende camisetas, que me parece muy bien pero quiero decir que toda esta…

Pujol… Toda esta simbología, digamos, creo que tiene que ser algo más interno, no hace falta ser… Entonces qué, ¿tienes que ser religioso para ir a Montserrat?

Los catalanes tenemos que… no sé, ¿comer pan con tomate? Es decir, creo que no se ha evolucionado mucho y se han quedado como los Catalinos, entre medio, esta gente catalana no se ha…

Creo que hay un punto que no se ha modernizado, es decir, no hay gente tan moderna como haría falta para este cambio.

Es como si fueran los de antes, por ejemplo, el PDeCat, que se llama de otra forma y todo, tienes la sensación de que son partidos más de derechas que de izquierdas, o más de centro, que no me parece mal, ¿eh? Pero se han quedado ahí.

Entonces, luchan por algo como si los demás no estuvieran y cada vez tenemos más gente de fuera.

Claro, alguien que ha llegado aquí hace dos años, no sé, la independencia igual le suena un poco… No sé, un paquistaní, si no se lo explicas muy bien…

“Oiga, si usted estuviera aquí, le iría mejor…” Yo creo que ha faltado un poco de esto…

Yo creo que es de mal vendedor hablar mal de la competencia.

Yo nunca he dicho que los de Private hagan una películas de mierda, que las mías son las buenas porque resulta que he trabajado para Private también, ¿entiendes?

Yo creo que no hace falta, es decir, uno tiene que valer por lo que sabe hacer, lo que pasa es que sí que es verdad que hay momentos en que estás harto y dices “bueno, papa, quiero irme de casa, se acabó ya, ¿no?”

Pero claro, si tienes que irte de casa con tus hermanos, quizás tienes que ponerte de acuerdo con todos, no es tan fácil.

Es decir, una cosa es lo que uno siente y otra es la manera de hacer.

Es decir, yo soy del Barça, por ejemplo, pero si pierde, duermo igual. Prefiero ganar 1-0 un partido acojonante que 10-0 y hacer un partido de mierda, ganar porque el otro equipo era de cojos.

Yo creo que se tienen que hacer bien las cosas, no sé. Quizás me he explicado un poco…

¿Podrías hablar del golpe de estado fallido de 1981?

Sí, yo recuerdo que mi padre estaba muy nervioso. Yo estaba en la escuela, esto pasó por la tarde. Y me dijo “ven para casa”. Fui hacia casa, mi padre estaba muy preocupado porque claro, no había móviles en ese momento.

Mi padre también se preocupó mucho porque yo estaba en la calle. Entonces claro, él tuvo la idea de que como cuando era pequeño, sufrió la guerra, mi padre fue un niño de la postguerra. Ahora tiene 80 y pico años y claro, fue un niño de la guerra, sufrió y pensó “uy, uy, uy… lo mismo”, ¿no?

En mi casa, se vivió mal, con mucha tensión. No ir a la escuela, no salir de casa…

Recuerdo esta sensación complicada, “uy, como vuelva eso, ya verás tú… no llamemos por teléfono…”

¿Sabes? Por decirlo de alguna manera, hubo un momento en que pensamos “esto ya duraba mucho”. Es decir, desde el 1975 al 1981. No había pasado tanto, pero era algo así…

En ese momento, todo el mundo se hizo Juan Carlista, directamente, de “Viva Juan Carlos”. Era un héroe nacional, de la Marvel prácticamente. Salió el Capitán América y bueno, fue Juan Carlos quien fue un poco…

En ese momento, se vendió así. Después, con el tiempo, hemos descubierto otras cosas. Pero en un principio, fue el héroe y, de golpe, la moneda de la peseta se devaluó mucho y la monarquía, por primera vez, piensas “hostia, el rey ha servido de algo”. Ese es el recuerdo que tengo.

¿Recuerdas el bombardeo del Hipercor?

Recuerdo la bomba, más que el bombardeo. Recuerdo aquel estallido.

Me acuerdo porque llamó mi abuela, porque nosotros vivíamos al lado.

Claro, yo vivía en Nou Barris, en Fabra i Puig y esto pasó en la Meridiana.

CLaro, nosotros sufríamos por si algún familiar… Había pasado muy cerca.

Yo lo viví fatal. Esto debía ser en 1987, ¿no? Algo así.

Recuerdo que no lo viví bien.

En ese momento, a los más jóvenes, la ETA nos caía medio bien. Medio bien.

A mí nunca me cayeron demasiado bien, pero medio bien.

Habían matado a gente chunga, a gente… Recuerdo momentos de cuando saltó la operación ogro, que saltó Carrero Blanco, y bueno, estas cosas.

Y era un poco esa sensación que dices “bueno, tú, ¿qué quieres que te diga?”

Pf… También se lo han buscado un poco, ¿no?

Había este punto en que no… Yo soy una persona muy poco violenta y, por eso, nunca me ha gustado mucho. De hecho, esto que han hecho los chavales del turismo no me gusta.

Quiero decir, yo soy muy, muy de paz. Pensé, “hostia…”

Pero cuando hicieron eso, dije “idos a tomar por culo”, directamente.

Es decir, yo creo que, en Barcelona, ETA murió ese día. Si ya había un porcentaje de la población de que vez en cuando pensaba “hombre, los de ETA tienen su razón porque eran independentistas a su manera…” Era un poco… Era lo que no nos atreveríamos nunca a hacer los catalanes. Los catalanes no nos atrevemos a hacer estas cosas, no somos… Estaba Terra Lliure pero duró cuatro días. No somos de hacer daño a nadie, por decirlo de alguna manera.

Tal y como en Irlanda hubo los frentes aquellos complicados…

Y en ese momento, terminó todo. No hubo nadie que… Todavía se me pone la piel de gallina. Fue horrible porque pensabas “¿Qué tendrá que ver esta pobre mujer que va a comprar con el carro? Para que venga este gilipollas, este hijo de puta, llámale como quieras, un mamón, a poner esta bomba donde no tocaba…

Y aquí se finiquitó. Aquí, empezaron a caer mal los vascos. Antes, caían muy bien en Cataluña. Tuvieron que hacer una campaña muy potente para que la gente no confundiera a ETA con el País Vasco, cuando ellos habían hecho una campaña conjunta con todo esto.

Y la gente, evidentemente… ETA murió ese día en Barcelona.

La Guardia Civil y toda esa gente empezaron a caer mejor en algún aspecto. Les hicieron un favor, por decirlo de alguna manera, a nivel estético y fue un drama. Un drama.

Yo creo que fue uno de tantos errores que cometió ETA. Fue un error grave y nadie se lo perdonará nunca nadie, yo tampoco. La prisión sirve para redimir a la gente, ¿no? Pero era una sensación de decir “que se pudran allí dentro, que les den por culo, da igual… Me da igual. Ya se ha terminado.” ¿No?

Es decir, y claro, tuve la suerte de que no le tocara a nadie de mi familia y sino, a lo mejor la cosa hubiese ido diferente.

Quiero decir, claro, piensa que si te pasa algo así, hostia… Pues no sé, mi manera de entender la vida sería otra, a lo mejor te haces de otra historia y te haces del GRAPO.

Es que claro, la gente no entiende las cosas hasta que no le pasan. Por eso te digo que yo he tenido mucha suerte al ser blanco y, por lo tanto, nadie se ha metido conmigo por ser negro, porque no lo soy.

Claro, las víctimas del terrorismo, como no me afectan porque nadie se me ha muerto…

Claro, en ese momento era como que ya no eran solo las mujeres de la Guardia Civil, las mujeres de los soldados, las mujeres de los políticos… Ya era gente no tenía nada que decir, por decirlo de alguna manera, ¿no?

Y antes, fue… También entendimos un poco la justificación, muchas veces, esta manía que otros les tenían y fue… Yo creo que fue el final de ETA.

En Andalucía, nunca cayeron bien porque había Guardias Civiles. En el País Vasco, por descontado, porque o te caían bien o te caían mal. Es decir, estabas allí.

Y aquí eran medio simpáticos, un punto medio, la gente…

Estaban medio justificados, por así decir.

Pero después ya está, se acabó la justificación. Fuera.

¿Recuerdas el incendio del Liceu?

Sí…

El incendio del Liceu era lo contrario a esto.

De entrada, nadie creyó nunca que fuese un incendio. Bueno, al menos yo no me creí nunca que se quemase tanto, no sé cómo decirte, ¿no hay alarmas? Yo aquí tengo, joder, y ¿no teníais algo que avise de un incendio, de que hay humo?

En una habitación de hotel, fumas y pita, pues ¿cómo puede ser eso?

Siempre ha habido intereses.

Por otro lado, el Liceu también, durante una época determinada, era la crème de la crème, era un lugar al que no tenías acceso.

Es como que, no sé, te daba un poco igual.

No es lo mismo que el Palau de la Música, que quizás sí que está un poco más integrado en la sociedad. Pero aquello era más de la aristocracia, de los pijos, que tenían posibilidades económicas para ir pero, en ese momento, también había locos por la música, la gente…

Yo tenía muchos amigos que habían aprendido a tocar el piano en el Liceu. Yo soy músico y tenía a muchos amigos que habían…

Pero claro, la escuela del Liceu no había muerto. Se había quemado el teatro y, a partir de aquí, como que no sé bien si era… Si va con patrones o si los tenían, si hay mucha gente que paga o no… No sabía muy bien cómo iba la sociedad.

Y bueno, con lo que se ha hecho nuevo ha salido ganando. Yo creo que han tenido un Liceu mejor y que quizás no les ha ido tan mal.

Pero bueno, me afectó de aquella manera. Me supo mal pero tampoco era para decir “hostia, qué putada…” Quizás me hubiese dado más rabia si hubiese sido en el Palau de la Música.

¿Cómo recuerdas que cambiase la ciudad con las Olimpiadas?

Uy, eso lo recuerdo muy, muy bien.

Ruido y taladros en todas partes. Todo cerrado. Ahora el metro, ahora el autobús, ahora otra vuelta, no podías aparcar…

Yo recuerdo un cambio muy importante, muy importante.

Recuerdo muchos cambios y mucha televisión, los anuncios.

Yo también estaba activo trabajando, justamente, estaba en la Cruz Roja en esa época y también en temas de voluntariado, haciendo cursos, todo eso.

Recuerdo que las instalaciones que no se terminaban a tiempo… Había una ciudad para los deportistas que fue un poco justa de tiempo.

Era construir el Imperio Romarno, era algo muy grande en muy poco tiempo. Yo creo que se dimensionó bien pero la realidad a veces se escapa de lo planeado. Y con los papeles todo se aguanta, pero desde fuera, costó, porque claro, yo tampoco sé. Yo hablo desde el ciudadano.

Pero, desde fuera, la sensación era que era un gran proyecto y que se llevó a cabo y que cuando ese hombre dijo “bueno, ya está, ¿no?” Todo fue bien.

Y bueno, esa sensación también fue un poco… Yo creo que todos nos liberamos un poco también. Dijo “bueno, se ha acabado… Ahora empezamos.”

Yo fui a muchas de las actividades que regalaban, eran gratuitas, no iba nadie. Eran partidos de futbol de países que no tenían mucho nombre, Irlanda – Macedonia… O no sé quién…

Paísos que no tienen grandes ligas, o sea, no era un Alemania – Holanda o cosas así porque no teníamos dinero para ir a todos.

Yo fui con mi mujer a dos o tres partidos y a otras actividades como invitados.

Tiro con arco, no habia ido en mi vida a ver tiro con arco, o cosas… Deportes de esos que ves en la televisión, como lo teníamos al lado, pues íbamos a verlo porque era en Barcelona y dije “hostia, si no vamos ahora, no iremos nunca”. Y fuimos.

Y vimos deportes que no conocíamos de nada, cosas que te hacían gracia y a mí me hizo ilusión. Estuve ilusionado por la ciudad y creo que cambió más el ánimo que otra cosa. Fue lo más importante.

Y la marca Barcelona se posicionó muy arriba.

Cobi ganó a la flamenca y al toro. Se los cargó, directamente, y creo que la marca Barcelona dio un paso adelante.

¿Podrías hablar de qué es el seny de los catalanes?

Hombre, el seny de los catalanes es el sentido común.

El seny es hacer las cosas porque se tienen que hacer y ya está.

Es muy sencillo. Hay cosas que se tienen que hacer y ya está. Y se hacen como deben hacerse.

El seny sería la parte no católica, cuando te dicen “como Dios manda”, ¿no?

Cuando dicen que se tiene que hacer como Dios manda significa que se tiene que hacer bien, ¿no?

Pues el seny es lo mismo para las personas que no creen tanto, o como yo, que eres católico porque te bautizaron pero no eres practicante.

Yo creo que el seny es esencial en todo, es necesario para ganar las elecciones, para mantener una familia, para conducir. El seny es esencial para todo.

Creo que es el sentido común que te dice que no puedes ir bebido a 250 km/h por la autopista porque te matarás, ¿no?

El catalán quizás también lo ha relacionado mucho con el tema económico.

Es decir, el catalán no gastará más en algo que probablemente no le de dinero, ¿no?

Por lo tanto, el seny en las inversiones, en las relaciones públicas…

En pueblos como el alemán, por ejemplo, no verás a catalanes haciendo el gilipollas. Es dificil, en la vida te los encuentras en algún lugar de fuera…

Vas a Berlín o a Mallorca y los ves allí… Esas canciones que cantan que parecen del ejército, pues vas allí y no lo ves.

Es decir, quizás fuera nos desmelenamos pero realmente, el catalán no es muy, muy juerguista, al menos el que yo conozco, y conozco a cientos, no solo a cuatro, sino muchos.

Son gente de poco ruido, digámoslo así. Son un poco más aburridos, pero esta sensación de decir “¿Es necesario esto?” Y despertar a todo el mundo, tocar la bocina ahora…

Es decir, hostia, somos un poco más de hacer y dejar hacer, digamos.

Yo creo que el seny va un poco por aquí.

En 1942 hubo un programa de radio para celebrar el aniversario de Franco, donde aparecieron varios niños y decían que creían que Franco era del PSOE. ¿Por qué crees que pasaba esto?

Hombre, pues igual que en Estados Unidos se pensaba que había una nave espacial, ¿no? Esto vino porque un señor lo hizo muy bien retransmitiendo y la gente se lo llegó a creer. Orson Welles hizo estas historias y tal…

Y la gente es crédula, normalmente y, por lo tanto, una persona muy joven que no tiene nociones de historia, que no se ha interesado por la política, pues me lo puedo llegar a creer, es decir…

A ver, no es que me parezca bien ni mal. Me parece que es una especie de jugada porque claro, no sé si llegaría a algo. ¿Llegó a alguna parte?

Pues ya está. Es decir, son cosas de estas que se hacen para hacer la gracia pero a ver, yo lo veo una tontería, directamente.

Hace unos años, El Mundo escribió un artículo donde decía que a los españoles les tiraba atrás la época franquista. ¿Estás de acuerdo?

Hombre, yo creo que una de las cosas que tenemos claras es que mirar atrás nunca ha sido demasiado interesante. Solo se tiene que mirar atrás para no repetir los errores.

Y yo creo que hay mucha gente que ya no se interesa por Franco, ya ha pasado a la historia. Te quedas con la peseta, los pantanos, intentamos olvidar cosas…

Hombre, con el hecho de que ahora se estén abriendo una serie de tumbas, es verdad que se abren algunas heridas pero también se están cerrando otras.

Entonces, yo creo que claro, como no tengo ningún muerto en la guerra, por decirlo de alguna manera… Es lo que decíamos antes, como soy blanco, como soy hetero…. pues tengo mucha suerte. He tenido la suerte de no tener ningún muerto en la guerra, y como no me toca de cerca…

Yo creo que la gente, normalmente, habla cuando le toca de cerca. Cuando no, es como si no tuviera importancia.

Y claro, evidentemente, la gente ve que a su padre le han fusilado, a su hermano, que era gay, le hicieron no sé qué… Le hicieron esto, le cerraron un negocio, no les dejaban hablar en catalán… Es decir, la gente que ha sufrido represión sexual, social, laboral, militar, la que sea, evidentemente, están mucho más cerca de no olvidar que la gente que lo ha vivido todo un poco más como los toros desde la barrera, ¿no?

Que el que está en la arena lo ve de una manera y yo he estado desde la barrera, por lo tanto, no he sufrido la represión franquista conscientemente.

Claro, a la gente que lo ha sufrido le cuesta olvidar… Alguien que tuviese mi edad de ahora y que no le dejasen hacer según qué, piensas “hostia, qué putada…”

Claro, lo recuerdas toda la vida. Pero cuando tienes 5, 6, 10 años, afortunadamente, no lo recuerdas.

Y por eso, la gente se hace mayor. Los mayores, muchas veces, no quieren hablar de la mierda y los jóvenes no la recuerdan ni quieren acordarse. Tampoco tienen una gran ilusión por el pasado porque tampoco es que sea muy bueno. Por lo tanto, todo ha quedado un poco así.

Entonces, siempre quedarán los grupos franquistas o que hacen sus fiestas pero les ves y dan bastante pena. La gente mayor cantando el Cara al Sol, cuatro radicales, tres tatuados allí con una esvástica y no sé qué… Que es un poco para pensar “pobre gente” también.

No sé, es como un grupo de estos neonazis, no sé, yo creo que ellos mismos ven que son un poco obsoletos, ¿no? No cuadra con nada, no hay nadie que…

Nadie les hará daño pero les dejarán allí. Tiene un punto frenopático, es eso, quiero decir que toda esta gente que habla de todo esto es para pensar “bueno, ¿qué les vas a decir?”

A lo mejor esta señora… Claro, tienes que pensar que una persona que dice que con Franco se vivía mejor… Claro, ¿por qué? Porque tenías 40 años y ahora tienes 90, porque ligabas y ahora no ligas.

Pero claro, a lo mejor tenías 23 años, también se tiene que entender el momento que ha vivido esa persona, quizás ligaba mucho cuando vivía Franco pero no tiene ninguna relación, pero esa persona lo relaciona.

Quizás tenía más dinero porque la peseta era mejor que el euro o por lo que sea. “Con Franco no hubiese pasado esto” porque ahora han ocupado un piso o porque ahora “¿cuántos negros hay?” o lo que sea…

Esta conjura un poco… Porque claro, llega un punto en que evidentemente, la gente que era más joven vivía mejor cuando estaba Franco, ¿por qué? Porque no tenía cáncer de próstata, es que claro…

Llega un punto en que es lógico, ¿no? Por decirlo de alguna manera…

Y claro, seguramente, yo podré decir “hostia, con Aznar se vivía mejor”. Sí, porque me encontraba mejor de salud, seguramente, porque tenía 15 años menos”.

Pero si relacionas tu salud con Aznar, pues sí que era mejor con él.

Pero si sabes separar las cosas, seguramente no sea así.

Y yo creo que la gente, al final, se queda con el foto finish. Te quedas con eso. Esta ha ganado, pero desconoces todo el recorrido de la carrera.

Y esta persona, seguramente, en ese momento, era más feliz, estaba felizmente casada, o tenía hijos que le querían mucho y ahora quizás se ve sola, el marido ha muerto, por lo tanto, con Franco se vivía mejor y tiene su parte de razón.

¿Podrías hablar de la relación entre España y el ejército?

Bueno, España siempre ha tenido un ejército pobre, digamos, siempre ha tenido muy buenas…

Yo conozco a muchas personas que están en el ejército. Conozco a muchas, por diferentes motivos, y es un ejército muy bien considerado aquí y fuera, en muchos aspectos.

Aquí, en Barcelona, no. Aquí todavía es un brazo ejecutor franquista, digámoslo así, y evidentemente, para la gente de paz, el ejército no deja de ser parte del desastre humano.

Por lo tanto, la propaganda que tiene no es buena.

Alguien de Podemos, por ejemplo, de estos partidos de izquierda siempre ponen al ejército como algo que mata a gente, ¿no?

A medida que conoces más gente y te informas más y ves más cosas, ves que las cosas no son ni blancas ni negras.

El ejército, si existe, será por algo. Es como la iglesia. Son cosas que existen por algo.

Y por lo tanto, ¿hay países que no tengan ejército?

Sí, pero tienen dependencias, pagan a un ejército de terceros… “Oye, si vienen aquí a tocarme los huevos, venid, eh.”

Por eso se hacen las OTANs, o las NATOs. Todas estas cosas existen por algo.

Y así, claro, hay un punto en que sí que necesitas a alguien para que en un momento determinado digas “hasta aquí hemos llegado”.

Claro, puedes discutir con un vecino, pero si este lleva un cuchillo, ¿tú qué haces?

¿Cierras la puerta? ¿No sales nunca más?

Porque la naturaleza humana no reacciona siempre igual.

Entonces claro, ¿qué hacemos con este señor de Korea que se inventa estos misiles, por ejemplo? ¿Qué hacemos?

De golpe, todos seremos koreanos porque este señor dice “no, como no seas koreano, te envío un misil”.

Y claro, siempre tiene que haber un primo de Zumosol, alguien que diga “hasta aquí hemos llegado”, y este es el ejército.

Entonces, yo no soy defensor del ejército pero tampoco soy alguien que ataque.

Yo creo que hay cosas que sirven para momentos determinados. ¿Por qué alguien que tiene un bate de beisbol debajo del mostrador?

Porque si alguien no quiere pagar, se mosquea y le atraca, ¿qué hace?

Llega un punto en que dices “claro, es un mecanismo de defensa”.

La bondad está muy bien pero siempre hay alguien que se aprovecha diciendo que todo el mundo es malo y que necesitamos 75 millones de misiles. Y siempre hay alguien que no, que dice que no hacen falta.

Claro, el punto Ghandi, si me has metido una hostia, lo de poner la otra mejilla… Hay momentos en la vida en los que dices “hostia, pues no sé…” Te lo tienes que pensar.

Claro, cuando tienes 20 años, hay momentos en que pondrías flores en escopetas y en que serías como John Lennon o Yoko Ono y la vida es fantástica.

Ahora, como vengan los que están viniendo ahora por todas partes, por ejemplo, y te digan “no, no, ahora usted se llamará de otra forma, no le instalaremos internet, esta casa, que ahora es suya, ya no lo será, y que se tape esta señora porque esto no interesa”, entonces, ¿qué hacemos?

Claro, alguien debería decirle que no, pero “¿no?” Pam, un tiro en la cabeza. Hostia…

Por eso, muchas veces la gente dice “hostia, ¿cómo se puede decir esto y ser de izquierdas?” Muchas veces, es difícil.

Porque no todo el mundo es bueno, no todo el mundo entiende las cosas…

De hecho, si miramos atrás, el mundo se ha creado por diferentes imperios, y ¿qué era un imperio?

Llego, me lo cargo, me lo quedo y ahora es mío. Esto es un imperio.

Los Romanos llegaban a un sitio y “o eres Romano o se acabó el carbón”.

“Hostia… Pues bueno, me hago Romano, que no me maten”.

Pero claro, llega un punto en que dices “no, yo no quiero ser Romano”, pues ya estamos.

Hay alguien que ha decidido que tú tienes que ser Romano.

Claro, no a todos nos parece bien esto. Y si dices “yo no quiero ser Romano pero tengo un ejército detrás, díselo a mi primo esto”. Entonces bueno, va…

Y por eso, Rusia, en este momento, con Estados Unidos es “a ver quién la tiene más grande”. Y como saben que se harían tanto daño, pues va… Lo dejamos estar, ¿no?

El ejército, en el fondo, sirve para estas cosas.

Hay un momento determinado en que pasan cosas y, teóricamente, alguien que no tiene voz ni voto tiene que hacer lo que le manda, en este caso, un Parlamento.

“Oye, que ha pasado esto. Id allí y lo solucionáis. ¿Cómo? Así, y depende del color que sea.”

Pero claro, cuando politizas al ejército, es cuando la cagas. Hay golpes de estado y es entonces cuando el militar quiere adoptar el rol del político. Ahí es cuando la cagan.

Porque no han estudiado para ser políticos.

No tienen una infraestructura, por decirlo de alguna manera, pensada para ser democráticos. El ejército no puede ser demócrata, sino que tiene que seguir una normativa de quien mande.

Entonces claro, muchas veces, se relaciona al ejército con el que manda mal. Entonces tenemos esta imagen pero también podemos recordar muchas veces que el ejército también ha salvado muchas situaciones complejas, para entendernos, ¿no?

En algún momento determinado, lo que pasa es que claro, la relación que tenemos los catalanes con el ejército es represora porque perdimos.

Y claro, ves al ejército como represor, y esta…

Pero en el fondo, si uno lo piensa un poco, cuando ha pasado algo… Yo recuerdo que hubo una huelga de los que llevan los aviones…

Los que controlan… Los controladores aéreos.

Pues bueno, ¿qué hacemos? No hay nada que hacer, ¿no?

Ahora mismo, hay una huelga de cuatro señores que, hoy me he enterado por la televisión, que por poner a un señor que debe costar más de 1.300 euros al mes, pues familias enteras han perdido miles de euros y de días de vacaciones porque unos señores no se han puesto de acuerdo en poner a una quinta persona que costaba 1.300 euros.

Bueno, pues a lo mejor los quitamos a todos, ponemos a cuatro militares, se apañan y cuando se arregle, los ponemos.

Es decir, yo creo que lo que sucede con el militar es que la gente lo relaciona con la guerra.

Yo creo que tenemos que diferenciar las dos cosas. Que el hecho de que haya un militar haciendo una actividad no es siempre algo destructivo o contrario a la vida.

Entonces, ¿por qué? Porque, desafortunadamente, ya lo vemos en todas partes… Hay muchas religiones que se vuelven locas, diría que esa es la palabra, que hacen daño inconscientemente o conscientemente, pero lo hacen por motivos religiosos.

¿Qué haces con esta gente? ¿Con un tío que se pone un cinturón y explota?

“Lo voy a matar”. “No, ya me mato solo”.

Es decir, cuando alguien no valora la vida, es muy difícil razonar con esa persona. Yo comprendo que es un problema para las dos partes, pero claro, en el fondo, “tú quieres vivir y yo no quiero vivir, a mí, como me da igual…”

Necesitas a alguien en el medio que diga “tranquila, ya lo elimino yo”.

Y claro, en este trozo, también hay mucha gente que se gana la vida de manera no honrada y multiplica por cuatro estos defectos.

Por ejemplo, uno no sabe cuántos yihadistas hay. Si hay uno o si hay 30.000. Uno ve la televisión,

¿y si resulta que utilizan estos vídeos, por ejemplo, para hacer más cohetes de los necesarios? ¿O más tanques de los necesarios?

Claro, es cuando entramos en el mundo de la corrupción, en todas partes, en Estados Unidos, en Rusia, aquí y en todas partes.

Claro, los que somos gente de paz, en el fondo, querríamos un mundo sin bombas, sin ejércitos, pero cuando te haces mayor, te das cuenta de que no es posible.

Porque el ser humano es así y siempre ha habido gente que quiere ser todo y gente que no puede tener nada.

El otro día vi un reportaje, ya lo había leído como lo ha leído todo el mundo pero bueno, decía que el imperio, por ejemplo, todo el mundo ha visto lo de Hitler, está un poco visto, ¿no?

Pero no sé, los japoneses fueron a China, hicieron una auténtica matanza, mataron a todos los chinos que les dio la gana y claro, hasta que no se lo devolvieron, eso no paró.

Y ahora todo el mundo dice “hostia, los americanos han puesto una bomba, qué hijos de puta, todo el mundo muerto”. Hostia, pero es que los japoneses se habían cargado a millones de personas en China, gente que estaba trabajando en su casa.

¿Quién para esto? Una bomba. Es que somos así de estúpidos.

Hombre, claro, hay un punto medio que se utiliza y, por eso, la relación que tenemos nosotros con el ejército es de opresión, realmente, pero ahora mismo “ah, si hay independencia, sacaremos los tanques”, ¿no? Por ejemplo.

O cuando el golpe de estado, “sacaremos los tanques…” Claro, te da miedo porque lo relacionas con… A ver, el ejército da mal rollo, de entrada.

Pero a lo mejor es mejor el mal rollo que lo que pueda pasar.

Porque dices “A ver, ¿qué prefieres? ¿Que haya tanques por la calles o que vengan estos señores a decirte que ahora tienes que rezar el Corán porque sino te cortan el cuello?”

Coño… Claro, depende del momento. En el fondo, si lo miras con perspectiva, lo hacían los griegos… Bueno, el Imperio Otomano, todo el mundo lo conoce, no es que fuesen cuatro gatos.

Es decir, no se salva nadie.

Los españoles tampoco se salvan. Yo creo que los catalanes tampoco.

Es decir, yo creo que nadie se salva. Todo el mundo ha sido un poco imperialista.

Hay gente que lo ha sido mucho y que le ha salido bien y gente a la que le ha salido muy mal.

Y claro, los que no han tenido ejército o personas que se defiendan, en el fondo, ha caído bajo el opresor.

Y, por lo tanto, es una herramienta que, aunque no queiras, te ayuda. El primo de Zumosol está ahí, ¿no?

Y quieras o no… A ver, todo el mundo ha tenido un primo más alto que otro y le han pegado cuando eran pequeños y venía su madre o su padre, venía alguien. Un ejército es un poco eso.

Yo creo que es un mal, no el español, en general. Es un mal porque yo creo que el ejército, si todos fuésemos inteligentes, no haría falta. Pero tengo que decir con el tiempo que llevo viviendo, hay gente mala.

Y también hay gente enferma.

No sé cómo veréis esto pero lo que está pasando con este señor de Korea, que se inventa estos cohetes…

La sensación de que todo el mundo baila, todo el mundo está contento, los vídeos que hacen, los ejércitos que se mueven con banderolas y tal…

Esa sensación, desde aquí, nosotros lo vemos como de otro planeta. Pero bueno, “déjales hacer”. No, déjales hacer, no.

Nos lanzan un cohete y ya está. Entonces, ¿esto quién lo para?

Solo lo pueden parar ellos, nosotros no podemos.

¿Podrías hablar de cómo ha cambiado Barcelona desde la crisis económica?

La crisis económica nos ha afectado y Barcelona ha cambiado.

Pero ha cambiado con el miedo. El dinero es cobarde y ha cambiado con el miedo. La gente tiene miedo de invertir, “¿y si no podemos?”

Pero claro, en 1929, cuando la gente se tiraba… Con la crisis, la gente se tiraba por el balcón, ¿no?

Yo creo que la vida es siempre lo mismo. Esto pasa ahora pero, miras atrás, y antes también pasaba.

Todo es cíclico. Es como ahora, llevo estos pantalones y en cuatro días, se llevarán anchos. Y esta gorra esta así ahora y después, así.

Es decir, es como la moda, yo creo que todo vuelve.

Entonces, en el fondo, es un periodo y ¿cambió Barcelona con la crisis anterior? Hemos tenido más de una, sí.

Ahora, esta ha sido una crisis con una parte real y con otra muy teatral.

Es decir, ha habido mucha gente a la que le ha ido muy bien decir la palabra “crisis”. Muy bien.

“Y la crisis, la crisis…” Claro, si tú dices mucho que hay piojos, al final, te pica la cabeza.

Si hablamos de piojos, te pica la cabeza. Si hablas de cosas desagradables, al final tienes ganas de vomitar.

Es decir, hay un punto… También ha habido muchos, por decirlo de alguna manera, es una sensación, eh…

Sí, yo he sufrido la crisis, pero claro, la he sufrido porque me dedico a un tema como es la pornografía, como es el sexo en general, organizar festivales y tal, que la gente dice “hostia, tengo 20 euros para ir pero quizás sean mis últimos 20 euros.”

Claro, si llevases una política de vivir al día, quizás no lo notarías tanto.

Hay gente que la ha sufrido… España y Cataluña son dos países que viven mucho del servicio y, por lo tanto, si la gente no gasta… Por eso me enfado con esto del turismo, si la gente no gasta, nosotros no cobramos.

Es decir, si quieres entrar en una página porno y tienes que pagar 9 euros pero te da miedo de que sean tus últimos 9 euros, dices “mira, no, miraré un tube, que es gratis y ya me la pelaré con un tube y así, me ahorro 9 euros.”

Entonces, entras en la política de ahorrar y, en el fondo, lo que haces es no generar nada.

Como tú no pagas, no hay cosas nuevas porque el que las iba a hacer, no puede hacerlas porque no cobra.

Entonces, también es una crisis creativa. Es una crisis general y empiezan a salir cosas mucho más creativas y económicas pero las cosas que ya tenían un nivel se pierden.

Es entonces cuando salen los reciclajes, que no es que sea negativo, ¿eh? Es un cambio.

Y yo creo que Barcelona se ha dado cuenta de que se tiene que reciclar, mira por dónde.

O se ha dado cuenta de que hay un consumo muy alto, o que ahora parece que han inventado las bombillas de bajo consumo, o los leds. ¿Qué pasa, que antes no se podía?

No, antes la gente quería que tuvieses muchas bombillas, todo eso, estas luces que tengo aquí iluminando son leds, hace 5 años, eran luces normales de un consumo muy alto.

Y nadie me decía “no, no, ponga un led, que gastará menos”.

No, no, me decían “consuma, consuma, que me va a pagar”.

Ahora resulta que, como decía un anuncio, “si usted puede, España no puede”, ¿no?

Pues ha pasado un poco eso. Yo creo que hay una parte de verdad y otra de mentira.

Entonces, hay gente que se ha aprovechado mucho de eso y gente que “no, es que no puedo, es que estamos en crisis, no me va bien por la crisis…”

Y se han aprovechado. Hay una parte de verdad y otra de mentira.

Y Barcelona no deja de ser una ciudad muy hipócrita en muchos aspectos. A ver, también damos una imagen muy moderna, cosmopolita, mediterránea, tal…

Pero, en el fondo, no es para tanto, quieras o no, hay una parte escondida.

Quiero decir, la gente no gasta todo lo que tiene, por decirlo de alguna manera, ¿no?

Hay mucha gente que vive de cara a la galería, tienen una doble cara.

No todo el mundo es igual, hay mucha gente que vive…

Por ejemplo, yo aquí tengo muchos vecinos que son de fuera, de República Dominicana, y ellos viven el día a día y no sufren tanto.

También es un poco la naturaleza. Los catalanes somos sufridores, sufrimos más por todo.

El Barça va 5-0, faltan dos minutos, “hostia, a ver si remontarán…” “Venga, que termine ya, ahora piden tiempo, que se acaba, que se acaba… Va, que termine ya”.

Somos sufridores de por sí. Y la crisis nos ha hecho todavía más ahorradores y, cuando ahorras, muchas veces, eres más creativo pero muchas veces, vives peor.

Dices “ah, esto no lo hacemos, a ver si… No hace falta, va”.

Por ejemplo, esto me lo compré el otro día, ya tenía uno, “¿por qué te compras otro?” Bueno, por cambiar un poco, porque tal… No, “porque estaba de rebajas, o porque…” ¿Sabes?

Es como si siempre tuvieses que tener una excusa para comprar algo, cuando realmente, quizás…

A ver, a mí no me venía de comprar esto. Puedo comprarlo o no. “Ya, pero como estamos en crisis…”

Es como una cancioncita, en el fondo.

Sí que es verdad que hay gente que ha terminado fatal. En mi sector, hay mucha gente que ha cerrado pero también hay un punto de gente que después se ha reinventado y también un poco de teatro.

¿Podrías hablar de la situación actual con el turismo, ya problemática?

Igual que hablábamos de la crisis, yo creo que el turismo es otro invento.

Hace no tanto, el turismo era lo mejor. “Menos mal del turismo…” Ahora entramos en una crisis, la gente no tiene trabajo. ¿De qué vives? Es un país de servicios, del turismo.

Y, de golpe, incluso desde el mismo ayuntamiento, se empieza a hablar de que el turismo es un problema.

Es un problema, bueno, un problema es convivir con el turista pero es un problema en todas partes. Es una cuestión de convivencia.

A ver, si vives en la Sagrada Familia, es muy difícil que puedas vivir tranquilo.

Tienes derechos, sí, pero vives en la Sagrada Familia.

Entonces, a ver, yo vivo al lado del Apolo y hay mucha gente que va por la noche y que…

Claro, evidentemente, se tienen que conciliar las cosas.

Pero cuando quieren poner un problema de moda, lo ponen. El turismo es como un problema para tapar algo que está pasando de verdad porque en Barcelona, que es una ciudad de souvenirs, nunca había sido un problema el turismo.

El problema es el desempleo, las guerras, la hambruna real.

Yo creo que es un problema mucho más importante el maltrato a la mujer o a los niños que el turismo.

Ahora hay unas leyes que se ponen el orden. Oye, ¿que hay gente que está alquilando el piso a unos tíos que están como las cabras y que hacen mucho ruido? Bueno, pues que venga la Guardia Urbana, les coja y les ponga una multa. Y se acabó.

¿Que son muchos? Bueno, pero… ¿Que hay mucha…? Sí, bueno, es que hay muchos porque hemos procurado que vengan muchos. ¿Que a lo mejor puede cambiar el modelo de negocio del turismo? Sí… Es que todos los negocios tienen que ir mutando, adaptándose.

Pero yo creo que lo han puesto de moda. Entonces, resulta que hubo cuatro chavales que pintaron con esprais y mi ciudad queda manchada, y ya estamos…

Es decir, somos una ciudad de acogida. No podemos dar esta imagen de mierda porque no es verdad.

Yo voy por la calle… He ido por la calle de aquí, hoy he ido a la tienda de Samsung por un tema de un teléfono mío, hoy mismo, he ido de aquí a Plaça Catalunya y he oído de diez a quince idiomas diferentes.

No se pega nunca nadie por la calle, el turista coge un taxi, come en un restaurante, duerme en un hotel, compra ropa, compra periódicos, palomitas… Y todo eso lo hacemos nosotros.

Entonces, ¿que hay gente a la que quizás no le beneficia? Yo, por ejemplo, he tenido que avisar a la policía más de cuatro veces por unos vecinos míos.

Bueno, he tenido mala suerte de que me tocaran… Pero si tienes una visión global de las cosas, el turismo…

España en general es un país de servicios y Cataluña, en particular, se ha vuelto muy turística.

Yo tengo un apartamento en Tordera, al lado de Blanes, está a tres minutos de Lloret. En Lloret, viven los que viven, ¿les gustaría tener al extranjero de la Costa Azul? Sí, claro, ¿a quién no le gustaría tener solo a japoneses que hacen fotos, no hacen ruido, no se emborrachan, no gastan mucho dinero?

A todo el mundo le gustaría tener a extranjeros que fuesen rusos, que gastan mucho y que…

Pero es que nunca está contento todo el mundo, la gente no mira por el bien común.

El bien común es que yo no gano nada con el turismo a nivel particular, pero hay mucha gente, muchas familias que sí.

Que ven, venden cosas, los que tienen hoteles… ¿de qué tenemos que vivir? Si no fabricamos… Barcelona no fabrica nada. Barcelona vende Barcelona, no fabricamos nada.

Si teníamos a gente aquí que hacía cosas y… ¿dónde están las textiles de Barcelona? No hay textiles aquí.

¿Qué tenemos? Súpers, áreas comerciales, y ¿qué es eso? Cosas para comprar.

Somos capaces de vender entre nosotros. Nos hacemos el producto nosotros mismos, nos compramos nosotros las figuritas de Gaudí, la lagartija…? No, eso es para la gente de fuera.

¿Y quién hace eso? Seguramente, haya una prima tuya, un primo tuyo, un vecino, que vive del turismo.

A parte de los guías turísticos, a parte de los señores que conducen los autobuses, también los medios…

Ahora, ¿que eso hace que mucha gente no pueda salir de su casa? ¿Te parece bien? No, no me parece bien, tampoco me alegra que eso pase pero prefiero que haya problemas con solución a que digas “no hay nadie aquí, no viene nunca nadie”.

Yo conozco pueblos cuyos nombres no nombraré, porque he pasado por pueblos que no va… Que me decían “Conrad, no viene nunca nadie a nuestro pueblo, ¿y os quejáis del turismo? Nosotros nos inventaríamos lo que fuera para que viniese alguien a vernos”.

Porque yo hablo con mucha gente de Murcia, de Alicante, de muchos pueblos de por medio que la gente no conoce, que hostia, ya les gustaría que pasase cualquier cosa para que vengan…

Y aquí lo tenemos, hemos conseguido que haya 30 millones de personas de todo el mundo que vengan. ¿Qué hacemos en Estados Unidos? La Estatua de la Libertad es francesa, no es americana, todo el mundo la va a ver, se hacen fotos allí…

Pues compran la figurita, se gastan una pasta…

Entonces, todo en la vida es entre poco y mucho, un poco de seny, que decíamos antes, entre poco y demasiado.

Pero parece mentira, que digas “hostia, que nosotros somos el país, los italianos… Y hacemos pasta, mozzarella… Y hacemos pizza”, pues ya está.

Nosotros no hacemos nada. ¿Qué hacemos? ¿Espetec? ¿Qué vendemos? Realmente, no tenemos un producto interior bruto para vender cosas que digas… Hombre, cosas hacemos, pero está Inditex, el Zara, todo eso… Que está en Tordera porque los veo allí cada día.

Y vienen al Corte Inglés y a donde sea pero son cosas para vender. ¿Quién se las pone? La gente que las compra.

Entonces, yo creo que atacar a un autobús, que hay familias y hacer el numerito es patético, directamente.

Y esto solo viene porque hay alguien más grande que ellos porque son críos, más grandes que ellos que tienen 45 o 50 años que dicen “el turismo es un problema”.

Entonces, hay alguien que se lo cree y venga, motivo de mi vida, contra el turismo.

A hacer adhesivos, el turismo bate el barrio, el turismo… A ver, y todos los beneficios que ha hecho el turismo, ¿dónde están?

Es decir, no podemos ser así, lo que pasa es que claro, todo el mundo habla del momento que le toca vivir.

A mí no me afecta, a mí me da vergüenza, que es diferente.

Yo creo que tendríamos que luchar contra la gente que maltrata a los animales, que aquí hay muchos animales maltratados.

Estos capullos que compran un perro y lo abandonan en verano, esto sí, pues venga, persigamos a esta gente, la gente que hace mucho ruido por la noche, la que pone música a la hora que le da la gana, la gente incívica, los que no reciclan, la gente que, por decirlo de alguna manera, no sabe vivir en comunidad.

¿Pero ahora tienen que decir que un turista es un problema en Barcelona? Yo lo veo patético, directamente, patético.

Otra cosa es que un señor venga a Barcelona y monte un escándalo, pues lo coges y lo metes en la cárcel, ya está.

Yo he visto a mucha más gente normal en Barcelona que imbéciles.

He visto a gente haciendo fotos con respeto, no tiran papeles al suelo, compran cosas, la gente está confundida.

Ahora, en el centro cívico de la Barceloneta, que fui director durante cuatro años y conozco el barrio perfectamente, pues hablaba con las personas, con las asociaciones.

Bueno, antes, en la Barceloneta tenían unos restaurantes y, a partir de las Olimpiadas, que sufrieron mucho porque no lo veían muy claro, es un barrio muy barrio y joder, se lo quieren mucho y les daba miedo cómo pudiese ir.

Y les han dejado el barrio bastante chulo.

Ahora, hay gente que ha vendido su trozo para hacer… Sí, es verdad pero es en una zona muy concreta, lugares muy concretos.

Pero, en general, el 90% del turismo… Habrá un 10% de turismo malo. Sí, yo veo las imágenes… Gente follando en un parque infantil, lo he visto por la televisión.

Gente borracha desnuda por la calle, lo he visto en televisión pero es uno entre un millón. No uno entre cien, no es el 1% de la población, es el 0’0001%.

¿Es un problema para el que le toca? Obviamente.

Es como esta campaña que hacen ahora de tráfico. “¿Cuánta gente tiene que morir? ¿Uno? Venga, uno sería poco. ¿Y si es tu marido? Es todo lo que tienes, ¿no?”

Y, por lo tanto, yo respeto a la gente que tiene un problema porque yo lo he tenido aquí al lado. Lo he tenido con gente de fuera, que no diré de dónde para no ser racista, pero era gente de fuera que hacía ruido.

Un día le dije “yo no soy racista, quiero que apagues la puta radio”.

“Ah, me lo dices porque soy de aquí…” “No, no, a mí me da igual, como si eres de Igualada, tío, ya estás apagando la radio, que son las 4 de la mañana”.

Bueno, porque es una casa que alquilan… Bueno, y lo he aguantado pero, por otro lado, no puedes decir que, por culpa de estos gilipollas, todo el mundo es así.

Y por estas calles pasan muchos turistas que van arriba y abajo, es una calle de paso para muchos turistas y yo creo que se tiene que mirar por el bien común.

Y, por lo tanto, yo creo que es una moda social, política, que queda guay, no el turismo… La agresión turística se ha puesto de moda, más o menos, porque… tú no lo has vivido.

Bueno, perdona, yo vivo en un barrio donde también han pasado cosas de estas, lo que pasa es que yo creo que el beneficio global… Claro, ¿se podría hacer mejor? Eso seguro, eso seguro.