The Catalunya Barcelona Film team talks to Alexis Plaza about his great-grandfather, Pere Marcet, one of the founders of Barça

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Alexis Plaza

Entrevistado el 8 de mayo de 2017 para la serie documental Catalunya Barcelona.

Me llamo Aleix, soy de Barcelona y nací el 17 de agosto de 1982.

Aquí, ¿en Barcelona?

Sí, en Barcelona.

¿Cuál es tu ocupación, tu pasión?

Ahora mismo, soy consultor deportivo y mi pasión es el futbol.

El Barça.

Ha cambiado muchísimo, sobretodo a raíz de las Olimpiadas de 1992.

Siempre ha sido una ciudad con mucho que ofrecer, pero paseábamos por la ciudad como si aquello no tuviese importancia.

Desde 1992, que empezó a desarrollarse la ciudad, empezamos a abrirnos a los extranjeros y nos dimos cuenta de que Barcelona era un tesoro.

Y tu barrio en concreto, ¿cómo ha cambiado?

Yo nací en el barrio de la zona alta de Barcelona. Para que nos hagamos una idea, en esa época, en 1985 – 1986, cuando mis padres se compraron el piso. Era un piso muy grande, de 240, casi 300m2.

Pero recuerdo que estaba rodeado de campos de cultivo de gitanos, que eran los primeros que estaban aquí, en Barcelona. Curioso, ¿no?

Porque estabas en un lugar donde había clubs de tenis de lujo, gimnasios y todo y tenías esta mezcla de gente.

¿Tuviste contacto con esta gente alguna vez?

Les veía día a día, claro. Recuerdo que era gente muy alegre. Y a día de hoy, todavía hay alguno por el barrio.

Las Olimpiadas fueron negativas y positivas, ¿podrías hablar de ellas?

Lo que pasó fue que España salía de una dictadura y estaba en la segunda democracia. Pero realmente, nosotros todavía no vivíamos la vida de ciudad.

Teníamos una ciudad que era un gran tesoro. Siempre digo que teníamos un gorila blanco, si lo tuviésemos hoy en día, sería impresionante.

Y no lo habíamos exportado fuera porque todavía estábamos muy cerrados en nosotros mismos.

Paseábamos por los edificios modernistas sin darnos cuenta. Era una Barcelona gris, oscura. No veíamos los edificios hasta que nos dieron las Olimpiadas y, en el 1985, el Ayuntamiento empezó a hacer esfuerzos para limpiar las fachadas importantes.

Pusieron flores en los balcones para atraer al turismo.

First-time visitors, attending the ‘92 games, saw a modern Barcelona when they left the Olympic village and toured the city streets. They didn’t know how much had changed during the run-up to the Olympics. From the perspective of someone who lived here before and after, what impact did the 1992 Olympics have on Barcelona? What changes could be seen visibly?

Cambió todo. Antes, Barcelona había sido una ciudad estructurada, eso sí. Hemos tenido el Eixample desde hace muchos años y eso siempre trajo mucho orden a la ciudad.

Pero era una ciudad que, para según qué personas, era inaccesible. Era gris, en muchos barrios no se podía ni entrar. Había barrios muy peligrosos.

Se hicieron muchos esfuerzos para limpiar la ciudad y, además, era una ciudad muy mal comunicada. Barcelona, dentro de España, no podía ser la ciudad más importante del territorio.

Aunque tuviese mucho que ofrecer: el clima, el mar. Pero era una ciudad que estaba realmente devastada y que empezaba a ser ciudad.

Are there specific places that still bear the scars of the city’s turbulent past?

Yo no me atrevería a llamarlo heridas. No me atrevería a decir que Barcelona ha tenido un pasado turbulento. Barcelona ha sido una ciudad gris, por el color.

Pero siempre ha sido muy amable, muy hospitalaria, feliz, muy alegre. Podías ir a cualquier sitio.

Hay barrios que eran peligrosos o no, pero la gente era muy feliz. La gente vivía el día a día, quizás no tenían un techo bajo el que dormir, pero eran diferentes.

Creo que a día de hoy lo que más puede acercar a Barcelona a esa época es la Barceloneta.

¿Por qué la Barceloneta?

Es el barrio que siempre ha nutrido a toda Barcelona. Hoy en día, la gente piensa que el pescado viene de otro sitio, de otro mar. Y el pescado de Barcelona todavía viene del Mediterráneo y de los pescadores de la Barceloneta.

Son pescadores y pescaderos, de tres o cuatro generaciones de antigüedad. Esa es la Barcelona de verdad.

Pregunta.

¿Las heridas del pasado? Hay muchas. Algunas se han cubierto, otras se han querido cubrir pero, por ejemplo, si vas a la plaza Felip Neri, todavía quedan agujeros de balas de fusilamientos de la Guerra Civil.

Pregunta.

Pere Marcet es mi bisabuelo y uno de los socios fundadores del Barça. También uno de los primeros jugadores. Era gerente de una empresa familiar de distribución de lecho y tuvo la gran suerte de que una empresa suiza que, en esa época, empezaba a instalar calefacciones en pisos de España y Barcelona, le contractó como gerente.

Entonces, así conoció a los hermanos Witty, a Hans Gumper y al noséqué del Futbol Club Barcelona.

Pregunta.

El Barça, como decimos nosotros, es mucho más que un club. Porque el Barça empezó, como en otros países, como un entretenimiento para las clases bajas. En momentos en que la gente estaba muy oprimida. Hablamos de antes de una guerra.

Porque el Barça había vivido antes, durante y después de una guerra. Fue muy importante y, a día de hoy, el Barça también es una identidad del catalanismo.

Por cómo nos representa y por la manera en que hemos hecho las cosas, de forma diferente a otros clubs como nuestro rival, el Real Madrid.

Pregunta.

Cuando he tenido la suerte de viajar, he visto a aquellas personas. Porque hoy en día, el Barça es un gran club, igual que el Madrid. Pero esas personas que se han acercado, que han visto el estadio y que han conocido la realidad catalana,

la realidad del club, creo que han encontrado el amor y la pasión por este club porque se sienten identificadas porque, como he dicho, somos más que un club, somos especiales.

Hay algo más que el fútbol, es más que un club.

Pregunta.

En la época de Franco, la represión fue muy mala. Fusilaron a uno de los presidentes del Futbol Club Barcelona. A Sunyol.

Después, Parecía que el equipo estuviera obligado a perder siempre contra el Madrid.

Es decir, el Madrid tenía que ganarlo todo siempre y el Barça perdía.

Y se veían resultados escandalosos como 11-1. Pasaban cosas muy extrañas.

También nos cambiaron el nombre del estadio y del club. El club, que era Futbol Club Barcelona, pasó a llamarse Club de Fútbol Barcelona porque no podía estar en catalán. El catalán estaba prohibido en esa época. La represión fue dura.

Pregunta.

La historia no la sé porque queda muy atrás pero los jugadores estaban amenazados; si ganaban al Madrid, podía pasar algo.

Hablamos de una época en la que, cuando terminó la guerra y empezó el franquismo, uno de los grandes jugadores a nivel mundial como era Alfredo di Stefano, que jugó en el Madrid, vino a España fichado primero por el Barça.

El Barça fichó a Ladislao Kubala, un mito para nosotros; Alfredo di Stéfano solo entrenó dos días con el Barça. Al cabo de unos días, el gobierno le obligó, se inventó una normativa de por qué no podía fichar por el Barça y se lo llevaron al Madrid.

Tenían miedo de que en esa época, el Barça empezase a ganar.

Pregunta.

Es el clásico. No podemos olvidar que el Madrid fue fundado por dos hermanos catalanes. La rivalidad existe desde hace muchos años. Sobretodo porque es una capital contra un equipo que, en esa época, era de provincia.

Pero después, todo el mal que hizo el franquismo y el que hace la política a día de hoy también hace que la rivalidad sea mucho mayor.

Porque un equipo se ha abanderado con el catalanismo, Catalunya y Barcelona y el otro ha cogido a España, el nacionalismo y el centralismo, digamos.

Así, mucha gente, sobretodo si vas fuera, se sienten identificados con nosotros. Porque tenemos una lucha mucho más deportiva contra el Madrid y el gobierno, que al final, son lo mismo.

Pregunta.

Yo creo que, realmente, la popularidad viene a raiz de un jugador, Leo Messi. Hemos tenido al Barça, me atrevo a decir que hemos tenido a los mejores jugadores del mundo.

Podríamos hablar de Ronaldo, de Romario, de Rivaldo, de Ronaldinho pero fue cuando llegó Leo Messi. Podríamos compararle con Babe Ruth de Estados Unidos.

Un jugador que ha batido todos los records, todo el mundo habla de él, a todo el mundo le gustaría tenerle. Ha llevado al Barça a todo el mundo.

También, no nos olvidemos de que el Barça, durante muchos años, llevó el logotipo de Unicef solidariamente en la camiseta, sin cobrar nada.

Pagando, encima poniendo dinero. Eso también hizo que al Barça se le vieron como un club mundialmente solidario y que hacía bien al deporte.

Pregunta.

Es mala. Yo creo que deberíamos culpar a los políticos, cuando hablo de políticos, hablo de los del gobierno y los deportivos. Porque el Espanyol, recuerdo… Nosotros vivíamos al lado del antiguo campo del Espanyol, en Sarrià.

Y fue la directiva y los presidentes, que no controlaron el gasto económico del club. El club tuvo que vender el campo, el terreno, lo acabó comprando el Ayuntamiento y lo derrocaron.

Primero alquilaron Montjuïc y después, los echaron de Barcelona. Siempre ha habido un enfrentamiento entre los ‘pericos’, los socios del Espanyol, y el Barça, con la ciudad, por todo este hecho.

Al final, creo que no somos culpables de esto.

Pregunta.

Yo sigo poco el básquet. Pero cuando tenemos que estar, estamos. Hemos conseguido muchas cosas, grandes éxitos, grandes jugadores que han llegado a la NBA, como los hermanos Gasol.

Pero yo recuerdo, sobretodo, cuando vinieron los Lakers a Barcelona a jugar contra el Barça, al Palau Sant Jordi. Para nosotros, fue un honor. Es decir, un club europeo, por muy buenos que seamos, pero venía el mejor de los Estados Unidos.

Y les ganamos. Aquello fue impresionante. Ver a 20.000 personas en el Palau animando al Barça de básquet fue increíble.

Gente a la que quizás no le gusta el básquet, como a mí, estaba allí dándolo todo por el club.

Pregunta.

El Barça siempre ha integrado todas las variedades deportivas. El hockey, el fútbol sala, el handbol; todos los deportes. Al final, seguirlos a todos es muy complicado.

Yo, que sí que he seguido el fútbol sala durante mucho tiempo, que el Barça tenía un equipo de fútbol sala que nunca había ganado nada. Tuvimos la suerte de que, en ese momento, el mejor jugador del mundo, que era español, Javi Rodríguez, aceptó venir al Barça, que estaba en segunda división,

que era su club de toda la vida, dijo “quiero venir a jugar al Barça”. A partir de ahí, Barcelona subió a primera división, ganamos 3 o 4 ligas,

2 copas de Europa, 3 o 4 Copas del Rey e hicieron un club grande. A día de hoy, todavía está ahí.

Pregunta.

Éramos un grupo de gente muy joven y muy válida y estábamos cansados. Éramos socios de toda la vida. Yo, por ejemplo, en ese momento llevaba más años como socio que el que ganó las elecciones del Barça.

Y estábamos muy cansados de que nuestro club iba en una dirección que no nos gustaba, no veíamos un final alegre. Estábamos cansados y dijimos “oye, somos socios, podemos hacerlo, ¿no?”

Miramos los Estatutos, legalmente, podemos hacerlo. Seguimos adelante. Trabajamos muchos meses. Nuestro primer miedo era que nos aceptasen porque, al final, en ese mundo… Es decir, ahora podemos hablar de Trump, quien manda es la prensa.

La prensa es quien decide si eres apto o no. Aunque puede equivocarse. Y conseguimos que dijeran que éramos aptos. Éramos la candidatura más joven en toda la historia del club.

Fue una experiencia muy bonita, muy enriquecedora. Estuvimos muy cerca del Barça, realmente, ex-jugadores y gente importante de la historia del club estaba de nuestra parte,

sabían que nosotros éramos la pura realidad, la bondad, el club en esencia. Pero una vez empezamos el proceso, nos dimos cuenta de que aquello era, en definitiva, política,

y que había cosas muy feas. Y no nos gustó. La experiencia fue muy bonita pero también frustrante por ver que, al final, ganaría otro y todo seguiría siendo igual.

Pregunta.

Quizás, en 8 o 10 años, estaremos allí.

Pregunta.

Hablemos de mi bisabuelo. Mi bisabuelo era castellano, de Valladolid, de un pueblo que se llama Pozaldez, el famoso Verdejo. Germán era hijo de una familia de 11 o 12 hermanos

y vino a vivir a Barcelona, montó un pequeño estanco, estalló la guerra, tuvo que irse de Barcelona por miedo a los bombardeos contra la ciudad.

Así, cada día, iba y venía de La Garriga y caminaba unos 60km. 30 de ida y 30 de vuelta.

Mi abuelo siempre explica que cuando iba, él y sus hermanos le limpiaban los pies porque los tenía llenos de sangre.

Con la suerte de que terminara la guerra, ese pequeño estanco se convirtió en una editorial. Acabó creciendo hasta que, al final, fundó Plaza & Janés y, a día de hoy, es una de las editoriales más importantes del mundo.

Pregunta

Ahora hablábamos de la familia de mi padre. Por parte de madre, estaba el abuelo Vicenç, que era agricultor y, a día de hoy, hace mucha gracia porque tengo una foto suya que no debe tener más de 100 años.

Vestido de pagés, que es algo que hoy solo veríamos en festivales. Y estaba allí trabajando el campo, en Barcelona. Y después, consiguió un lugar en lo que sería el mercado del Born, que ahora solo van los turistas y ven los restos

de lo que era la antigua ciudada del Born, y lo que hacía nuestra familia era exportar todas las frutas tropicales del Trópico a Barcelona, porque antes no había. Así, antes era imposible comer piñas, mangos o papayas.

Pregunta.

Hoy es en el mercado, porque antes se vendía a mayoristas. El Mercado del Born tenía su propia moneda y hace poco, mi abuela encontró en casa la moneda de cambio de mi bisabuelo. Con su nombre, con todo.

Pregunta.

Hay una. Ahora mismo, vivo en Vallvidriera, la montaña de Barcelona, el Tibidabo, ¿por qué fuimos a vivir allí? Mi madre y su familia acabaron viviendo allí.

Ellos vivían en el centro de Barcelona. Mi madre tenía un tío que tenía una enfermedad pulmonar. En esa época, el diagnóstico era terrible, todavía se desconocía.

Y lo que les dijo un médico fue, “Vosotros tenéis una casa de verano en Vallvidriera”, porque antes, la gente vivía en Barcelona y veraneaba en Vallvidriera porque quizás tardabas dos horas en subir. Hoy en día, se tarda 2 minutos.

Les recomendaron que fueran a vivir a la montaña porque el aire de allí, de Collserola, era diferente, curativo y así, mejoraría.

Entonces fue toda la familia a vivir a Vallvidriera.

Pregunta

Hablemos de la Segunda República y de la Guerra Civil. Lo que siempre he sentido en casa es que nadie quiere una guerra y menos una guerra civil porque, al final, hermanos matan a hermanos.

En la Guerra Civil, hubo gente que cometió atrocidades pero realmente daba igual de qué parte estuvieras. Tu parte era la parte en la que vivías. Si estabas en un lugar de nacionales, tú eras nacional.

Si estabas en un lugar de comunistas, tú eras comunista. Y no había más, no había libertad de pensamiento, no te dejaban escoger. Mi bisabuelo, por ejemplo, los rojos, los comunistas, le fueron a buscar.

Le quisieron arrastrar para luchar con ellos, quisieron que matase a un pagés sin ningún tipo de razón. Quizás porque, seguramente, le debería dinero a alguien, lo mataron, acusándolo de nacional y después escapó, estuvo muchos años escondido de la guerra.

Y viene de parte de mi bisabuela, de mi bisabuelo de Plaza & Janés, que él también se escapó en algún momento. Y mi bisabuela vivía en La Garriga, era voluntaria en un hospital infantil de niños huérfanos.

Un mal día, la aviación Condor de los italianos bombardearon algunas áreas del Vallés, cayó una bomba en la vía del tren, que era una vía circulatoria muy cerca del hospital. Una metralla le cayó en la cadera, se quedó dos días bajo las ruinas del edificio y, cuando la encontraron, se quedó coja de por vida.

Más tarde, mi bisabuelo, al ser un empresario de éxito en España, tuvo que ir a darle la mano a Franco. Muy curioso, ¿no? Tenía a su mujer en casa coja por culpa de una bomba pero después, como empresario, tenía que ir allí.

Sin ningún tipo de rencor porque, como he explicado, se hicieron muchas atrocidades y no creo que nadie las quisiera.

Pregunta.

Hablando de la Segunda República y de la Guerra Civil, lo que siempre se ha escuchado en casa es que nadie la quería, porque hermanos mataban a hermanos. En una guerra civil y sobretodo en España, daba igual en qué parte estuvieras.

Te hacían pensar lo que querían que pensaras. Si te tocaba el bando nacional, eras nacional y tenías que luchar con ellos. Si estabas en el comunista, tenías que luchar con ellos.

Uno de mis abuelos era de Badalona, territorio de los rojos, comunistas, y le obligaron a matar a un vecino. ¿Por qué? Para sobrevivir, porque si no, le mataban a él. Después, escapó y se escondió tres años en el desván de su casa.

Pero claro, le hicieron matar a una persona, un vecino que conocía y que, seguramente, debía ser porque debería dinero a alguno de los comunistas. Era así, la gente mataba por envidias.

Por otro lado, antes hablábamos de mi bisabuelo, de Germán, fundador de Plaza & Janés. Él, como decía, iba a Barcelona cada día caminando desde La Garriga y mi bisabuela, que estaba en La Garriga, hacía de voluntaria en un hospital infantil de niños huérfanos.

Un mal día, por la mañana, la aviación Condor de los italianos que ayudaban a Franco bombardeó la estación de tren de La Garriga y un trozo de metralla de la bomba le tocó a ella en la cadera. Estuvo dos días enterrada en las ruinas del edificio.

A raiz de aquí, toda la familia estuvo coja con un bastón, le faltó un trozo de cadera y con los años, cuando mi abuelo se convirtió en un empresario importante a nivel español, tuvo que ir a darle la mano a Franco.

Como empresario. En ese momento, tú puedes pensar, “qué rabia o qué mal”, pero estoy seguro de que él no tenía ningún rencor porque, en ese momento, daba igual. Quizás ellos no eran ni nacionales, ni comunistas, te hacían pensar lo que ellos querían.

Esa es la pena de la Guerra Civil que vivimos.

Pregunta.

Personalmente, yo estoy a favor. ¿De qué forma? No sabría decirlo. Porque yo también me encuentro con el caso de que a mí me encanta Barcelona, y a día de hoy, creo que la importancia de los países está empezando a dejar de existir.

Creo que a nivel internacional es mucho más importante el nombre de una ciudad. Cuando la gente habla de Barcelona, habla de Barcelona, no de Barcelona y España. Cuando hablan de Madrid, hablan de Madrid.

Nueva York, London, París, hablamos de una ciudad. Y después, hablamos del país. Así, se debería mirar muy bien cómo hacer las cosas porque yo tengo muchos amigos en España y quiero mucho a España y no les deseo ningún mal.

Pero ha llegado un momento en que he visto cómo va el gobierno, creo que ya es hora de que nos dejen ser lo que somos.

Pregunta.

El hecho de que nosotros tuviésemos una independencia, sobretodo económica, haría que nuestras infraestructuras mejorasen. A día de hoy, la Unión Europea quiere construir el Corredor Mediterráneo para llevar materia prima desde Murcia hasta Europa.

Es una vía de tren que pasar por la costa Mediterránea. En cuanto Madrid escuchó esto, quiso hacerla pasar por el medio de España, que no tiene sentido. Quieren que atraviese los Pirineos.

Porque, como decía antes, vivimos en un país centralista que no nos deja avanzar a nosotros. Así que no puede ser que, siendo la segunda región con más turismo de toda Europa y creo que estamos en el top 10 mundial como ciudad y como región,

con todo lo que tenemos por ofrecer, no puede ser que estemos atrasados dentro de España en el ámbito de infraestructuras. Porque Madrid tiene un sistema de comunicación muy importante y nuevo y nosotros no podemos porque estamos pagando el suyo.

Y nosotros no lo podemos pagar, estamos pagando también el de Madrid. Así, lo que pedimos es que dejen aquí nuestro dinero para poder avanzar y poner a Barcelona y a Cataluña en el mundo como debe.

Pregunta.

Buena pregunta. No creo que se haya notado tanto la crisis en Barcelona. Es cierto que hubo mucha gente que hizo mucho ruido, tuvimos todo el tema de los indignados en Plaza Cataluña, hubo gente que sufrió mucho, eso es verdad.

Pero como ciudad, no lo sufrimos tanto. Nosotros seguíamos recibiendo turismo, somos hoteleros y nuestros números tampoco bajaron tanto pero

Barcelona como ciudad, ante la crisis, fue una ciudad muy fuerte, seguimos ofreciendo lo que teníamos por ofrecer, seguimos recibiendo turismo pero sí que es cierto que mucha gente lo pasó muy mal.

Vimos a mucha gente joven que perdió su lugar de trabajo y volvió a casa de los padres. ¿Por qué? Porque, a nivel estatal, lo que tenemos aquí está muy mal hecho es el tema de los sueldos.

En España, los sueldos son muy bajos. Esta crisis, para nosotros, debería haber sido una oportunidad porque desinfló la burbuja inmobiliaria que existía

y la oportunidad debería haber sido para la gente joven si hubiese tenido salarios fuertes como en Reino Unido, Francia o Estados Unidos. De poder, en ese momento, comprar o alquilar una vivienda y fue todo lo contrario.

El mercado se estancó, los apartamentos estaban abandonados, la juventud vivía en casa de sus padres y ahora, que estamos saliendo, volvemos a tener una burbuja inmobiliaria.

¿Quién compra los pisos en Barcelona hoy? Los extranjeros. Todo es capital extranjero que viene a invertir en la ciudad. Le quitan espacio apra vivir al catalán o barcelonés, digamos.

Pregunta.

Yo creo que el catalán siempre ha sido un pueblo, como decía, muy hospitalario. Cuando Barcelona se abrió al mundo en el ’92, con las Olimpiadas, la primera palabra que le dijo al mundo fue “hola”.

Hola a la apertura de los Juegos Olímpicos, hola. Y la última fue “amigos para siempre”. Así, siempre hemos sido una cultura que, a lo largo de la historia, ha recibido a personas de todo el mundo, podríamos hablar de la Edad Media o antes hasta ahora.

Nuestra identidad, aunque hemos absorbido cosas de otras culturas, no ha cambiado, siempre hemos sido iguales. ¿Cuál es la diferencia hoy en día por culpa de las nuevas tecnologías?

Que tenemos mucha más información, que podemos comunicarnos más rápido, sabemos lo que está pasando, tenemos mucha más libertad para quejarnos y hacer las cosas como queremos.

Realmente, hoy en día estamos siendo más importantes y sabemos cómo querríamos que fuera el catalán. Que quizás otros no querrán que sea así, pero nosotros luchamos con eso.

Por eso, a veces tenemos esta lucha con el gobierno de que queremos más catalán en las escuelas. El catalán, para nosotros, es un idioma muy importante porque es nuestra lengua materna.

Para España, es un dialecto. Esa es la diferencia.

Pregunta

Los catalanes somos muy desconfiados, al principio. Hoy en día, hemos llegado a todos los lugares del mundo y nos gusta descubrir. Nos gusta viajar, abrirnos a la gente.

Lo que sí que es cierto es que, cuando estamos en nuestra casa, en Barcelona o en Cataluña y viene alguien de fuera, nos cuesta más confiar que, quizá, en otros lugares de España.

Lo que sí que es cierto es que, si algún día, tienes un problema, te ayudarán de verdad. Te abrirán las puertas de su casa. Si algo hemos hecho siempre es ayudar. ¿Por qué? Porque también nos han ayudado a nosotros.

Son cosas que no olvidaremos nunca.

Pregunta.

Muy facil. Todos los bares son iguales en Barcelona y, quizá, es una de las ciudades donde hay más bares de todo el mundo. Las terracitas, todo. Pero un bar catalán, es un bar de barrio.

Donde ves a la gente de siempre. Irás allí y siempre verás a tres o cuatro personas del barrio que hacen vida allí. Es auténtico, es autóctono. No ha cambiado. Puedes reconocerlos así.

Hoy en día, estos bares empiezan a estar en guías y ves al turista infiltrado en este bar. Quieras o no, los bares también han cambiado su forma de ser para ganar más dinero de cara al turismo.

Pregunta.

Es un tema de identidad y un tema de que el catalán en sí es una persona muy trabajadora, muy abierta al mundo,

no le gusta la opresión y, realmente, no hace caso a la opresión. Así, como sabremos, bajo Franco, se prohibió el catalán en las escuelas, hablarlo, la gente no dejó de hablarlo.

El otro día, por ejemplo, hablaba con mi abuela, que tiene 95 años; hija de mi bisabuelo, Pere Marcès. Yo le pregunté: “tía María, cuando eras joven, ¿a qué escuela te llevaban?”

Y me dijo: “Bueno, como mi padre trabajaba en una empresa suiza, yo fui al cole suizo.” Y le pregunté: “y ¿qué idiomas hacías?”

“Pues solo alemán y francés”. Dije: “¿y el catalán?”, “No nos enseñaban catalán, en casa sí.” Y es algo que se transmite siempre entre generaciones.

El catalán siempre se ha aprendido en casa, no en la escuela. Y es el dilema que hay hoy en día que, cuando se ha llevado a la escuela, el gobierno se ha empezado a quejar porque tienen miedo de que empiecen a pisar el castellano.

Pregunta.

Cuando hablamos de los gitanos, no lo hacemos de forma despectiva. A los gitanos se les ha de tener mucho respeto y ellos han sido una de las raices de la Barcelona que conocemos hoy en día.

Si hablamos de las Olimpiadas, encontramos a grandes artistas como Peret, que informaron de Barcelona al mundo. Yo también había vivido alrededor de estos barrios de campos de cultivo de gitanos.

Lo que pasa es que quizás, como era la gente que vivía de la manera más simple, porque vivía en el campo, les daba igual tener cuatro paredes o no. Vivían en la playa de Barcelona con los burros y las cabras.

En la misma playa donde hoy la gente va a bañarse. Esta gente fue echada de la ciudad, esta gente dio mucha alegría y mucho sentido a la ciudad.

Es algo que no podemos olvidar.

Pregunta.

Hay una presencia mínima, todavía los encuentras. En mi barrio, todavía hay alguno de toda la vida.

Pregunta.

Hoy en día, tenemos que alejarnos de programas de viajes y cosas así porque, realmente, el turismo ha cambiado.

Somos más de “story telling” y de integrarnos en la ciudad. Así, si queremos integrarnos en una ciudad, no encontraremos ningún documental que nos diga “ve a este bar de tal barrio, o a este lugar del barrio”.

Quizás lo encontremos en alguna guía. Lo que le diría a los americanos, o a cualquier turista, es que vengan 10 días, que intenten hablar con la gente del barrio,

la gente de barrio les irá introduciendo. Seguramente, habrán alquilado un piso o irán a un hotel, que se dejen aconsejar por las personas. Barcelona es una ciudad que, a día de hoy, es muy segura.

Quizás hablarán de las Ramblas, del pick-pocketing y todo eso, pero pasa muy poco.

La gente no tiene que tener miedo de venir a Barcelona. Es una ciudad que lo que realmente te permite es moverte por toda la ciudad y descubrir todos los rincones.

Que, a día de hoy, yo todavía sigo descubriendo nuevos rincones en esta ciudad.

Pregunta.

Hablando de cómo cambió Barcelona a raiz del 1992, mi bisabuela me explicaba que cuando ellos eran jóvenes, no fueron nunca a la playa de Barcelona. El mar estaba lleno de basura y ratas de los ríos que desembocaban en todo el mar.

Nosotros no aprovechábamos el mar más allá de para pescar. Es una de las cosas de Barcelona que también estaba tapada.

Cosa que hoy en día ofrecemos a los turistas y eso me hace pensar que la primera vez que me bañé en la playa de Barcelona fue en el año 2001, que no cae muy lejos.

Hace 15, 16 años. Es todo este cambio que la ciudad ha ido experimentando para bien.