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Joan Mateu

Entrevistado el 7 de agosto de 2017 para la serie documental Catalunya Barcelona.

 

¿Cómo te llamas?

Buenos días. Me llamo Joan Mateu.

¿Dónde naciste?

Nací, accidentalmente, en Barcelona.

Mis padres vivían en Montornés, muy cerca de Barcelona.

Y me tocó nacer aquí.

¿A qué te dedicas?

Actualmente, soy librero en el Mercat de Sant Antoni.

Ahora, te nombraré una serie de hechos históricos, a ver si nos puedes explicar alguna anécdota personal o familiar. ¿Sobre la dictadura de Primo de Rivera?

¿La dictadura de Primo de Rivera?

Feo.

Muy feo.

Es decir, todas las dictaduras son feas.

¿Pero tienes alguna anécdota, como… de la segunda república, por ejemplo?

No tengo ninguna anécdota.

Ni mía ni de mi familia, son posteriores.

Ahora pasaremos al Mercat de Sant Antoni. ¿Podrías explicarnos tu historia?

Poca gente sabe bien la historia del Mercat de Sant Antoni.

Es algo que surgió de forma casi espontánea.

Con gente que tenía libros usados, viejos, que venían de muchos lugares y se dedicaron a venderlos.

Actualmente, un libro usado vale muy poco.

Un libro nuevo vale poco, es relativamente barato.

Nunca habían sido tan baratos.

Hace unos cuantos años, eran muy caros.

Comprarse un libro era el sueldo de uno, dos, tres días de trabajo, quizás de una semana o de un mes.

Actualmente, es un par de horas de trabajo como mucho, una hora.

Entonces, empezaron un mercadillo popular en la calle, en un lugar como otro cualquiera de Barcelona, que se fue trasladando.

Tuvo puntos de encuentro en lo que es el actual Mercat dels Encants de las Glorias, hubo unas temporadas en que quedaban sueltos.

Iban arriba y abajo.

Hasta que, hacia el año 1936 – 37, empezaron a establecerse alrededor de lo que es el Mercat de Sant Antoni.

Al cabo de unos años, se integraron dentro del mercado, y es, más o menos, hasta ahora.

¿Cuáles fueron los hechos que sucedieron durante la renovación del mercado en 2014?

Vuelve a hacer la pregunta.

Los hechos que retrasaron la renovación del mercado en 2014.

En 2014, a ver.

El mercado…

El instituto de mercados tiene el trabajo de administrar y mantener los mercados de Barcelona ciudad.

Son… Creo que son 43 mercados.

Entonces, su trabajo era, sencillamente, seleccionar y renovar un mercado.

Es decir, desmontarlo todo, volverlo a montar, dejarlo muy bonito y olvidarse.

Eso mismo se hizo con el Mercat de Sant Antoni.

Lo que pasa es que aquí el tema fue muy grande.

¿Cuáles son los hechos?

El Ayuntamiento te dará explicaciones, los institutos de mercados también otras suyas,

cada uno te dirá la suya.

Básicamente, es que no había dinero.

¿Quién fue Antoni Rovira i Trias?

¿Antoni Rovira i Trias?

Hostia, era el arquitecto, ¿no?

Eso creo.

Sí.

Era un señor, arquitecto, además, hizo la empresa donde trabajé durante 17 años, la Maquinista Terrestre y Marítima.

Estoy muy contento, queda muy bonito.

¿Cuál es su relación con Ildefons Cerdà?

Me parece que eran amigos.

No lo conozco tanto, ya digo que no soy historiador.

¿Conoces la historia del Mercat del Llibre?

La historia del Mercat del Llibre, más o menos, te la he explicado antes.

Perdón.

Es que con el sol, con el calor, el helado, las cosas frías van haciendo su trabajo, y el tabaco ayuda.

Vuelve a hacer la pregunta, la historia del Mercat del Llibre.

Es lo que te he dicho antes.

En un momento determinado, la gente empezó a vender libros usados en la calle, en un lugar u otro.

A partir de aquí, se fue añadiendo más gente hasta que, en una de estas ubicaciones que seleccionaron, el Mercat de Sant Antoni, se integraron allí y hasta ahora.

¿Cómo fue cambiando el barrio de Sant Antoni desde la exposición internacional?

Ni idea.

¿Sabes cómo era el mercado durante la represión franquista?

¿Cómo era el mercado?

A ver, el mercado existe desde 1882.

Entonces, durante la represión franquista, no sé si te refieres a cómo era físicamente.

No, cómo era la actividad que había.

¿La actividad?

¿La del mercado del libro?

Más o menos la misma que ha quedado.

Es decir, Evidentemente, el mercado del libro es algo que siempre ha estado vivo.

Tiene sus normas, su manera de funcionar.

Entonces, Durante la época franquista, era un lugar donde, digamos, iba mucha gente a buscar lo que no podía encontrar en ningún otro sitio.

Pero no estaba allí porque costaba encontrarlo o porque estaba prohibido.

¿Hubo alguna problemática con los libros estos que estaban prohibidos?

No, si no te pillan, no.

¿Qué relación hay entre el Mercat del Llibre y la iglesia?

¿Hay relación?

Aparentemente, sí.

Hombre, hay…

Hay cuatro señores que van a misa de vez en cuando, pero solo cuatro.

¿La conexión entre el Mercat del Llibre y grupos como el Frente Nacional de Cataluña?

A ver.

El librero acostumbra a ser un señor que lee.

Acostumbra a ser un señor que transmite ideas.

Y acostumbra a relacionarse con gente que también bebe de estas ideas, las transmite y las genera.

Lógicamente, siempre ha habido relación.

No ha sido una relación muy directa, muy visible.

Ha sido a nivel personal, básicamente.

Lo que pasa es que claro, allí se reúne todo el mundo.

Pero no es el lugar donde se ha generado esto.

¿Qué tipo de libros ilegales se vendían en el mercado durante el régimen franquista?

De todo tipo.

¿Querías encontrar libros eróticos?

Al mercado.

No los tendrás en primera fila porque estaba prohibido.

¿Quieres encontrar libros de política de Marx y demás?

Al mercado.

No estaban en primera fila, pero estaban.

Si te referías a eso.

¿Cómo ayudó el mercado a proteger la lengua?

A ver, la lengua no la defiende un mercado, empezando por ahí.

Si querías encontrar libros en catalán, que no estaban permitidos.

Durante una parte de la época franquista, no estaban permitidos.

Si los podías encontrar era, básicamente, de la gente del mercado.

Quien tenía una librería, los tenía escondidos en su rincón.

Pero allí, en el mercado, no estaban a la vista de todos pero sí que estaban.

Ayudó a partir del punto en que mantienes estos libros vivos físicamente.

Pero claro, dices, no podían estar a la vista.

¿Podrías hablarnos de los Ateneos libertarios?

Los ateneos libertarios no han tenido mucha relación con el mercado.

Ya, pero si puedes contarnos algo.

Conozco pocos ateneos libertarios.

Tengo poca experiencia con gente que ha estado en ateneos libertarios.

Mi abuelo era de la CNT.

Pero no pertenecía a ningún ateneo libertario.

¿Y no te explicaba nada sobre ser miembro de la CNT?

Bueno, era miembro de la CNT, no era nadie destacable, no era nadie especialmente conocido.

Sencillamente, tenía su trabajo, todo el mundo tenía que estar en un sindicato y, en Barcelona, la CNT, el anarquismo, ha tenido un gran impulso, mucha fuerza.

Así que, lógicamente, estuvo en la CNT.

Estoy más contento de que estuviera en la CNT y no en otro sitio.

¿Podrías hablar del papel que juega el mercado del libro hoy en día?

El papel que juega el mercado del libro…

El mercado del libro está cambiando, digamos.

Está cambiando mucho en cuanto a conceptos, en cuanto a información.

Estamos intentando que cambie un poco la relación con la ciudad.

Durante muchos años, se ha permitido que este mercado se fuera degradando.

Claro, dices, eso no es bueno.

No damos servicio.

La historia que llevamos desde hace pocos años es la de decir ‘vamos a recuperar este mercado todo lo posible’.

Avamos a darle el empujón que tiene que tener dentro de la sociedad catalana.

Catalana, bueno, la gente de Barcelona y cercanías.

También llega hasta el Maresme, los Valleses, el Baix Llobregat

como clientes habituales.

Intentamos dar este servicio de alguna manera.

El trabajo que nos hemos puesto en la junta es, sencillamente, que no sea un mercado de papel viejo como se ha permitido y se ha promovido, de alguna manera.

Volvamos a recuperar la literatura.

Volvamos a recuperar los libros.

El contenido.

¿Cómo se ha visto afectado el mercado por todo el tema de la especulación inmobiliaria?

Esta pregunta… Tiene mala hostia.

A ver.

La especulación es sinónimo de avaricia.

La avaricia es muy mala.

En Barcelona

y en todo el mundo.

¿Qué sucede?

A ver.

Cuando decidieron rehacer el mercado, en principio, era, sencillamente, para hacerlo más grande.

Agrandarlo hacia abajo, se construyeron cuatro pisos hacia abajo. Están hechos.

Y después, volver todos hacia allí.

¿Qué ocurre?

Empieza a haber una gran especulación.

En el Ayuntamiento lo saben y nos lo dicen.

Eh, señores, que esto costará mucho dinero’.

Y, a partir de aquí, de este interés por el turismo, para que quede bonito, por todo eso, empezamos a tener problemas para volver al lugar donde debíamos volver.

A alguien le interesaba hacer una Barcelona bonita, de postal, y nosotros molestábamos.

Molestábamos mucho.

¡Es que el mercado no quedará bien!

El propio ayuntamiento es el primero que se carga la estética del mercado.

Esto es largo de explicar.

Se puede explicar con planos pero es otro tema.

Nosotros molestábamos.

Molestábamos porque, en sus planos, no estaba previsto hacer un mercado de libro bonito.

Estaba previsto que fuéramos… que desapareciésemos primero.

Después, que fuésemos a otro distrito, a Gran Vía, al Raval.

Hay quien dice que nos vamos al Parc de l’Escorxador, que volvíamos cerca del mercado pero no volvíamos allí, y al final sí.

¿Qué ocurre?

El ayuntamiento ha jugado un poco sucio.

Los políticos, ya se sabe, nunca te lo cuentan todo y te hacen creer que son tus amigos pero, en realidad, te la están colando por detrás.

Y, al final, la base ser tozudos, de tener las ideas claras, de no engañar a nadie y, sobre todo, el apoyo que hemos tenido de periodistas, escritores y algunos políticos.

Hemos conseguido volver al mercado en las mejores condiciones posibles y que no desapareciese lo que es nuestro escaparate, que es la calle Urgel.

Lo que te he explicado es largo y, si no hay dibujos, no te enteras de nada.

Siguiendo el tema de la especulación, ¿podrías hablar de lo que está ocurriendo actualmente en el barrio de Sant Antoni?

En Sant Antoni, a ver.

Barcelona ha sufrido diferentes, ¿cómo se dice…?

Barcelona ha sufrido varios episodios de especulación.

Por una razón o por otra.

Ahora, el mercado y el barrio de Sant Antoni se han puesto de moda.

¿Por qué?

Porque se habla mucho de eso, porque ahora es un mercado muy bonito.

Claro, los buitres de las inmobiliarias, los que creen que van a ser ricos sin dar un palo al agua, quieren hacer el agosto.

El ayuntamiento sabe esto y lo ha permitido. Lo está permitiendo.

¿Qué hay que hacer?

Bueno, no se tiene que hacer.

Barcelona recibe mucho turismo. El turismo es bueno.

Es bueno en cualquier sitio.

Te permite comunicarte con la gente, ser conocido.

También es una fuente de ingresos.

Lo que pasa es que las cosas hechas con prisa nunca funcionan.

Si un señor de Londres decide venir a visitar Barcelona,

lo que quiere ver son barceloneses y, sobre todo, las tiendas tradicionales de toda la vida.

Para ver un Mango, Zara… Todo eso ya lo tienen allí.

No tiene ningún sentido.

Un H&M, es bastante estúpido.

Venga, vamos a comer, ¿no?

Ostras, pues querrás comer una ensalada y pan con tomate.

No querrás entrar en un McDonald’s. No tiene ningún sentido recorrer miles de kilómetros para entrar en un McDonald’s.

¿Podrías hablarnos de lo que hablan últimamente los medios de comunicación, la turismofobia?

La turismofobia, a ver.

A los medios de comunicación les gusta poner nombres, etiquetas. Está muy bien, facilita mucho su trabajo.

No hay turismofobia.

Lo que hay es demasiada presión contra los barceloneses.

Barcelona es la ciudad de los barceloneses.

Aceptamos que venga gente de fuera a instalarse o a pasar unos días.

Nos parece muy bien.

Lo que no está tan bien es que te echen de tu casa porque sale más a cuenta recibir a un señor de fuera que tiene más dinero.

Eso no está bien.

El 30% del

vecindario del barrio de Sant Antoni es gente mayor de 65 años.

Claro, están pagando dinero por su casa.

Si les subes el alquiler un 10, un 20, un 50, un 100%, tienen que irse, tienen que dejar su barrio.

Tienen que dejar a sus amigos.

Y los que se quedan, pierden a sus amigos.

Esto no crea una ciudad.

Esto entorpece, enmaraña la relación, lo hace feo.

¿Qué ocurre? Que la gente se harta.

Un señor de… A ver, yo no vivo en Sant Antoni

pero a mí me dicen que a tu madre

la echan de su piso.

Lo primero que hago, a ver, no cogeré la escopeta porque no tengo, pero me iré a cagarme en todo.

Lo del barrio de Sant Antoni es, básicamente, un tema que lleva una asociación,

algo que defiende Sant Antoni y, más o menos, lo hacen bien.

Les sigo y bueno, tenemos nuestro apoyo como mercado.

Pero creemos que

la identidad de la ciudad la forman, sobre todo, las personas.

A parte de los edificios, de la forma de ser, sobre todo, lo forman las personas.

Nuestro amigo y cliente es el vecino de Sant Antoni.

Lo que queremos es que se siga manteniendo así.

¿Podrías comentarnos la historia del barrio?

No mucho.

¿Sabes cómo cambió el mercado del libro y los alrededores con las Olimpiadas de 1992?

¿Cambió?

Sí.

¿Sí?

Eso dicen.

Si eso dicen, que lo expliquen ellos.

A ver, Toda Barcelona cambió después de las Olimpiadas.

Cambió todos los conceptos.

Dices, ¿se hizo una ciudad más Bonita?

Sí, entre comillas.

¿Se hizo una ciudad que funcionase mejor, con mejores comunicaciones? También.

¿Se hizo una gran especulación? También.

¿Hubo mucha avaricia a la hora de construir todo lo que es la zona Olímpica? También.

Evidentemente, cambió al barrio.

Pero no cambió el barrio de Sant Antoni, cambió toda la ciudad.

Como Sant Antoni está bastante en el centro, evidentemente,

estuvo muy tocado, pero no es…

Particularmente, no creo que fuese nada grave.

El mercado de Sant Antoni abre cada domingo, ¿no? ¿Qué pasa al principio? ¿Qué pasa después? La gente que ve esto no tiene ni idea, ¿cómo empieza esto? ¿Puedes darnos una vuelta por los vendedores que llegan y cómo se organiza y cuándo se abre al público? Danos la experiencia de la librería desde el amanecer…

A ver.

Os podría explicar esto mucho mejor con imágenes.

Hace unos dos años y poco, hicimos un

pequeño vídeo de un minuto y medio.

Lo hizo mi amigo, él era del pueblo, de Montornés.

Sencillamente, vino varios días a diferentes horas y estuvo grabando.

Lo montó todo e hizo una especie de spot muy…

Bueno, como spot, demasiado largo, como reportaje, demasiado corto.

Que explica desde el momento en que la calle está a oscuras, totalmente vacía,

a cómo llegan los primeros carros, los primeros libreros, cómo se ponen los libros.

Y después, todo el desastre que hay durante el día.

Después, una productora, Rius de Tinta, hizo un pequeño repor…

Bueno, hicieron un reportaje sobre el mercado y ahí se explica bastante bien.

¿Cómo funciona el mercado?

A ver, actualmente,

estamos en un mercado provisional.

Estamos en mitad de la calle hasta que no se acaben de hacer las obras del Mercat de Sant Antoni.

¿Cómo funciona? Pues…

Me parece que es a las 4 o 5 de la mañana cuando vienen unos señores del a obra, ponen unas vallas y no dejan pasar a nadie.

No dejan pasar coches.

Hacia las 5, 5 y poco,

empiezan a llegar los primeros libreros.

Cada uno llega a una hora.

Más o menos, nadie molesta a nadie.

Entre las 5 y algo y las 9 llega todo el mundo.

Cada uno tiene su horario.

Cada uno tiene sus clientes, cada uno se adapta.

Se han ido adaptando con el tiempo, digamos, al entorno propio del mercado y a sus clientes.

Hay productos que la gente llega tarde para comprar.

Hay productos que la gente llega demasiado pronto. Así, te vas adaptando.

¿Cómo funciona eso? Pues lo que he dicho.

No hay nadie en mitad de la calle, llegas, pones cuatro trastos,

las mesas, vas colocando los libros,

vas ordenándolo todo y, al cabo de un rato, de media hora o de dos horas, empieza a llegar la gente.

Tenemos unas horas de máxima afluencia, de 11 a 1.

Allí no se puede caminar.

Es todo un espectáculo, es fantástico.

Yo estoy en una punta y me gusta levantarme de vez en cuando

a mirar y pensar, ostras, qué bonito.

Es, a ver…

Vas a cualquier mercado y ves que en los pasillos hay gente

pero no están llenos, la gente no te molesta.

Eso me gusta, me encanta, porque no te puedes mover.

Hay mucho ruido.

No hay ruido de coches, hay ruido de la gente que habla.

Es fantástico.

¿Cómo vivís el día de Sant Jordi?

¿El día de Sant Jordi? Pues ese año, coincidió que caía en domingo y fue un domingo más.

El día de Sant Jordi, si no cae en domingo, que es lo habitual, todo el mundo monta la parada como quiere.

Evidentemente, no en el mercado.

La cultura catalana ha soportado mucha opresión durante siglos. ¿Va a conseguir esto lo que Franco no pudo conseguir?

No.

Sinceramente, no.

A ver, la tecnología es la tecnología.

No es más que eso.

Son medios.

¿Que nos llegan muchas palabras, sobre todo del inglés? Es cierto.

También es cierto que hemos adoptado algunas.

Pero la tecnología no se ha cargado el catalán.

Mi móvil está en catalán, mi mac también. Todo funciona en catalán.

No tengo ningún problema.

En Twitter, hablo con todo el mundo en catalán.

No hay ningún problema con la tecnología.

¿Os ha llegado a afectar el tema de libros digitales?

Mucho. Mucho.

A ver, el libro digital…

Estos libros también son digitales, se pasan con los dedos.

Las páginas se giran con los dedos, también son digitales.

A ver.

Pero no se quedan sin batería.

Los otros, sí.

¿Nos ha afectado el libro digital? Sí.

Nosotros vivimos del libro usado, básicamente.

Y, sobre todo, del libro que no se encuentra o que cuesta encontrar, del libro descatalogado.

Es, digamos, nuestro punto fuerte.

Tú buscas un libro, vas a la librería, lo piden a la editorial, está descatalogado, es imposible conseguirlo.

No se encuentra. Lo puedes encontrar en Sant Antoni.

Seguro que lo tiene alguien.

Quizás no en el mercado, pero seguro que en la librería sí.

En el almacén, donde sea.

A veces, lo difícil es encontrarlos.

¿Nos ha afectado?

A ver, el libro digital es una tontería como una casa.

Perdonad que lo diga.

Hace un año, estuve en una feria y, en una charla con un par de escritores, me dijeron “a ver, es que

la editorial me obliga a publicar en papel y

a subirlo a la red”.

Al cabo de un par de horas desde que se ha vendido el primer libro, empieza a haber copias en todas partes.

¿Por qué tienen que comprar el libro en digital o en papel?

No tienen que comprarlo.

Se hacen drms, es decir, protecciones para que el fichero no vaya arriba y abajo.

Siempre hay alguien que sabe desmontarlo y colgarlo donde sea.

Entero o a trozos.

Entras en google, pides cualquier libro y bueno, descargar en pdf.

Vale, fantástico.

¿Qué ocurre? La editorial es la primera que está trabajando en su contra.

Es sencillo, yo lo encuentro una locura.

Hace más de veinte años que me dieron el primer iPad.

No sé si os suena esta palabra, ya muy antigua, tecnológicamente hablando,

y era muy divertido.

Era muy divertido pero no servía para nada.

He tenido varias tablets, ahora tengo el iPad, que es el que hay que tener,

y nunca he conseguido leer nada allí.

Lo siento.

No puedo.

A mí me gusta demasiado pasar la página, percibir el olor del papel.

No es lo mismo que te refleje la luz que la que entra dentro.

Está muy bien para hacer cosas espectaculares pero no para leer.

Necesitas calma.

Y eso, lo que hace es estimular demasiado el cerebro. A mí me pone nervioso, no me gusta.

¿Hay algún autor que haya agradecido o citado la influencia del mercado en su desarrollo como escritor?

¿Si conozco algún escritor que esté agradecido al mercado?

A ver,

justo a finales del verano pasado, fue cuando…

A ver, nuestro cliente natural es el señor que lee

cómics, que le gusta coleccionar postales, que lee libros.

De un tipo o de otro, de lo que sea.

Pero nuestro cliente habitual,

natural, es el señor que escribe

en un diario, que escribe libros, que se dedica a trabajar con ideas, con historias,

con sentimientos.

Cuando, a finales del verano pasado, me empezaron a decir “eh, que nos quieren echar”,

fueron los primeros que se levantaron en contra de eso.

Y empezaron a salir día sí, día también. También salieron en los periódicos.

En notas cortas, en reportajes largos.

Se puso de moda.

Fue una época muy bonita y muy curiosa

y bastante difícil para nosotros porque

el hecho de salir en los periódicos implicaba que la gente se acordaba de que existíamos

y no cabíamos.

Era escandaloso.

Es decir, es que era muchísima gente la que venía al mercado a buscar algo

y se iba sin nada y sin poder ni acercarse a las paradas por la gente que había.

Entonces, yo les estoy muy agradecido, se lo he ido agradeciendo, uno a uno, como he podido.

A todos ellos, a todos los que han colaborado.

Y es que ellos lo han hecho, sencillamente, porque les ha salido de dentro.

Es donde se han criado.

Es allí donde han absorbido todas las ideas que no les podía aportar el resto de la sociedad.

Ya está.

¿Podrías decirnos cuál es el plato típico catalán?

¿Las comidas?

¿Típicas?

Hombre, a parte del pan con tomate,

que es un invento de pobres.

Ya sabéis que el pan con tomate viene de que, hace mucho, se hacía pan y duraba toda la semana. Al cabo de cuatro días, empezaba a ponerse duro y le tenías que poner tomate y aceite para que entrase muy bien.

Claro, es una mezcla

que está muy buena y ya está.

Platos típicos…

A ver, no soy la persona mas idónea para hablar de esto.

A mí me encanta, ¿cómo se llama eso que hacen en la Vall d’Aran…?

La olla aranesa.

Básicamente, porque lo pones a hacer “chup chup” el lunes y el domingo te lo acabas.

Yo he estado viviendo solo muchos años y eso me iba genial.

Cada día lo calentaba, ponía algo más e iba rápido.

Platos catalanes…

La paella no es un plato catalán.

Sí que lo es los diferentes arroces que hay.

La paella no porque se dice que viene de Valencia.

¿Dirías que Valencia es una parte de…? No sé.

No quiero entrar en eso porque hay demasiados intereses.

Más platos catalanes…

El famoso mar y montaña, que es mezclar setas con pescado y carne.

Marisco, básicamente.

Qué más tenemos. El arroz negro.

Por un lado. La fideuá.

Hay quien dice que es valenciana y hay quien dice que es catalana, no entremos en eso.

Qué más, dime tú.

¿Trinchado?

El trinchado.

A ver…

En la zona del mediterráneo, la comida es muy parecida. Muy parecida.

Cada uno la hace a su manera.

Le pondrás un nombre aquí a algo que en Italia se hace exactamente igual o es muy parecido

y tienen nombres diferentes por pequeños detalles.

Hay algo que es un famoso, se llama pizza,

que aquí hace mil años que se hace.

No fue un señor de no sé dónde de Estados Unidos, fue algo tradicional que era coger y hacer una masa no redonda

pero se ponía exactamente lo mismo.

Se ponía tomate, queso…

las legumbres que te diese la gana. Legumbres, perdón, verduras.

Carne, jamón.

Yo lo he conocido desde siempre. Cuando era pequeño, iba

a casa de mi abuela, “¡vamos a hacer cocas!”

Y cocinábamos cocas para una semana.

Después, descubrí que a lo mismo pero redondo se le llama pizza. Digo, ah, vale, fantástico.

Eso es muy tradicional.

Los caracoles. A mí no me gustan.

Me dan pena.

Hay mucha gente a la que le gusta.

Qué más…

Es que no… Me has pillado totalmente desprevenido.

Es que encontraríamos muchísimos… Lo que pasa es que dices…

A ver, las costillitas de cordero.

Sí, es muy tradicional pero no es ningún invento especial que no se haga en ningún otro lugar del mundo, al contrario.

Allí donde hay corderos, la gente come costillas.

¿Las anchoas? Las anchoas de la Escala tienen su fama porque están trabajadas con mucho cuidado.

Pero bueno, también hay anchoas en el cantábrico.